Índice

 

Página 2    introducción

  “        3   su posible origen

   “       4   Prehistoria

   “       5   Su historia

   “      12  Censos de población

   “      15  Apellidos

   “      16  Apodos

   “      17  Su término Municipal

   “      19  Evolución de los pueblos de su entorno

   “      27  Datos de Santolea

   “      30  El principio del su fin

   “      34  Su ayuntamiento

   “      37  Su Iglesia

   “      42  El Cementerio Nuevo

   “      44  Fiestas Patronales

   “      48  La Ermita de Santa Engracia

   “      52  El Calvario

   “      54  El Registro Civil

   “      57  Sus calles

   “      73  Notarios

   “      75  Sus acequias

   “      82  Sus construcciones

   “      92  El Pantano

   “    102  Sus vías de comunicación

Santolea

Santolea

Los que hemos vivido en este pueblo, nos mueve ilusión de divulgar la memoria de él y hacer llegar a los que no lo conocieron, como vivimos en los mejores años de nuestra vida, donde compartimos vivencias, que trataré de haceros llegar en estas páginas. Un día fue necesario emigrar, como habían hecho muchos de sus vecinos, pero a pesar de la distancia, nunca lo hemos olvidado, ni a las gentes que en él vivieron con los que compartimos momentos inolvidables.

                                                           José Aguilar Martí          

Su posible origen

 

El origen de Santolea, seguramente habría que buscarlo en la cuenca del río Guadalope, que en un principio formaría una cubeta cerrada por el estrecho de Castellote, que durante millones de años iría acumulando sedimentos muy variados. Así en su término podemos ver distintos yacimientos de fósiles marinos: en Mercader, La Sardera, Las Hiladas, El Barranco Gómez y el más importante en  El Colladillo, donde el yacimiento tiene un grosor, que se empleó la piedra para construir paredes.

 

El río iría trazado su cauce haciendo descender el nivel de esta cubeta, que luego quedaría dividida en dos, separadas por el estrecho en el que más tarde se construyó un Puente. Durante miles de años fueron recibiendo y acumulando aportes varios de sus respectivos barrancos y el propio río, lo que daría origen a la formación de suelos profundos, que sería la base de las futuras tierras, primero de pastos y luego de cultivo de alta calidad.

 

En estas dos cubetas, sus tierras tendrían unas características distintas, dependiendo de los materiales recibidos por los barrancos que los circundaban; así la cubeta formada desde el estrecho del puente y el estrecho de Castellote, recibían por el lado derecho los sedimento del río Bordón y los distintos barrancos de Las Planas, con unos suelos más fuertes, puesto que las tierras que erosionaban eran de más cuerpo, mientras que las tierras aportadas por los barrancos de Los Valejos y Las Torres en su parte izquierda, eran tierras sueltas con mucha piedra, procedentes de montes de piedra caliza. La segunda cubeta formada desde el estrecho del puente hasta la entrada del río, predominaba los sedimentos aportados por el propio río, que eran los de mayor importancia, complementados por los barrancos de La Roza, Cirgulleras y Gómez por la derecha y barranco de Dos Torres y La Tejería por la izquierda, formaron un suelo en el que se podía dar toda la clase de cultivos.

 

Finalmente el río Guadalope fue labrando su cauce, rompiendo por el estrecho del puente y de Castellote, pero a ambos lados del mismo quedaron los sedimentos, que primero formaría una zona pantanosa, en la que seguro abundó la pesca y aves acuáticas, que ejercería una fuerte atracción para los primeros pobladores que nos visitaron y que dejaron su arte rupestre en las cuevas circundantes.

 

Toda esta acumulación de sedimentos unido a la abundancia de agua, facilitó los primeros pasos para la colonización de estas tierras, que en un principio se utilizarían como pastos y luego pequeñas explotaciones agrícolas diseminadas, pero que finalmente se dieron las condiciones para un asentamiento mayor, que formó el pueblo.

 

Prehistoria

 

En la prehistoria vemos que ya hay presencia de los primeros pobladores, que sin duda llegarían siguiendo el cauce de los ríos, únicas vías de penetración y nos dejan sus representaciones de Arte Rupestre.

 

La primera pintura que se conocía, es el Torico del Pudial, descubierto por Teógenes Ortego en 1945.

 

Cueva del Torico

Durante muchos años no se supo existieran otras pinturas, hasta que en 1960 el profesor Eduardo Ripoll, descubre el día 15 de Septiembre el abrigo del Arquero y Friso Abierto del Pudial, nombres que él mismo puso a estos hallazgos.

Su investigación minuciosa del margen derecho del río Guadalope hizo que fuera consiguiendo nuevos hallazgos, que los naturales del terreno nunca se dieron cuenta de su existencia, a pesar de haber estado en innumerables ocasiones cerca de ellos, unas veces como pastores y otras come leñadores, como ocurrió en el Barranco Gómez, donde había la mayor representación en una de sus cuevas.

La Vacada

El 17 del mismo mes, el mismo profesor descubre en el Barranco Gómez y frente al subidor de La calzada, el friso que llamó de La Vacada, con un total de 72 representaciones, y el día 20, descubre el yacimiento arqueológico del Covacho Ahumado del Pudial.

 

Pasarán unos años y otros investigadores intentarán nuevos descubrimientos, y en la campaña de 1986-87, descubren en Ladruñán el abrigo del Angel, en la misma cuenca del Guadalope y junto a Puente Natural en la Fonseca y Próximo Al Arenal.

Fuente del Barranco Gómez

<

En el mes de Agosto de 1988, otro hallazgo, esta vez en el Barranco Hondo, conocido generalmente como Barranco de Mercader. En esta representación se ha empleado otra técnica, en este caso se emplea el grabado en su realización. 

 

 De poblados Ibéricos no se conoce ninguno en las proximidades de Santolea, pero pudo haberlos y al ir poniendo las tierras en cultivo, pudieron desaparecer.

 

 

Su historia

 

SANTOLEA, fue un pequeño pueblo de la provincia de Teruel, situado en la orilla izquierda del río Guadalope, y quedó convertido en despoblado como consecuencia de la construcción del pantano de su mismo nombre, y que inundó sus mejores tierras de cultivo, por lo que sus vecinos se vieron obligados a ir abandonando el pueblo hacia distintos destinos, primero fue un grupo numeroso y más tarde se convirtió en una constate pérdida de población, hasta su total desaparición.

 

La primera mención que hallamos sobre él es el año 1250, cuando Sancho Martínez de Oblitas, personaje importante en Castellote, tuvo un pleito con la Orden, reclamando entre otras cosas una dehesa en Santolea, Otra referencia la encontramos en 1261 cuando el Comendador de Castellote arrienda a cinco familias tierras en la heredad organizada de Santolea, como veremos más adelante y en 1269 atreuda tierras yermas en el soto de Santolea. Todo esto sería el germen del futuro pueblo.

 

Castellote se constituye en Bailia, en mitad del siglo XIII, que incluye Jaganta que ya pertenecía y que se pobló en 1179; Abenfigo 1194 y Bordón y Abella, 1197, este último desaparecido y que consta en algunos documentos, como Puerto de Abella En otros documentos de primera hora, añade a los tres anteriores, Las Cuevas de Cañart, que con Castellote tienen su Concejo. Seno, Bordón y Jaganta, son como caseríos aldeanos.

 Simple villar o núcleo de casas de campo: Abenfigo, Santolea, Dos Torres y luego Luco, grupo de masadas. Todos dependientes de la Orden del Temple de Castellote.

 

En 1196, Alfonso II hace entrega de las posesiones de la Orden del Santo Redentor, a la Orden del Temple, la cual otorga la Carta Puebla en 1244, a Las Cuevas y Castellote.

 

Nuevamente vemos una mención de Santolea  a la que se le da la calificación de simple villar o núcleo de casas de campo. Las Cuevas de Cañart recibe un privilegio paralelo a Castellote, aunque dentro de su Encomienda, con sus tierras de Crespol, La Aljecira, Ladruñán, Dos Torres y Santolea, y que en este momento, Santolea  ya dependería de Las Cuevas, puesto que hacía  dos años que habían sido divididos los términos de Castellote y Las Cuevas, en cuyo reparto y por la proximidad, habría quedado como Masadas de Las cuevas, aunque el Comendador que pone a censo estas tierras, sería de Castellote, ya que Las Cuevas están incluidas en la Encomienda de Castellote.

 

El Comendador de Castellote, Fulcón, señala los términos de Las Cuevas y de Castellote, el 2 de Enero de 1248, lo que hace pensar que anteriormente, todo estaba unido en un Concejo de igual a igual, esto motivaría que Santolea perteneciera a las Cuevas, ya que estaría incluida en el término que le había sido adjudicado, aunque no se sabe el tiempo duro esta situación, puesto que en algunos documentos que hemos hallado del siglo XV, consta como La Pobla de Santolea y vecinos de Castellote y en algunos de los censos de población, vemos que Castellote ha aumentado mientras Las Cuevas ha ido perdiendo.

 

Como hemos visto anteriormente en 1261 la Orden del Temple, arrienda a cinco vecinos tierras en Santolea, con sus casas árboles y seguramente campos cerealístas, ya que cada vecino tiene que dar al año una fanega de trigo por derecho de fornage, o lo que es lo mismo, por poder cocer su pan sin tener que acudir a los hornos de la Orden, motivado sin duda por las accidentado del terreno y la distancia para trasladarse.

 

Esto nos hace pensar que si en la fecha antes citada, se arriendan unas tierras con sus casas y sus árboles, quiere decir, que anteriormente se habían puesto en cultivo y posiblemente eran atendidas desde puntos lejanos, que resultaran muy costosos estos desplazamientos y que lo más probable sería desde Castellote, por lo que dado lo accidentado del terreno, era más cómodo crear un asentamiento permanente, desde el que poder atender mejor estas primeras explotaciones.

 

La gran cantidad de tierras reconquistadas  durante el reinado de Alfonso I, obligó a sus sucesores a una política realista de repoblación del territorio, en el que las fundaciones monásticas cistercienses van a constituir uno de los factores determinantes, apoyados directamente por los propios reyes aragoneses. En el caso que nos ocupa, la abundancia de agua sería un factor determinante para crear unas nuevas explotaciones, tanto agrícolas como ganaderas, lo mismo que muchos años después fuera la causa de su desaparición.

El carácter de las fundaciones monásticas cistercienses, que constituyen auténticas avanzadillas colonizadoras de tierras deshabitadas, o yermas, en ocasiones fronterizas y en situación de “extremadura militar” justifican esta política, con sus castillos como el de

Castellote en la zona que nos ocupa, y que estaba incluido en la línea defensiva con el de Alcañiz y Morella.

 

El Císter  adquiere destacada importancia socioeconómica, ya que cada fundación actúa como una auténtica granja agropecuaria, como explotación cerealista, roturación de tierras yermas, constitución de nuevos centros de asentamiento de la población, que eran incluso pequeños talleres de manufactura, de cuyo cenovio dependen otras granjas y explotaciones, en ocasiones geográficamente distantes, como sería el caso que vemos respecto a las tierras y casas que fueron arrendadas a estos cinco vecinos.

Una vista de Las Torres

Estos primeros Mases o masadas, seguramente pudieron estar situados en lo que conocemos como la partida de Las Torres, nombre que puede venir de aquellas primeras explotaciones agrícolas, que fueron las pioneras en la colonización de algunas tierras, que al ser arrendadas a cinco vecinos, supondría otras tantas masías o torres, por lo que pudo dar origen a esta partida de Las Torres y que dentro de la distancia desde Castellote, era la zona más cercana y de más fácil acceso, utilizando las márgenes del río.

 

Los Templarios establecen explotaciones agrícolas más o menos aisladas, que les permite ir poniendo nuevas tierras en cultivo y en este momento vemos la de Santolea, que se convierte en poblado e irá adquiriendo mayor importancia poco a poco, puesto que tenía un factor importante a su favor, el agua. Era la forma de ir colonizando tierras y ponerlas en cultivo, para atraer a nuevos colonos que ayudaran a formar mayores centros de población.

Pronto sería necesario ir construyendo caminos que facilitaran la comunicación entre estos nuevos asentamientos que iban apareciendo, caminos de herradura por el que circularían aquellos arrieros, que eran los encargados de transportar los productos necesarios para la comunidad o los excedentes que se producían, así como la construcción de acequias, que aumentaran las tierras de regadío.

 

Con la extinción de los Templarios en 1313, sus bienes pasan a la Orden de San Juan de Jerusalén, hasta 18l3, de la que seguirá dependiendo Santolea, aunque durante unos 20 años perteneció a Juan de Hijar. Los documentos del Medievo, vinculan a Castellote lo mismo que Aliaga a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. Aliaga desde su reconquista y  Castellote desde la extinción de la Orden del Temple. Esto no era inconveniente para que el rey concediera por algún tiempo alguno de los castillos de la Encomienda, a algún noble caballero, que como vemos, Juan II concede a Juan de Hijar la Bailia de Aliaga y de hecho retuvo además Castellote y sus pertenencias, entre las que se hallaría Santolea  y que retuvo hasta 1479 por lo menos, por lo que el Papa Sixto IV tras varios avisos, excomulga a Juan de Hijar si en el plazo de 60 días, no devuelve Aliaga y Castellote con todas sus pertenencias a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. No quedó conforme Juan de Hijar y hubo pleito que se falló a favor de la Orden Sanjuanista.

 

El crecimiento demográfico del siglo XVI y la consiguiente ampliación de la zona cultivada, hizo que muchos lugares que dependían de núcleos mayores empezaran a adquirir importancia al aumentar de forma considerable su población. Estas aldeas se fueron haciendo cada vez más independientes de las villas que las regían y pronto empezaron a reclamar su independencia. Las villas no estaban dispuestas a desligarse de estos lugares, ya que su pérdida conllevaba una disminución de su territorio y de sus ingresos.

 

La Orden si que se mostraba de acuerdo con dichas desmembraciones, ya que veía en ello un aumento del desarrollo económico y por consiguiente un aumento de sus ingresos.

 

La encomienda de Castellote estaba formada por los siguientes lugares: Castellote, Cuevas de Cañart, Santolea, Las Parras de Castellote, Luco, Bordón, Seno, Dos Torres de Mercader, La Ginebrosa, Aguaviva y Más de las Matas. En este caso, vamos a prestar más atención a los pueblos que estuvieron relacionados más directamente, como son: Castellote, Cuevas de Cañart, Las Parras de Castellote, Dos Torres de Mercader, Santolea, Seno y Ladruñán, aunque este último estuvo ligado a Las Cuevas hasta 1774.

 

Las separaciones que ya venían de antiguo, empiezan en 1367 cuando Bordón y Luco consiguieron emanciparse de Castellote, pero es en el siglo XVII cuando se producen las separaciones principales. En 1611 una concordia entre La Ginebrosa, Aguaviva y Más de las Matas permite que estos dos lugares quedan desgajados de La Ginebrosa, y en 1612 sucede lo mismo en el resto de lugares, ya que Las Parras, Santolea,  Dos Torres de Mercader y Seno consiguen emanciparse de Castellote.

 

En 1612 el poder general radicaba en Castellote, y exigía para dar independencia, tener una iglesia capaz. La lejanía de Las Parras, Santolea,  Dos Torres y Seno, les concede en 1612, tener Justicia, Jurados, Almutafaz y Concejo como villas, y en el acto se marcó el término dándoles el poder ya. Se trataba de 130 vecinos y lejos de Castellote.

 

.Con anterioridad a la fecha de 1612 ya se habían producido intentos de desmembración. A Las Parras y Dos Torres en 1609 el comendador Fr. Gaspar Despuch, nombró justicia, lugarteniente, jurados, almutafaz y consejeros y delimitó el territorio. Santolea  fue quien inició la separación, ya que en 1605 consiguió desligarse de la jurisdicción civil y criminal de Castellote.

 

El concejo de Castellote no aceptó las divisiones y comenzaron a producirse rivalidades entre los pueblos, hasta que estalla la “revuelta” de 1612 fruto de la crispación que se vivía en aquel momento.

 

La separación también conllevó el reparto de primicia, pecha y censales. El pago de las primicias las pagará cada vecino a la villa a la que pertenezca, al igual que los censos por heredades. Lo mismo ocurre con las deudas y censales, que se reparten proporcionalmente según el número de vecinos de cada concejo. El molino de aceite, que se encontraba en Castellote, seguirá perteneciendo a dicha villa pero tendrá que moler las olivas de todos los demás concejos al mismo precio.

 

También poseía la orden la Granja de Santolea, cuya extensión era de 130 jornales y por la que se pagaba una renta de 170 sueldos, y la Torre del Chopar de 65 jornales que pagaba 24 cahíces de trigo. En esta última hay una cláusula por la que se establece que el comendador se reserva el derecho de leñar y el de la pesca del río.

 

Una puntualización como esta, solo aparece aquí, por lo que es de suponer que los beneficios que la orden obtenía por la pesca y por la leña debían ser importantes, en caso contrario no se hubieran reservado el comendador este derecho tan específico Hemos de pensar, que el río Guadalope atravesaba la granja, en cuanto a la leña, los montes de su entorno su valor principal sería éste y los pastos.

 

A su vez el concejo pagaba 60 sueldos para poder nombrar los oficios de regidores (que eran tres) y almutafaz (que era uno). También pagaba dos barcillas de trigo cada casa por razón de hornaje y dos pares de capones y una arroba de orejones para Navidad. Igualmente, se dice que de cada treinta cahíces recogidos por el concejo se paga uno al comendador por razón de primicia y décima.

 

Las diferentes propiedades sujetas a treudo van aumentando con el paso de los años, y así, entre los años 1601 y 1628 sólo se pagaban 20 sueldos por el molino trapero y 1 gallina por una heredad. En 1653 se añaden los 24 cahíces de la Torre del Chopar y otra heredad que pagaba una libra de cera, en 1745 se construyó un molino harinero en la Torre del Chopar, ya que aparece como treudo aparte y paga 2 cahíces de trigo. El molino trapero desaparece y se convierte en heredad de 2 jornales que paga la misma renta. También aparece una nueva heredad de 1 jornal que paga 1 libra y 2 onzas de cera.

 

La información sobre el treudo nos la facilitan los libros de cabreos que están el Archivo Histórico Nacional. Estos libros se hacían por orden del Comendador, con una frecuencia de unos 25 años. De ellos se extrae la información relativa de las propiedades de la encomienda en cada lugar y de las cargas que tenían que pagar los campesinos. El treudo era la forma más extendida de explotación de la tierra dentro del Reino de Aragón. El treudo era una forma de propiedad compartida de la tierra, en la que el señor daba al campesino el dominio útil (el derecho de explotación), reservándose para sí el dominio directo (la propiedad). El dominio útil era dado a perpetuidad al campesino, que podía trasmitirlo a su descendencia, arrendarlo o venderlo, y a cambio pagaba un precio estipulado anual (renta) que siempre era la misma. Esta forma de cesión de la tierra, viene de época medieval y como se puede ver,  pervive en la Edad Moderna. Pero junto con la renta, el señor tenía otra serie de derechos que eran la fadiga, comiso y mismo. En la fadiga, el campesino (si quería desprenderse del dominio útil) tenía que avisar al señor con antelación de dicha venta, y el señor podía optar a la compra de la propiedad por un porcentaje inferior a su precio. Por el mismo, el señor recibía el porcentaje de la venta (en caso de no haberla adquirido él), que solía ser del 10%. Por el comiso, el señor podía recuperar el dominio útil en el caso de que no se cumpliesen las condiciones establecidas en el contrato. Estas condiciones solían ser, mantener la propiedad en buenas condiciones, tanto si eran de cultivo como casas, y la prohibición expresa de vender la propiedad a clérigos o infanzones, ya que al estar exentos de pagar ciertos tributos, no era bueno para la economía señorial.

 

Otra forma de posesión de la tierra, era el arrendamiento, que se estipulaba por periodos de tiempo, que podían oscilar entre 3 o 10 años, y la renta que se pagaba solo era fija durante el periodo para el que se estipulaba el contrato. Cuando se renovaba el arrendamiento, esa renta aumentaba o disminuía en función de los precios del mercado o de la cosecha obtenida.

 

Aunque el origen de Santolea  fuera aquellos primeros colonos, que posiblemente se establecieron en la partida de Las Torres, al ir poniendo más tierras en cultivo aumentaría la población, por lo que fue necesario buscar un sitio para asentarse los nuevos pobladores y por lo tanto se decidió en un emplazamiento, donde por una parte, al quedar en alto quedaban protegidos de las avenidas del río o barrancos, y por otra, el espacio elegido no ocupaba buenas tierras para cultivar. En un principio serían unas cuantas casas diseminadas, pero al ir edificando nuevas viviendas, iría formando el pueblo que finalmente quedó conformado tal como lo conocimos. Hubo 6 casas solariegas, que serían las de mayor poder económico y las que marcarían el futuro diseño del pueblo, ajustándose el resto a una línea más o menos trazada por ellas, aunque en algunos casos se observaba que algunas de estas casas, fue difícil poderlas alinear con el resto y guardaban aquel estilo de haberse construido cuando no había ninguna norma de urbanización, como la casa de las Abogadas, en la confluencia de la calle Mayor con la calle del Cristo, la del tío Torres en la plaza del Torrero, que finalmente dio forma a la plaza y la primera entrando al pueblo, que llamaron del Albeítar, por haber vivido en ella el Veterinario y que era la casa de los Portoleses, otras dos en el Cabezuelo y otra en la calle de La Solanilla, la de los Fusteros. Las más antiguas, parece ser que fueron las que la puerta de entrada estaban en forma de arco. La orientación de estas casas antes mencionadas, difieren del resto en que están orientas  hacia el medio día, de esta manera recibían más horas de sol y quedaban protegidas del aire del norte, lo que nos demuestra ser de las primeras en construirse.

 

Poco a poco Santolea  va aumentando su número de vecinos, al ir poniendo nuevas tierras en cultivo y a partir de 1646, empezamos a conocer su evolución, anteriormente su población estaba incluida en Las Cuevas o Castellote, pueblos a los que perteneció hasta conseguir su independencia.

 

Aunque desconocemos origen del nombre de Santolea se le conoce desde un principio, como vemos en aquellos primeros arrendamientos y lo mantendrá hasta 1713 en el que se le llamó Santa Olea, con este nombre estará durante 84 años, hasta 1797. En 1646 fue vereda de Alcañiz y desde 1713 a 1833 perteneció al Corregimiento de Alcañiz, que lo componían más 100 pueblos. Se convierte en Ayuntamiento en 1834, perteneciente al partido judicial de Castellote.

 

El primer censo de población, en el que aparece Santolea  con 40 fuegos, es el de 1646, que multiplicado por 4´5 ó 5 personas por cada fuego, nos da una población de 200 habitantes aproximadamente. Estas son cifras aproximadas según la valoración que se hacía del número de personas por fuego.

 

Otro censo que conocemos es el de 1713, que nos da 75 vecinos; unos 300 habitantes aproximadamente. Pasamos al año 1717, y vemos que en estos cuatro años ha sufrido un descenso, y queda situado en 37 vecinos (148 habitantes). Esta misma población se mantendrá inamovible en, 1722 y 1787, para producirse un aumento espectacular, en el censo de 1797, que sube a 119 vecinos (476 habitantes).

 

Aunque desconocemos las causas, tanto del descenso de 1717, que pudo estar motivado por alguna epidemia, como el aumento de 1797, así como que en 80 años se mantuviera la población sin variación, hace pensar que durante este tiempo se produjeran pequeños cambios y no se hiciera ningún censo, dando como buenos los datos que había de 1717, puesto que llama la atención que en los ochenta años mencionados no se hubiera producido ningún cambio y en los últimos diez años, pasara a triplicarse la población.

 

Otro censo de población que nos aporta más detalles.

 

En el Nomenclátor de los pueblos de España de año 1858, Santolea aparece con 756 habitantes.

 

Volvemos a mirar el año 1863, y en este año nos aporta muchos más datos:

Habitantes 782. Edificios, Viviendas y albergues 356 distribuidos de la siguiente forma:

Caseta de labradores (albergues), 16

Masía del Regatillo (casa de labor), 1 que se referirá al Más de Campos. Distancia del Pueblo 4,4 kilómetros, habitada permanentemente.

Molino del Regallo (molino aceitero). 1 Distancia del pueblo 0,2 kilómetros. Se referirá sin duda al molino que hubo junto al barranco de Dos Torres. Habitado temporalmente.

El Molino Nuevo (molino harinero), 1 distancia 0,2 Km. Será el molino de harina del pueblo que hemos conocido hasta la desaparición del pueblo.

El Molino Viejo (molino harinero) 1 distancia 1,1. Pudo estar en las proximidades del Puente.

Parideras de ganado (albergues) 33. Distan del pueblo entre 1.100 metro y 4.100.

Santa Engracia (ermita) 1 distancia 0,5 Km.

Santolea (villa) 189 edificios habitados permanentemente, 1 temporalmente, 111 inhabitados, 27 de un piso, 88 de dos, 145 de tres, 16 de más de tres y 25 albergues.

La Tejería (casa de tejeros) 1 distancia 0,5 Km.

356 edificios en total.

.

En 1873 mantiene los mismos habitantes, 782 y tampoco hay variación en cuanto edificios, viviendas y albergues, 356.

 

1888 sigue sin producirse cambios de importancia.

Santolea (villa) edificios de un piso 25, de dos pisos 106, de tres o más pisos 147, total 278 edificios y albergues. Habitantes de Hecho 789 de Derecho751.

Edificios diseminados: de un piso 4, de dos pisos 3, de tres o más 2, cuevas chozas etc. 46, total 55. Que da un total entre edificios y albergues, de 333.

 

1900 Santolea (villa) edificios habitados 213, accidentalmente habitados 5, inhabitados 61. 25 de un piso, 107 de dos pisos, 147 de tres o más, en total 279.

Grupos inferiores inhabitables y edificios diseminados, cuya distancia del núcleo principal no excede de 500 metros, 46.

Que exceden de 500 metros, 3 habitados, accidentalmente habitados 8. De un piso 4, de dos pisos, 5 y de tres o más pisos 2, total 11, lo que representa un total de 336

Habitantes de Hecho en la villa 778 más 18 de edificios diseminados, 796.

Habitantes de Derecho en la villa 825 más 18 de edificios diseminados, 843.

 

1910 Santolea (villa) edificios habitados 197, accidentalmente habitados 22, inhabitados 161. De un piso 64, de dos pisos 98, y de tres o más 218. Total, 380.

Grupos inferiores habitables y edificios diseminados cuya distancia al núcleo principal no excede de 500 metros, 2 habitados y 2 inhabitados. De un piso 2, de tres o más 2. Total edificios 4. Albergues o barracas 1.

Grupos de edificio inferiores habitables i diseminados cuya distancia del núcleo principal excede de 500 metros, habitados 2, inhabitados 29, de un piso 18, de dos 11 y de tres o más 2, lo que nos da un total de 425.

Habitantes de Hecho 760 villa, 6 cuya vivienda no excede de 500 metros del núcleo principal y 14 que excede de 500 metros, total 780.

Habitantes de Derecho 776 villa, 5 cuya vivienda no excede de 500 metros del núcleo principal y 14 que excede de 500 metros, total 796

 

1920 Santolea (villa) 180 edificios habitados, 36 accidentalmente habitados y 99 inhabitados. De un piso 16, de dos pisos 99 y de tres o más 202, total 315.

Grupos inferiores y diseminados cuya distancia del núcleo mayor no excede de 500 metros, inhabitados 3, de un piso 1 y de dos pisos 2.

Grupos inferiores y diseminados cuya distancia del núcleo principal excede 500 metros, habitado 1 e inhabitados 20. De dos pisos 18 y de tres o más 3, albergues o barracas 2, que nos da un total  de 342.

Habitantes de Hecho 740 más 8 de edificios diseminados cuya distancia es superior a 500 metros, 748

Habitantes de Derecho 803 más 8 de edificios diseminados cuya distancia es superior a 500 metros, 811.

 

1930 Santolea (villa) edificios destinados a viviendas 214, a otros usos 49, de un piso 44, de dos pisos 12, de tres pisos 203, de cuatro 4, total de edificios 263, albergues 1, 264. Edificios diseminados cuya distancia del núcleo principal es inferior a 500 metros no destinados a viviendas 95, de dos pisos 4, de tres pisos 1, total 95 más 21 albergues, 116.

Edificios cuya distancia del núcleo principal es superior a 500 metros, destinados a viviendas 2, a otros usos 32, de dos pisos 33 y de tres pisos 1, albergues 51, total edificios y albergues 465.

Habitantes en Santolea villa, de Hecho 643, de edificios diseminados 6, total 649.

Habitantes de Derecho 689, de edificios diseminados 7, total 696.

 

1940 Santolea (villa) edificios para viviendas 212, para otros usos 192, de una planta 63, de dos 116, de tres 151, de cuatro 68 y de más de cuatro 6.

Habitantes de Derecho 414.

Habitantes de Hecho 365.

 

1950 Santolea (villa) habitantes de Derecho 343, de Hecho 325.

Edificios destinados a viviendas 105, a otros usos 231.

En esta ocasión nos dice su altitud que corresponde a 618 metros.

 

1960 Santolea (villa) habitantes de Derecho 185, de Hecho 182.

Edificios destinados a vivienda 91 Número de Hogares, privados 56.

Población residente habitual 182, varones 97, mujeres 85.

Altitud 618 metros.

Este fue el último censo de población de Santolea.

 

En esta provincia se da el nombre de Masía, Masada o Mase a las casas aisladas de labranza; y el de Masico a las de menor importancia.

El de Caseta a los Albergues, por lo general inhabilitados, que sirven para guarecerse los labradores de los rigores del intemperie durante las épocas de labor, y guardarlos aperos de labranza.

Los Molinos harineros que figuran en la mayor parte de las poblaciones, están situados en arroyos o ríos de caudal escaso de agua. Suelen estar habitados pero sólo funcionan cuando el caudal de agua es suficiente. Esto no ocurría en Santolea, donde el Molino Nuevo estaba al final de la acequia Mayor cuyo caudal de agua era siempre sobrante en cualquier época del año, por lo que su funcionamiento era permanente.

Las Parideras de ganado y las majadas que tienen dentro del corral o encerradero de ganado una cueva o pequeño cobertizo para guarecerse el pastor, se clasifican en el concepto de albergues habitados temporalmente.

Los edificios y albergues que aparecen en poblados en el concepto de inhabitados, son Iglesias, pajares, cuadras, cobertizos y otros locales análogos, edificados con independencia de las casas.

 

 

Apellidos que hubo en Santolea

 

Abella, Aguilar, Albalate, Alcañiz, Alloza, Andrés. Aparicio, Arellano, Ariño, Armengod, Artola, Asensio, Aznar, Balfagón, Ballestero, Barrachina, Beltrán, Barberán, Beneyto, Bermís, Bernuz, Betes, Blasco, Borraz, Bueno, Buj, Buñuel, Burriel, Carbó, Carcelero, Cardona, Carod, Castel, Cavero, Clemente, Ciprés,  Combas, Conesa, Cortés, Crespo, Diego, Eced, Eixarch, Ejarque, Emperador, Escobedo, Escorihuela, Espada, Espallargas, Esteban, Félez, Ferrer, Ferrero, Figols, Folch, Fullera, Fuster, Fustero, Galindo, García, Gargallo, Gascó, Gascón, Gasulla, Gerona, Gil, Gimeno, Giner, Gracia, Guillén, Hernández, Herrero, Hueso, Jarque, Julian, Julve, Lafiguera, Lamiel, Langa, Lecina, Lecha, López, Loscos, Llop, Marco, Margelí, Martí, Martín, Mata, Melero, Membrado, Millán, Molés, Molinos, Monforte, Monserrat, Navarro, Obón, Oliete, Ormigo, Orrios, Paricio, Perdiguer, Peña, Peralta, Pérez, Plana, Ponz, Portolés, Pubilla, Querol, Quitarte, Ramo, Redó, Repollés, Ricol, Royo, Sancho, Sanz, Sañudo, Serrano, Soler, Temprado, Terraza, Tornero, Torres, Turul, Trullenque, Vidal, Vilve, Villanueva, Virgós, Zapata, Zapater, Zapatero.

 

Aunque como vemos durante la existencia del Pueblo de Santolea hubo muchos y variados apellidos, procedentes de distintos puntos, los que tuvieron mayor difusión  fueron unos cuantos que iremos enumerando, puesto que hay muchos que aparecieron en momentos puntuales y desaparecieron sin quedar más continuidad de ellos.

 

El apellido más importante sin duda fue el de Guillén, que ocuparía un primer lugar, Ballestero o Ballesteros, Aguilar, Gascón, Portolés, Lamiel, Gil, Barrachina, Royo, Gargallo, Perdiguer, Virgós, Sancho, Martí, Navarro, Crespo…

 

El apellido Guillén es el que en más ocasiones aparece y en muchas, en los dos apellidos. Emparentado con muchas de las familias del pueblo, podríamos mencionar varias e importantes de estas familias, sin necesidad de contar con los pudieron venir en su momento de otras poblaciones. En algunos documentos notariales del siglo XV, cuando Santolea se menciona como las Masadas o La Pobla de Santolea y siempre aclarando, vecinos de Castellote, ya encontramos seis menciones de este apellido y es el que mayor veces veremos en dichos documentos. En otro fondo documental de 108 documentos sobre la iglesia de Santolea  de los siglos XVI al XVIII, vuelve a ser nuevamente el que más veces aparece y  hasta la desaparición del pueblo, siguió presente  este apellido. Emparentado con muchas de las familias, aparecía como primero y segundo en numerosas ocasiones, sin que sea posible llegar al tronco común.

 

En muchas ocasiones era más fácil identificar a una persona por el apodo que por el apellido y como ejemplo podemos ver esta familia que citamos anteriormente, que si mencionamos a Miguel Guillén, sea más fácil saber de quién se trata si decimos, el Notario, o Pedro Guillén, el tío Fusterico, o su hermana Mª Angeles, la Tronchonera.

 

Los distintos matrimonios con otros apellidos, hace que lo podamos encontrar como primero o segundo, dándose el caso de personas que tienen el mismo nombre y los dos apellidos iguales y no hayamos hallado su parentesco.

 

El apellido Ballestero también es muy abundante y este sabemos de distintas procedencias, como Más de las Matas, Olacau del Rey (Castellón), Ariño, La Puebla de Hijar o Las Planas. De cualquier forma, ocurre como en el caso anterior, emparentado con las distintas familias del pueblo, hace muy difícil seguir hasta el tronco común.

 

Ocurre otro tanto con el apellido Aguilar, del que conocemos su procedencia de Las Cuevas, Dos Torres, Luco de Bordón o Abenfigo, sin que se puede precisar cómo evolucionó y si el apellido vino a Santolea o fue Santolea la que lo difundió, puesto que en el siglo XV, ya consta este apellido en varios documentos..

 

Lo mismo ocurre con, Gascón, Lamiel, Gargallo o Portolés, aunque este último está más localizado en Santolea, donde José Portolés Guillén y Nicolasa Ejarque Guillén, tienen siete hijos, lo que formara otras tantas ramas familiares, lo que hará que el apellido Portolés a parezca en muchas familias del pueblo.

 

Hubo otras familias más localizadas como Gil, Martí y Crespo. La familia Gil es originaria de Zorita del Maestrazgo (Castellón) desde donde José Gil Pastor se traslada a Santolea al casarse con Antonina Gascón Gerona donde se establecen y forman la línea del apellido Gil, del que si tenemos muchos datos.

 

Otro tanto ocurre con el apellido Martí, también es procedente de Zorita del Maestrazgo, Ramón Martí Repolles casó con Rosa Blasco Carcelera de Ladruñán, donde se establecen como herreros, de este matrimonio nacieron 10 hijos y de ellos pasó el apellido a Santolea.

 

Más curioso es el caso del apellido Crespo, procedente de Vega de Pas, Cantabria, de profesión comerciante en telas, llega Santolea habiendo estado antes en Castellote. Estaba Casado con Ángela López Diego, también natural de Vega de Pas, se establecen en Santolea en la calle mayor, 1 donde tienen su tienda, al mismo tiempo que ejercen su profesión de venta ambulante; este matrimonio tienen 8 hijos, de los cuales hemos podido ver muchos datos y se emparientan con algunos apellidos de Santolea y Villar luengo.

 

Los apodos en Santolea

 

En los pueblos, la forma más rápida de identificar a una persona determinada, ha sido siempre utilizando su sobrenombre o apodo. En muchas ocasiones, si preguntamos por una persona por el apellido de ella, seguramente tendremos más dificultades, en cambio si lo hacemos por el apodo, será más fácil que nos lleven hasta ella.

Los apodos tienen orígenes distintos, algunos proceden de una frase pronunciada en un momento determinado y otros, su forma de ser y circunstancias varias, como Bicicleta, Blanquillo, Borrascas, Cachillo, Cantonero, Capazas, Carrasco, Correa, Cudirroyo, Cuqillo, Chirin Dama, Dige, Fadiga, Fatas, Flaira, Foli, Garrofín, Gayana, Guitarrero, Judías, Lango, Malito, Mateta, Mello, Mitetas, Mota, Ollerón, Pachucho, Palicos, Pamporora, Pardo, Pepelteno, Perdigana, Pitin, Quitolas, Tardanos, Salmerón, Salves, Santocristo, Vitilla o Zágano.

Otros tienen su origen en su profesión, el Aladrero, el Albardero, el Armenro, el Barbero, el Burot, el Caminero, el Capador, el Carpintero, el Cerero, el Ciacero, el Confitero, el Embochador, el Herrero, el Molinero, el Paleta, el Sastre, el Soguero, el Tejedor. Alguno hace referencia a su procedencia, Bordonero, Conesa, Julvino, Morronero, Tronchonera, que es el lugar de donde proceden.

También hallamos los que hacen referencia al nombre o apellido de algún antecesor, como Ballestero, Betes, Bonifacio, Candelas, Casereto, Cebollinero, Curro, Churris, Fusterico, Garcho, Juanetes, Mañas, Monjo, Patito, Perdiguer, Personau, Pichal, Rinquino, Rito, Ronzano, Tambor, Tayen, Torrero, Trompis, Turul, Zarpas y Buenavida. Este último procede de un dato curioso. Este señor que tenía su domicilio en la calle de La Solanilla, tenía dos hijas que trabajaban en Barcelona y él se fue a vivir con ellas, allí conoció a una señora a la que le propuso, que si le cuidaba le dejaría todo lo que tenía, lo que ella acepto y se fueron a vivir a Santolea, donde vivieron hasta el fallecimiento de él, pero cuando la señora quiso hacerse cargo de lo que tenía nuestro hombre,  se encontró que no tenía nada, de aquí le vino el nombre de, el tío  “Buena Vida”.

 

Su término municipal

Santolea  tenía un término municipal muy reducido, para la población que llegó a alcanzar, por lo que sus vecinos se vieron obligados trabajaban tierras en el término de otros pueblos, como Las Planas de Castellote, Bordón, Ladruñán, Las Cuevas de Cañart, Ejulve, Molinos o Castellote, pudiendo llegar a tardar en llegar a sus fincas, hasta tres horas, por caminos de herradura, lo que transportar los productos cultivados, representaba un auténtico sacrificio.

 

Posiblemente la causa de adjudicarle un término tan reducido, pudiera estar en haber sido la pionera en cuanto a los intentos de  separación, por lo que excepto su huerta y la zona comprendida entre el Barranco de Dos Torres y la Cingla, junto al término de Ladruñán, que es donde se encontraban la mayor concentración de olivar y junto a ellos, la mejor zona de pastos con alguna plantación de viña. La parte izquierda desde el Barranco de Dos Torres hasta el límite del término de Castellote, eran tierras de difícil cultivo, en su mayoría nulo, con la excepción de algunas pequeñas fincas en la partida de Mercader, donde mediante las fuentes que abundaban en ella, permitía regar alguna de ellas, siempre de escasa consideración. El resto, terreno abrupto cuyo aprovechamiento era exclusivo para pastos de baja calidad y suministro de leña

 

La tierra mejor de que disponía era su huerta, que con su abundancia de agua, se daban en ella toda la clase de cultivos, entre ellos el cáñamo y el lino, así como las zonas más próxima al río y con mayor riesgo de inundaciones, había las plantaciones de moreras, que ayudó a crear una nueva industria, la cría del gusano de seda.

 

Esto ayudo a que si instalaran profesionales, como tejedores de lienzos, sogueros y criadores del gusano de la seda. Todo esto sirvió para que muchas familias de pueblos cercanos, se instalaran en Santolea.

 

La Granja de Santolea, de 130 jornales de tierra, confronta con torre Chopar, con Vallosera, camino de Dos Torres, Pinar del Royo, y barranco con la Cingla, que parte el término con el de Las Cuevas y viene al río Guadalope. Por ella se pagan 170 s.j. de treudo perpetuo y además la Primicia de todos los frutos. Por cada casa de la villa, 2 barcillas de trigo cada año, medida vieja, por derecho de hornaje.

 

Por la torre Granja del Chopar, de 65 jornales de labrar pagan de treudo perpetuo al año, 24 cahíces de trigo, medida foral más la Primicia. Linda río Guadalope, fuente Capellanía de los Ballesteros y esquina de arriba del barranco de la fuente de la Magala y monte común de Castellote, y debajo de la cueva Travesada, y a medio de la muela de Mercader, y barranco de los Frailes, hasta sobre el Cerrito y Traviesas, la loma de los Ballesteros a las Pinillas, y de allí al Regatillo de Bordón. En Granja un molino harinero, paga 2 cahíces de trigo, medida foral. Pescar  en el río y dentro de la Granja. Vecinos particulares pagan de treudo perpetuo al año, 20 s.j., 2 gallinas y una libra de cera.

Barranco de Licesa, a su paso por El Cerro

Por lo que podemos ver, estas dos granjas son más bien dos explotaciones en las que están incluidos el conjunto de terrenos de cultivo y pastos que disponía el pueblo, y que seguramente, estaban separadas por el estrecho del puente. La primera, sus límites corresponden con los de Dos Torres. El pinar del Royo que se menciona, hace referencia a una partida, que actualmente mantiene su nombre, en cuanto al barranco que va a la Cingla, será el barranco de los Palomares, conocido como barranco Licesa y que era el paso de ganado que dividía Dos Torres con Santolea, que al llegar a los Cerros se perdía pero continuaba el paso de ganado. En este punto había una concentración de corrales hasta llegar a la Cingla, que era otro paso para los ganados, con más corrales en su recorrido, hasta atravesar el río Guadalope y siguiendo por el barranco Gómez. Estos pasos de ganados son las antiguas Cañadas o Veredas, utilizadas para el traslado de los mismos en la trashumancia y que estaban complementados con grupos de corrales en puntos donde podían descansar y que generalmente era cerca de donde había agua, bien por ríos o fuentes o por balsas construidas para este fin. Luego se le dio el nombre de paso de ganado. Hoy el paso de la Cingla es la división entre Ladruñán y Santolea y si en los límites se menciona Las Cuevas es por que en aquel momento Ladruñán estaba incluido en Las Cuevas, de la que dependió hasta 1774.

 

La Granja del Chopar vemos como sus límites abarcan río Guadalope, subiendo por el monte común de Castellote por el barranco de Marinombre a buscar la cueva atravesada que debe corresponder a la que hay más arriba de Mercader y que efectivamente está atravesada, entre el barranco que desemboca e el rincón de la pata de Toro y el barranco de las cuevas de Ramoneto; de allí a la Muela de Mercader bajando nuevamente y atravesando el río dirigiéndose hacia Las Planas hasta el Regatillo de Bordón

 

Evolución de los pueblos del entorno

 

Castellotte

Castellote de Las Cuevas, en 1495. Castellote, desde 1543.

Villa, en 1785.

Encomienda de la Orden del Temple (1198). Sobrecullida de Alcañiz (1446-1495). Vereda de Alcañiz (1646). Corregimiento de Alcañiz (1711-1833). Ayuntamiento (1834). Cabeza de partido judicial. Se le unen (1845) Abenfigo; posteriormente (1960-1970) Dos Torres de Mercader, Ladruñán, Las Cuevas de Cañart y Santolea; después (1970-1980), Luco de Bordón. Se incorpora (1965) al partido judicial de Alcañiz.

Otros núcleos: aldeas de Abenfigo y Las Planas; los caseríos El Alconzal, Huerta de la Fuente del Salz, Huerta del río Guadalope, Pantano y Solana de Santa Bárbara. Alquerías de Huerta, Mase, Riera y Vallipón. Mases de Blasco, La Flora, Huergo, Largo, Nocilla y Casas del Batán.

Primera Mención: en 1158, entre los límites del obispado de Zaragoza.

Propiedad de la tierra: En Mayo de 1180 Español de Castellote, devolvió el castillo de Castellote al rey Alfonso II de Aragón.

El 29 de Abril de 1196 el maestre de la Orden de Santo Redentor de Alfambra, entregó todos los bienes al Temple, contando entre ellos Castellote.

En Abril de 1196 Alfonso II de Aragón dio al Temple el castillo y villa de Castellote.

El 15 de Mayo de 1218 Jaime I de Aragón, confirmó a la encomienda de Castellote, todos los fueros que tenía desde la época de Ramón Berenguer IV, príncipe de Aragón y conde de Barcelona.

El 18 de Marzo de 1229 Jaime I de Aragón, concedió mercado semanal a Castellote.

El 2 de Enero de 1248  Fulcón, comendador de Castellote, señaló los términos entre Castellote y Las Cuevas de Cañart.

El 1 de Septiembre de 1278, Pedro III de Aragón ordenó a Salvador Roig, justicia de Morella, que interviniese en la causa sobre los términos de Olocau, Trenyo y Castellote.

El 4 de Enero de 1282, otorgó términos a los habitantes de Castellote.

En 1414 era de la Orden del Hospital.

En 1610 era de la Orden de San Juan del Hospital.

Señorío de las Ordenes (1785).

Arziprestazgo de Belchite en 1280.

Obispado de Zaragoza hasta 1955, que pasó al de Teruel. Parroquia dedicada a San Miguel (gótico del siglo XV). Iglesias de Nuestra Señora del Agua, San Macario y de San Pedro. Del Llovedor.

Evolución de la población: 391 maravedís (1414); 92 fuegos (1488); 85 fuegos más 79 de las masadas (1495); 85 fuegos (1543); 85 fuegos más 79 de las masadas (1609); 99 fuegos 1646; 163 vecinos (1713); 86 vecinos con Montijo (1717); 86 vecinos con Montijo (1722); 86 vecinos con Montijo (1787); 281 vecinos con Montijo (1797); 300 casas, 422 vecinos y 1688 almas (Madoz); 2035 habitantes (1857); 867 habitantes (1970).

Montijo. Término de Castellote.

Barrió en 1785

Corregimiento de Alcañiz (1711-1833)

Propiedad de la tierra.

Señorío de las Ordenes (1785)

Evolución de la población: 10 vecinos (1713); 86 vecinos con Castellote (1717); 86 vecinos con Castellote (1722); 86 vecinos con Castellote (1787); 281 vecinos con Castellote (1797). Despoblado

Dos Torres

Dos Torres de Mercader.

Las Dos Torres en 1646. Las Torres entre 1713 y 1722. Las Dos Torres entre1787 y 1910. Dos Torres de Mercader desde 1920.

Lugar en 1785.

Aldea de la encomienda templaria de Castellote, que luego pasó a la orden del Hospital. Vereda de Alcañiz (1646). Corregimiento de Alcañiz (1711-1833). Ayuntamiento (1834). Partido judicial de Castellote. Se une a Castellote (1960-1970). Se incorpora (1965) al partido judicial de Alcañiz.

Propiedad de la tierra:

Señorío de las Ordenes (1785).

Obispado de Zaragoza. Parroquia dedicada a los santos Abdón y Senén. Ermita de Santo Cristo.

Evolución de la población: 14fuegos (1646); 40vecinos (1713); 22 vecinos (1717); 22 vecinos (1722); 22 vecinos (1787); 71 vecinos (1797); 80 casas, 106 vecinos, 425 almas (Madoz); 514 habitantes (1857); 75 habitantes (1970).

Ladruñán

Ladruñán.

Lugar en 1785.

De la encomienda Templaria y luego Hospitalaria de Castellote.

Sobrecullida de Alcañiz (1495). Corregimiento de Alcañiz (1711-1833). Ayuntamiento 1834. Partido judicial de Castellote. Se incorpora (1965) al partido judicial de Alcañiz. Se une (1960-1970) a Castellote.

Otros núcleos: caseríos Aljecira, Crespol, El Cantalar, El Higueral, El Latonar, La Fonseca y Los Terreros.

Propiedad de la tierra:

Señorío de las Ordenes (1785).

Obispado de Zaragoza. Parroquia dedicada a Santa Bárbara. Ermita del Pilar.

Evolución de la población: 160 casas, 158 vecinos y 631 almas (Madoz). 744 habitates (1857)

Las Cuevas

Las Cuevas de Cañart.

Villa en 1785.

Las Cuevas, entre 1495 y1609. Las Cuevas de Cañart, incidentalmente. Las Cuevas de Cañart, desde 1646.

Aldea de la encomienda del Temple y después del Hospital en Castellote. Sobrecullida de Montalbán (1446). Sobrecullida de Alcañiz (1488-1495). Vereda de Alcañiz (1646). Corregimiento de Alcañiz (1711-1833). Ayuntamiento (1834). Partido judicial de Castellote. Se une (1960-1970) a Castellote. Se incorpora (1965) al partido judicial de Alcañiz.

Otros núcleos: caseríos El Juncar, Hoya del Pinar y La Torre de las Monjas.

Primera mención: en 1187 se cita a Arnalt de Las Cuevas.

Propiedad de la tierra En 1221 los habitantes de Las Cuevas y Ejulve acuerdan sobre el término de Pinar Plano.

El 2 de Enero de 1248, Fulcón comendador de Castellote, señaló los términos entre Castellote y Las Cuevas de Cañart.

En 1409 era del Hospital.

Señorío de las Ordenes (1785).

Arciprestazgo de Belchite (1280). Obispado de Zaragoza: Parroquia dedicada a San Pedro. Convento de religiosos Servitas, fundado en 1540, (Madoz) y de monjas de la Purísima Concepción de María Santísima. Ermitas de Nuestra Señora del Pueyo, de San Blás y de San Juan Bautista.

Evolución de la población 275 maravedís(1414)¸157fuegos(1488); 116 fuegos(1495); masadas de Las Cuevas, 28 fuegos(1495); 114 fuegos(1510); 116 fuegos(1543); 116 fuegos(1609); masadas de Las Cuevas, 28 fuegos(1609); 70 fuegos(1646); 165 vecinos(1713); 68 vecinos(1717); 68 vecinos(1722); 68 vecinos(1787); 221 vecinos(1797); 140 casas, 193 vecinos 772 almas(Madoz); 808 habitantes(1857); 144 habitantes(1970).

Las Parras de Castellote

Las Parras de Castellote.

Las Parras, hasta1495. Las Parras de Castellote, desde 1646.

Villa, en 1785.

En la encomieda del Temple de Castellote. Sobrecullida de Alcañiz (1646). Vereda de Alcañiz (1646). Corregimiento de Alcañiz (1711-1833). Ayuntamiento (1834). Partido judicial de Castellote. Se incorpora (1965) al partido judicial de Alcañiz.

Otros núcleos: aldea, Jaganta; masías, El Plano, La Molilla, Las Valles, Más de Conesa, Más de Jordán y Más de Torres.

Propiedad de la tierra:

Señorío de las Ordenes (1785).

Obispado de Zaragoza. Parroquia dedicada a Nuestra Señora de los Angeles.

Evolución de la población: 29 fuegos(1646); 60 vecinos(1713); 62 vecinos con Jaganta(1717); 62 vecinos con Jaganta(1722); 27 vecinos con Jaganta(1787); 87 vecinos con Jaganta(1797); 110 casas, 127 vecinos y 517 almas(Madoz); 957 habitantes(1857); 171 habitantes(1970).

 

Jaganta. Incluido en Las Parras de Castellote.

Saganta, entre 1713 y 1797.

Aldea de Las Parras (1857).

Primera mención: en 1179.

Propiedad de la tierra:

Señorío de las Ordenes (1785).

Obispado de Zaragoza. Parroquia dedicada a San Felipe y Santiago. Construida en 1742(Madoz).  Ermita de San Pedro Mártir.

Evolución de la población: 12 vecinos(1713); 62 vecinos con Las Parras(1717); 62 vecinos con Las Parras(1722); 27 vecinos con Las Parras(1787); 87 vecinos con Las Parras(1797); 43 casas, 50 vecinos y 185 almas(Madoz); 272 habitantes(1857); 68 habitantes(1970).

Santolea

Santolea.

Santolea, en 1646. Santa Olea, entre 1713 y 1797. Santolea desde 1834.

Villa, en 1785.

En la bailía de la encomienda del Temple y después del Hospital de Castellote. Vereda de Alcañiz (1646). Corregimiento de Alcañiz (1711-1833); Ayuntamiento (1834). Partido judicial de Castellote. Se incorpora (1965) al partido judicial de Alcañiz. Se une (1960-1970) a Castellote.

Propiedad de la tierra:

Señorío de las Ordenes (1785).

Obispado de Zaragoza. Parroquia dedicada a Santa María Magdalena.

Evolución de la población: 40 fuegos (1646); 75 vecinos (1713); 37 vecinos (1717); 37 vecinos (1722); 37 vecinos (1787); 119 vecinos (1797); unas 130 casas, 168 vecinos y 671 almas (Madoz); 756 habitantes (1857); Despoblado (1960-1970).

Seno

Seno

Lugar, en 1785.

Villa, en 1857.

En la encomienda Templaria y luego Hospitalaria de Castellote. Corregimiento de Alcañiz (1711-1833). Ayuntamiento (1834). Partido judicial de Castellote. Se incorpora (1965) al partido judicial de Alcañiz.

Otros núcleos: barrios de París y Tremedal.

Primera mención: en 1204 se cita la vía que va a Seno.

Propiedad de la tierra:

Señorío de las Ordenes (1785).

Obispado de Zaragoza. Parroquia dedicada a Santa Elena.

Evolución de la población: 43 vecinos (1713); 18 vecinos (1717); 18 vecinos (1722); 18 vecinos (1887); 58 vecinos (1797); 90 casas, 156 vecinos y 624 almas (Madoz); 600 habitantes (1857); 105 habitantes (1970).

Datos de Santolea

 

En este final de siglo XIX es cuando alcanzó la mayor población de su historia, por lo que llegó a tener todos los servicios: Médico, Veterinario, Practicante, Maestros de niños y niñas, Sacerdote y Farmacia. El médico, visitaba todos los pueblos cercanos como Las Cuevas, Dos Torres, Ladruñan, Bordón y Luco, además de las masías correspondientes a estos pueblos y que en un principio hacía las visitas a lomos de una caballería, en cuanto a la farmacia, también servía a los mismos pueblos. La farmacia desapareció con la construcción del pantano, que en lo sucesivo había que ir a Castellote. El médico continuó hasta los años sesenta, prácticamente hasta la desaparición del pueblo, y nunca consiguieron los pueblos vecinos llevárselo, y no fue por no intentarlo, a pesar de como Bordón y Las Cuevas, tenían mayor número de habitantes

 

Durante los 43 años que median desde el censo de 1877, hasta el de 1920, se ha mantenido la población con pocas variaciones, sólo ha perdido 99 habitantes y que el causante de esta pérdida pudo ser la epidemia del cólera, del cual en 1885, hubo 71 defunciones. Sea como fuere va manteniéndose con alguna pequeña pérdida de población, 1920, 780; 1930, 649; en este censo ya se empieza a notar el efecto del pantano y se producirá la primera gran emigración, próximo a terminar las obras, muchas familias ya han decidido su nuevo destino, dándose en esta década el número más alto de familias que abandonan el pueblo, como veremos en el censo de 1940 que nos da una población de 365 habitantes; prácticamente ha quedado reducido a la mitad en los últimos diez años. 1950 desciende a 325; 1960, baja a 182. Aquí el descenso lo han motivado los nuevos regadíos de Valmuel al que tienen acceso los vecinos de Santolea que quieran instalarse en los nuevos pueblos. 1966, quedan 157 habitantes y a finales de esta misma década de los sesenta, quedará despoblado.

 

El padrón de 1888-1889, nos describe los industriales que había en ese momento en Santolea:

Agustín Obón Gascón. Vinos y aguardientes C/. San Roque, tenía la destilería de aguardiente, frente al abrevadero de las caballerías junto a la acequia Mayor.

Teodoro Obón Pérez. Posada c/. San Roque.

Ramón Navarro. Tablagero c/. Mayor

Juan Ramón. Molinero  Extramuros

Ivo Zaera Mallén. Médico c/. Mayor

Rudesindo Esteban. Albeitar c/. Carmen

Francisco Monforte Ballestero, Herrero c/. Cristo, 32.

Trabajjadores de la fábrica de matas de Santolea

.En Santolea  se instala una fábrica de tejidos, con el nombre de: Fábrica de Jerónimo Mata y Compañía. Esta fábrica en su antiguo emplazamiento, se llamó: Masía Penseca o Fonseca, puesto que estaba ubicada junto a la masía de la Fonseca. La bajan a Santolea  en 1918, pero en este momento el pueblo ya está sentenciado, pronto se inician las obras del pantano que la hará desaparecer en 1930. La instalación de dicha fábrica, creó puestos de trabajo para el pueblo, también trajo la instalación de la luz eléctrica por la misma empresa y para el servicio del pueblo, lo que permitió dejar el medio de alumbrarse hasta entonces, que era el candíl de aceite o el tedero. Años más tarde, el pueblo compró a los herederos el tendido eléctrico de todo el pueblo.

 

En GUIA GENERAL DE ARAGON, NAVARRA, SORIA Y LOGROÑO, publicada en 1924, nos da nuevos detalles de Santolea: Tiene 811 habitantes. Dista 10 km. A la cabeza del partido, comunicándose por carretera, y a 100 km. De la capital por ferrocarril  Zaragoza – Calatayud o auto de Alcañiz.

PRODUCCIONES: cereales, vino, aceite, patatas, legumbres, exquisita fruta. Clima, bueno. Caza ordinaria. Pesca, truchas. Río Guadalope. Estación más próxima, Alcañiz a 63 Km. Línea de Alcañiz a La Puebla. Alumbrado eléctrico, industria local. Fábrica de hilados. Giro postal hasta 50 pesetas. Diócesis de Zaragoza. Parroquia de entrada. En construcción el pantano de su nombre.

SECRETARIO.D. Emilio Mompart

PARROCO. D. Marcos Montserrat

Escuela unitaria de niños.

MAESTRO. Manuel Pina.

MAESTRA. Doña Felisa Ariz.

Locales escuela, buenos. Matrícula 44 niños. No tiene los maestros casa habitación. Cantidad abonada por tal concepto, 80 pesetas.

ABACERIAS.- vda. De José Sancho.

ALBAÑILES. José Clemente, Juan Gascón, Jerónimo Mata.

CARNICERÍAS. José Portolés, Ramón Portolés.

CARPINTERÍAS. Antonio Arellano, Juan Arellano.

COMESTIBLES. Cooperativa del Sindicato, Vicente Herrero.

CONFITERÍA Y CERERÍA. Vda. De José Sancho.

CAFES. José Lamiel, Aurelio Sancho.

ELECTRICIDAD. (Fábricas) Jerónimo Mata.

ESTANCOS. Tomás Carbó.

FARMACIAS. Fabio Armengot en Castellote.

FONDAS. José Lamiel.

HARINAS (Molino). Francisco Julve.

HERRERÍAS. Joaquin Lamiel, José Lamiel.

HILADOS DE LANA (Fábricas de), Jerónimo Mata y Cia.

MEDICOS. José Rodríguez.

MINAS DE CARBON. Banco Forestal de Barcelona.

POSADAS. José Borraz y  Tomás Eixarch.

PRACTICANTES. León Prats.

RECADEROS. A Alcañiz, Tomás Carbó y Juan Moliner.

SOCIEDADES. Sindicato Agrícola.

TEJIDOS. Tomás Carbó.

VETERINARIOS. Ricardo Esteban.

 

El año 1947 y como consecuencia de Los Maquis, son obligados los dueños de las masías a trasladarse a vivir a los pueblos más cercanos, en este momento Santolea recibe seis familias de El Alconzal de las siete que componía el barrio y otra familia de la masía de Vallusera. Cada día tienen que pasar por el cuartel de la Guardia Civil por la mañana a recoger la llave de la masía y después de terminada la jornada, devolverla nuevamente hasta el día siguiente. Esto mismo ocurre a todos los propietarios de edificios con puerta en sus respectivas fincas, que tienen que tener depositada la llave en el cuartel, y cuando tienen que ir a trabajar a alguna de ellas, pasar a recoger la llave que luego entregarán al terminar el día.

 

Al mismo tiempo se estaban repoblando los montes de pinos en el término de Castellote, las tierras de los que habían marchado recientemente que fueron los primeros en venderlas a la Repoblación Forestal, por lo que fue haciéndose más difícil la supervivencia al ir quedando limitado el espacio cada vez más. En las zonas repobladas, no podía entrar el ganado, lo que ayudó a que las familias que quedaban empezaran a desmoralizarse. Algunas familias resistieron unos años más, pero finalmente, a últimos de los años sesenta, y principios de los setenta quedaba el pueblo despoblado. Cuando el último sacerdote residente en el pueblo, don José Sanz Villa se despedía del lugar, hubo muchas lágrimas. Esta despedida ocurría en el verano de 1966. El destino del último sacerdote, sería Aguaviva, lo mismo que la última de las campanas de su torre, la del reloj.

 

En el mes de Diciembre de 1967, se procedió a pagar la indemnización correspondiente a los últimos vecinos por cambio forzoso de residencia, cuya liquidación de una familia veremos a continuación.

La familia que hemos elegido, estaba compuesta por el matrimonio y tres hijos. Convivían con los padres de la mujer, por lo que se les adjudicó la indemnización de una cuarta parte del ajuar doméstico y de los elementos de trabajo.

 

Cambio forzoso de residencia.

Gastos de viaje por traslado familiar:

5 personas a 300 pesetas por persona, 1500                                         

Transporte de ajuar y elementos de trabajo:

Ajuar doméstico: tipo base, ¼ 1000 

Elementos de trabajo: tipo base, ¼ 1000                                             

Jornales perdidos durante el traslado:

2 personas, 1200                                                                                   

Reducción del patrimonio familiar:

Pérdida de vivienda ¼  4500                                                                 

Comunales, 365                                                                                     

Quebranto por interrupción de actividades:

Un grupo I, 18000                                                                                 

Un grupo III, 4500                                                                                 

Total indemnizaciones: 32.065

 

Estas fueron las últimas cantidades recibidas por los vecinos, que a partir de este momento cada uno tuvo que elegir el nuevo destino. El día del cobro de la última expropiación, fue un constante ajetreo de saludos, muchos vecinos habían venido desde lejos donde tenían su residencia para cobrar el importe que les correspondía por aquellas tierras o casas que un día tuvieron que dejar. Parecía un día festivo, pero en el fondo se escondía la tristeza que genera el pensar que se estaba dando el último paso. Aquellas personas una vez terminada su misión, que no era otra, más que recoger las últimas migajas de la expropiación, volverán cada uno a su casa por donde han venido y seguramente la mayoría no tendrán la oportunidad de volverse a ver. El grupo nuestro que venía desde Barcelona y el dueño del autocar, también hijo del pueblo, Miguel Monforte (el Morronero), al pasar frente al cementerio por la carretera, dijo esta frase. Nos vamos todos con el dinero que nos han dado en el bolsillo, pero lo que no nos podemos llevar son estas personas que quedan, no pudo terminar la frase, la emoción se apoderó de él. Entre aquellas personas enterradas en el cementerio, estaba su padre.

 

El Principio del fin

 

En el mes de Febrero de 1972, se inicia la destrucción del pueblo, que se calcula en siete meses para la demolición total. En este momento, sólo un habitante queda en Santolea, Manuel López, pastor de profesión  que sigue recorriendo los montes en los que ha vivido siempre y que se resiste a abandonar, esperando el momento de la jubilación y siendo testigo de la agonía de su pueblo y su demolición, como vemos en la entrevista que le hace el corresponsal del Heraldo de Aragón el día 21 de Marzo de 1972

 

El B.O.E. de 14 Enero 1970 Decreto 3410/1969 11.x, por el que se aprueba la incorporación de los municipios de Santolea, Dos Torres de Mercader, Las Cuevas de Cañart y Ladruñán, al de Castellote en la provincia de Teruel. Santolea después de 365 años de independencia, volvía a ser barrio de Castellote. Lejos quedaba aquel año 1605, donde con tanta ilusión y sacrificios consiguieron emanciparse nuestros antepasados, luego vendrían años de dificultades y de prosperidad, pero el pantano se encargó de truncar toda esperanza y sus hijos tuvieron que buscar acomodo en otros lugares, aunque sin olvidar sus orígenes y hoy después de muchos años, donde quiera que se encuentre algún hijo del pueblo con otro, se sienten como hermanos, son emigrantes sin pueblo

 

La gente emigra de los pueblos, pero aquí se trataba de una emigración obligada, y era muy triste dejar el suyo abandonado. El año 1972, como hemos dicho anteriormente, se inicia la demolición del pueblo casa por casa, dejando para el final su iglesia, que fue demolida el día 8 de Junio de 1974. Aquí terminaba la historia de un pueblo y entre sus escombros, quedaban enterrados muchos años de ilusiones de las distintas generaciones que en él vivieron.

Desde finales de 1970, hasta el mes de Febrero de 1972 que se inicia la demolición, el pueblo queda abandonado a merced de la depredación de sus visitantes. Es como un árbol caído en el que parece que todo el mundo puede hacer leña. No faltará gente que se afane en coger puertas, barandados, bancos, tenajas, o utensilios varios que a fin de cuentas para poco le va a servir, pero es como una fiebre que invade a aquellos que no se resisten a la tentación de coger cuantas más cosas mejor, aunque más tarde queden en un rincón. En la casa del tío Torres en la plaza del Torrero, hemos podido ver como se han llevado las piedras del arco de la puerta y en su interior, los maderos de los forjados de las plantas han sido aserrados para llevárselos con el consiguiente peligro que representaba. Esto lo hemos podido comprobar por ser una de las pocas casas que quedan en pié, nos imaginamos lo que se haría en el resto antes de ser demolidas

 

Cuando en 1967 cada vecino recibe el importe de la expropiación de casas y tierras, no ocurre como en la primera emigración, que vendieron o arrendaron a los que se quedaban, los vecinos van entregando las llaves de sus casas y cada llave que se entrega, es una puerta cerrada a la esperanza y  el sus dueños con la tristeza que ello representaba, van tomando el camino del destino que habían elegido forzados por las circunstancias, no faltarán lágrimas de muchos de ellos, sobre todo personas mayores, que nunca pensaron en abandonar el pueblo que los vio nacer. Incluso después estas llaves serán vendidas a algún coleccionista, pero que en ningún caso sabrá el valor sentimental de cada una de ellas.

Grupo de vecinos en las Cuatro Esquinas
Su Ayuntamiento

Observamos en Santolea  una diferencia muy significativa, respecto a los pueblos vecinos. El edificio en el que estaba el Ayuntamiento.

 

A diferencia de Dos Torres, Las Cuevas, Ladruñán, Las Parras o Seno, por citar los más próximos, todos estos pueblos el Ayuntamiento estaba edificado sobre La Lonja, formado por dos arcos, donde los vendedores ambulantes exponían sus productos. También este espacio servía para competiciones de pelota a mano, que se conocía como el Trinquete. Desde él, generalmente se accedía por una escalera al Ayuntamiento, también solía haber un cuarto con cerrojos que servía de calabozo. Era éste un punto de reunión para los vecinos, tanto en días de lluvia, como a la entrada y salida de misa los días festivos, puesto que siempre coincidían en la misma plaza, el Ayuntamiento y la Iglesia

 

En cambio Santolea  tenía el Ayuntamiento en una casa que poco cambiaba con las que le rodeaban; una pequeña placa de cerámica sobre la puerta indicaba: Ayuntamiento Casa de la Villa. Por lo que una expresión muy generalizada cuando se había de ir al Ayuntamiento, era decir: Vamos a Casa de la Villa.

 

A la entrada en la planta baja, había el buzón de correos donde los vecinos depositaban sus cartas; a continuación, un cuarto con dos cerrojos a la puerta y una ventana con reja servía cárcel preventiva; en la misma planta baja y más adentro, un salón que tuvo distintos usos, lo mismo se utilizó como salón de reuniones, como también sirvió para repartir lo que se llamó La Ración, que era el reparto de los productos de primera necesidad y difíciles de conseguir, que se repartían a los vecinos en los años de racionamiento, mediante la cartilla correspondiente.

 

Esta distribución de productos, le hacían los comerciantes del pueblo en que participaban todos: el tío Joaquín el Ronzano, Aurelio Sancho el Confitero y Juan  Manuel el Borrascas. Los vecinos acudían a recoger aquello que les correspondía por su cartilla, para lo que habían sido avisados por medio de un pregón que decía así: De orden del señor Alcalde, se hace saber a todos los vecinos, que pasen por Casa de la Villa a recoger la ración. Este pregón lo hacía el alguacil, dando la vuelta al pueblo y parando en todas las esquinas, donde después de hacer sonar su corneta, cantaba en voz alta la noticia a comunicar. En este caso es lo que  hemos visto, pero en otras ocasiones era la llegada de un vendedor o cualquier otro mensaje que se quisiera hacer llegar a los vecinos.

 

En la primera planta, ocupada por un gran salón con bancos a su alrededor, la sala de reuniones; y en el fondo sobre una tarima de madera, separada del resto de la sala por un barandado también de madera, el despacho del Secretario y los asientos para los miembros del consistorio. En el piso superior, sin ningún arreglo, un salón que servía de almacén de cosas viejas y maderas.

 

Al contrario de lo que ocurre en los pueblos vecinos, el Ayuntamiento no coincidía en una  misma plaza con la iglesia. En este caso están en la misma calle, pero a una distancia considerable, pero todo en la calle Mayor, donde también estaba el Horno de pan para el servicio del pueblo.

 

Al Ayuntamiento se acudía a pagar la contribución cuando el recaudador venía al pueblo y en él también se acudió a cobrar la última expropiación, donde aun con cierta tristeza, sirvió para juntarse muchos hijos ausentes que vinieron por este motivo, donde por un día, el pueblo dio la sensación de adquirir vida, aunque fuera todo lo contrario. Era la despedida, muchos no volverían a verse más

 

Día de cobro de la expropiación
La Iglesia Parroquial

Creación de las Parroquias. El crecimiento de los núcleos rurales y dificultades de desplazamiento, son en Aragón el principal motivo para su institución.

En el año 1411, los lugares de Santolea, Dos Torres y El Alconzal, quieren separarse de Castellote, pues a veces se torna en peligroso el camino hasta su iglesia. Como en Santolea existe ya una capilla, se propone este lugar como sede conjunta para nueva Parroquia de los solicitantes.

 

En la visita pastoral  realizada el 23 del XI de 1601, nos detalla los bienes que poseía la iglesia.

 

Vicaría perpetua, que erigió el Arzobispo Juan, con comisión 15. 2. 1471, que testificó Juan Pallaranco, tiene 8 caíces de trigo y frutos decimales. 50 sueldos dan el comendador y 200 los vecinos. La décima de hortalizas, cáñamo y lino que vale 20 libras. El Camarero da  de aumento 20 libras. Es vicario Mn. Juan Petusa.

 

Altar Mayor de la Magdalena, con retablo pincel antiguo, razonable, sagrario viejo. En el lado del evangelio, altar de San Gregorio de  retablo de pincel antiguo, sin piedra para celebrar. Lado de la epístola, una tela pintada de Ntra. Sra. Del Rosario

 

Primicia toca al Comendador de Castellot. De granjas y otros se saca de 6 a 7 caíces de trigo, que los Jurados administran para proveer lo necesario de la iglesia

 

Luminaria que cuida el Lumbrero. Hay vacin y llega en verano. Tiene hoy 480 sueldos y 3 caíces 20 cuartales de trigo que guarda el Lumbrero.

 

Hace misa por el pueblo, Domingo y fiestas colendas. Aniversarios hay 15 a5 s. Misas de tabla hay 64 fundadas hasta hoy.

 

Cofradías, de la Magdalena, con una heredad que confronta con las balsas del Concejo y Camino Real, que siembran los cofrades. Tiene 3 caíces, 8 cuartales de trigo y 120 sueldos.

Hospital sin renta y mal parado.

Ánimas del Purgatorio, misa semanal. Se recoge en la iglesia y en las eras, la llega.

 

 

En unos documentos del año 1593 y 1596 ya se hace referencia a la iglesia de Santa María Magdalena de la Pobla de Santolea, en estos años a los habitantes de Santolea, se les denomina, vecinos de Castellote, puesto que hasta el año 1605 al 1612, no consigue independizarse, por lo que vemos en la documentación correspondiente al siglo XVII, ya se mencionan a sus habitantes, como vecinos de Santolea.

 

En la fachada de la misma y sobre la puerta de entrada, había una hornacina en la en su momento hubo alguna imagen, seguramente la titular de la Parroquia y a los pies de esta hornacina la fecha de 1615, que se supone fue la fecha de su construcción, aunque no sabemos si fue la de su inicio o su finalización, pero posiblemente su edificación se hizo sobre la base de la capilla que se menciona en 1411. Debajo y justo en la clave del arco de la puerta, otra inscripción como vemos en la fotografía

Inscripción en la clave del arco de entrada

Esta iglesia construida en 1615, fue destruida por alguna de las guerras que sufrieron y solo quedó la torre mudéjar. Esta torre que de origen tendría tres campanas y a la más pequeña que le llamó el campanilo, que este último aún estuvo en fechas posteriores. Se piensa que así sería, puesto que estaban los huecos correspondientes para la ubicación  de las campanas. También había una matraca de grandes dimensiones de madera situada en el interior de la torre y en su parte más alta, a mayor altura que las campanas, se utilizaba para la Semana Santa, cuándo no se tocaban las campanas en señal de luto, pero en la Guerra Civil quedó destrozada y no se volvió a rehabilitar. Después se utilizó el toque de matracas por las calles, por los monaguillos, para informar a los vecinos la celebración de algún oficio religioso; hasta el día de Pascua de Resurrección, en que volvían a tocar las campanas.

 

 El Sábado Santo o día anterior al Domingo de Pascua, era costumbre de hacer la bendición de las casas, para lo que el señor. Cura junto con los monaguillos recorrían el pueblo de casa en casa haciendo la correspondiente bendición y los vecinos solían corresponder por este servicio con algún obsequio. Bien en especie o dinero, aunque lo más corriente era dar huevos, que terminado el recorrido se llevaban a casa del señor Cura y una vez en ella, los monaguillos eran obsequiados con algunos de ellos, así como con algún dinero, lo que representaba un día festivo. No faltaron ocasiones, que alguno de aquellos huevos terminara en el suelo ante la sorpresa del afectado, aunque siempre la Casera lo volvía a reponer con otro nuevo.

 

La torre en su origen estaba dentro de la iglesia, pero al ser destruida la iglesia vieja, quedó sola y desprotegida y en malas condiciones, lo que hacía que fuese peligroso subir a tocar las campanas.

 

En una de las guerras Carlistas, una de las campanas se la llevaron a Cantavieja, donde tenía su cuartel general Cabrera, para fundirla y fabricar cañones con su bronce.

Al ser destruida la iglesia, se construyó otra en sustitución de la anterior, ocupando parte de la iglesia vieja y parte del cementerio, quedando a la vista algunos arcos y restos de construcción que no se aprovecharon en la nueva, también quedó la fachada en la que estaba la fecha de su construcción. Solamente la parte de solar que quedó entre la puerta de entrada y la puerta de la iglesia nueva, se plantaron unos árboles y se hizo un pequeño jardín, cuyo cuidado corría a cargo de los niños y niñas que iban al colegio, teniendo cada grupo, un trozo adjudicado para cuidar. El catecismo parroquial, estaba establecido todos los jueves del año, en la parroquia, de once a doce a la salida de las escuelas.

 

La iglesia parroquial, comenzó a construirse  en el último tercio del siglo XVIII con un plan grandioso. Por falta de recursos, se suspendió la obra y de aquel proyecto, sólo quedaron algunos restos como testigos. No obstante la que se construyó con buenas esquinas de cantería y el resto de mampostería, sin duda representó para el pueblo un gran esfuerzo y queda como testigo de todo ello, la cantidad de restos de caleras que se pueden ver por todo el término, para con la piedra caliza muy abundante, fabricar la cal necesaria para su construcción.

 

En la Guerra Civil Española, la iglesia fue incendiada y nuevamente destruida, por lo que pasada la misma hubo que reconstruirla, lo que se hizo con aportaciones y prestaciones personales de todos sus vecinos, aunque se perdieron importantes cosas de valor. Nuevamente las campanas fueron rotas, sólo quedó una, la que servía para tocar las horas el reloj del pueblo. Años más tarde, reconstruida la iglesia, fue colocada otra nueva campana y finalmente la campana antigua del reloj, sería vendida a un chatarrero de Aguaviva al ser demolida la torre, el que la vendió a una fundición de Zaragoza.

 

La iglesia constaba de una nave central y dos laterales y dos sacristías, la que se utilizaba para guardar los ornamentos religiosos y todo lo concerniente a la iglesia, y la que se le decía la sacristía vieja, en la que se guardaban algunos muebles, cosas viejas y la tenaja del aceite para alimentar las lámparas de la iglesia. Sobre la puerta de entrada, estaba el coro, en el que hubo un buen órgano y que desapareció en el incendio de la iglesia, lo que tampoco se pudo reponer. El altar mayor, se restauró y pintó con sencillez, puesto que no había medios para hacer un retablo como el antiguo que parece ser que hubo según los datos de la visita Pastoral de 1601. En el altar mayor, estaba la imagen de la titular de la parroquia, Santa María Magdalena, a su derecha San Sebastián y a su izquierda, San Miguel. Además había otros seis altares: San José, Rosario, Sto. Cristo, San Antonio Abad, Almas y Dolores.

 

A esta torre de estilo mudéjar, se le adosó una nueva construcción de tapial, para alojar el reloj de la torre. Este reloj aún lo hemos podido ver en las oficinas del Pantano, conservado gracias a los empleados del mismo, que se preocuparon de desmontarlo y llevarlo a su nueva ubicación, montándolo nuevamente. A este reloj en numerosas ocasiones, habíamos subido junto con un amigo a darle cuerda de forma manual, su madre y abuela eran las encargadas de este servicio.

Esta iglesia construida en 1615, fue destruida por alguna de las guerras que sufrieron y solo quedó la torre mudéjar. Esta torre que de origen tendría tres campanas y a la más pequeña que le llamó el campanilo, que este último aún estuvo en fechas posteriores. Se piensa que así sería, puesto que estaban los huecos correspondientes para la ubicación  de las campanas. También había una matraca de grandes dimensiones de madera situada en el interior de la torre y en su parte más alta, a mayor altura que las campanas, se utilizaba para la Semana Santa, cuándo no se tocaban las campanas en señal de luto, pero en la Guerra Civil quedó destrozada y no se volvió a rehabilitar. Después se utilizó el toque de matracas por las calles, por los monaguillos, para informar a los vecinos la celebración de algún oficio religioso; hasta el día de Pascua de Resurrección, en que volvían a tocar las campanas.

 

 El Sábado Santo o día anterior al Domingo de Pascua, era costumbre de hacer la bendición de las casas, para lo que el señor. Cura junto con los monaguillos recorrían el pueblo de casa en casa haciendo la correspondiente bendición y los vecinos solían corresponder por este servicio con algún obsequio. Bien en especie o dinero, aunque lo más corriente era dar huevos, que terminado el recorrido se llevaban a casa del señor Cura y una vez en ella, los monaguillos eran obsequiados con algunos de ellos, así como con algún dinero, lo que representaba un día festivo. No faltaron ocasiones, que alguno de aquellos huevos terminara en el suelo ante la sorpresa del afectado, aunque siempre la Casera lo volvía a reponer con otro nuevo.

 

La torre en su origen estaba dentro de la iglesia, pero al ser destruida la iglesia vieja, quedó sola y desprotegida y en malas condiciones, lo que hacía que fuese peligroso subir a tocar las campanas.

 

En una de las guerras Carlistas, una de las campanas se la llevaron a Cantavieja, donde tenía su cuartel general Cabrera, para fundirla y fabricar cañones con su bronce.

Al ser destruida la iglesia, se construyó otra en sustitución de la anterior, ocupando parte de la iglesia vieja y parte del cementerio, quedando a la vista algunos arcos y restos de construcción que no se aprovecharon en la nueva, también quedó la fachada en la que estaba la fecha de su construcción. Solamente la parte de solar que quedó entre la puerta de entrada y la puerta de la iglesia nueva, se plantaron unos árboles y se hizo un pequeño jardín, cuyo cuidado corría a cargo de los niños y niñas que iban al colegio, teniendo cada grupo, un trozo adjudicado para cuidar. El catecismo parroquial, estaba establecido todos los jueves del año, en la parroquia, de once a doce a la salida de las escuelas.

 

La iglesia parroquial, comenzó a construirse  en el último tercio del siglo XVIII con un plan grandioso. Por falta de recursos, se suspendió la obra y de aquel proyecto, sólo quedaron algunos restos como testigos. No obstante la que se construyó con buenas esquinas de cantería y el resto de mampostería, sin duda representó para el pueblo un gran esfuerzo y queda como testigo de todo ello, la cantidad de restos de caleras que se pueden ver por todo el término, para con la piedra caliza muy abundante, fabricar la cal necesaria para su construcción.

 

En la Guerra Civil Española, la iglesia fue incendiada y nuevamente destruida, por lo que pasada la misma hubo que reconstruirla, lo que se hizo con aportaciones y prestaciones personales de todos sus vecinos, aunque se perdieron importantes cosas de valor. Nuevamente las campanas fueron rotas, sólo quedó una, la que servía para tocar las horas el reloj del pueblo. Años más tarde, reconstruida la iglesia, fue colocada otra nueva campana y finalmente la campana antigua del reloj, sería vendida a un chatarrero de Aguaviva al ser demolida la torre, el que la vendió a una fundición de Zaragoza.

 

La iglesia constaba de una nave central y dos laterales y dos sacristías, la que se utilizaba para guardar los ornamentos religiosos y todo lo concerniente a la iglesia, y la que se le decía la sacristía vieja, en la que se guardaban algunos muebles, cosas viejas y la tenaja del aceite para alimentar las lámparas de la iglesia. Sobre la puerta de entrada, estaba el coro, en el que hubo un buen órgano y que desapareció en el incendio de la iglesia, lo que tampoco se pudo reponer. El altar mayor, se restauró y pintó con sencillez, puesto que no había medios para hacer un retablo como el antiguo que parece ser que hubo según los datos de la visita Pastoral de 1601. En el altar mayor, estaba la imagen de la titular de la parroquia, Santa María Magdalena, a su derecha San Sebastián y a su izquierda, San Miguel. Además había otros seis altares: San José, Rosario, Sto. Cristo, San Antonio Abad, Almas y Dolores.

 

A esta torre de estilo mudéjar, se le adosó una nueva construcción de tapial, para alojar el reloj de la torre. Este reloj aún lo hemos podido ver en las oficinas del Pantano, conservado gracias a los empleados del mismo, que se preocuparon de desmontarlo y llevarlo a su nueva ubicación, montándolo nuevamente. A este reloj en numerosas ocasiones, habíamos subido junto con un amigo a darle cuerda de forma manual, su madre y abuela eran las encargadas de este servicio.

Reloj de La Torre, reconstruido y conservado por los empleados del Pantano
Torre de la Iglesia

Llevada a cabo la demolición del pueblo, solo quedaba la imponente mole de la iglesia parroquial, que dada la fortaleza de sus muros se pensó en dinamitarla. Poco antes de su demolición, Luis Tomás Licer, guarda forestal de Aguaviva, con tristeza desde el púlpito pronunció unas palabras: Pensemos lo que vamos a hacer. Sirvan estas palabras de despedida a esta iglesia” Viva el pantano de Santolea” La iglesia  fue destruida por 7 pegas de dinamita, que arrancaba de cuajo sus paredes y muros. El hecho ocurría el día 8 de Junio de 1974. En este día, quedaba reducida a un montón de escombros. Con su desaparición, también desaparecía el edificio más emblemático del pueblo. Allí, en un montón de escombros, quedaban enterradas las ilusiones de muchos años de sus vecinos.

Párrocos de Santolea de los que hemos conseguido datos.

 

1471 Juan Petusa

1558 Pedro García

1572 Juan Sancho

1637 Miguel Juan Lucha

1659 Bartolomé Pérez

1685 Juan Cuadrado

1700 Ignacio Pin

1746 Josep García

1876 y 1877 Ramón Buñuel Nuez Presbítero Regente

1877 – 1881 Francisco de Paula Montserrat Giner

1890, Amado Navarro Vicente

1894 Manuel Oliva Altavas

1900 José Luis Blanco Pastor

1902 Andrés López Izquierdo

1902, 1904 y 1906, José Mª Blasco pastor

1915, Gregorio Yuste Yuste

1906 y 1956 Marcos Montserrat Soler

1956 y 1961 José Herrero

1961 y 1966, José Sanz Villa, fue el último.

Puerta del Cementerio

El cementerio nuevo, en el siglo XVIII se da unas normas, para trasladar los cementerios fuera de las ciudades, eligiendo una zona alejada de la población y bien ventilada. Construido en la loma que él mismo dio nombre, reunía todas estas condiciones. Cabe la posibilidad, que la construcción de este cementerio fuera en el lugar donde estaban instaladas  Las Horcas para ajusticiar a los reos, puesto que el camino que pasaba cerca del él en dirección al puente, se le llamó camino de Las Horcas, por lo que sino fue este su emplazamiento, estaba muy cerca.

Interior del Cementerio

Las fiestas Patronales

Las fiestas más importantes que se celebraban en Santolea, eran los días 20 y 21 de Enero, llamadas vulgarmente, los San Antones, y que se celebraban en honor de los santos, San Sebastian y San Antonio Abad. Esta última fue trasladada de fecha para que coincidiera con San Sebastian, puesto que San Antonio Abad es el día l7 de Enero y fue cambiada al día 21. También se celebraba el día 16 de Abril, la fiesta de Santa Engracía.

 

Antiguamente, en la fiesta del San Antones se celebró La Enmascarada y que con el tiempo cambió el nombre por el de La Encamisada.

Se denominaba La Enmascarada, a una cabalgata que se hacía en el pueblo la noche del 16 de Enero, para solemnizar la fiesta de San Antonio Abad. Se reunían en la casa del cura después de cenar, el Ayuntamiento y cuantas personas tenían caballerías mayores, a las nueve parten todas en dirección a la iglesia, montados cada uno en su correspondiente caballería, en la que llevan a veces a la grupa a sus mujeres, hijas o hermanas, y colocándose a la cabeza de la comitiva el alcalde y el párroco, a quienes precede un hombre, que lleva en alto un tedero, para alumbrar. Llegados todos a la puerta de la iglesia, hacen alto, sin desmontar, apareciendo al fondo el templo, que se halla por completa abierto, la imagen de San Antonio Abad, con gran iluminación y muy adornada, y a cada lado del santo cuatro hombres, que comienzan entonces a cantar las albadas, con la música y el romance, terminadas las cuales, sigue su marcha la cabalgata, dando la vuelta al pueblo y disolviéndose después.

Además del romance cantado en la iglesia, se cantaban otros en la plaza y en las principales calles, haciendo alto, mientras tanto la cabalgata.


El nombre de Enmascarada cambió por el de Encamisada, aunque el significado era el mismo, cambiando algunas cosas lo mismo que había cambiado el nombre

La Encamisada, 1936

Pasaron los años y el nombre  de Enmascarada, pasó a llamarse Encamisada, esta última se hacía por la tarde después de comer, los asistentes con sus caballerías seguían este orden: en primer lugar las autoridades locales, seguidamente, el alguacil con una gayata en la mano, manteniendo el orden, para que ningún jinete se adelantara y mantener una separación entre las autoridades y el resto de participantes. A la grupa de sus caballerías llevaban sus mujeres, novias o familiares, poniendo sus mejores monturas y las mujeres con trajes regionales, en ocasiones de mucha vistosidad.

 

Llegados a la puerta de la iglesia, se hacía una parada, el Santo había sido colocado a la puerta de la misma y el sr. Cura ayudado por los monaguillos, procedía a bendecir las caballerías.

 

Cuentan que en una  ocasión, al hacer la parada a la puerta de la iglesia, para la bendición de las caballerías a la puerta de la misma a los pies de los Santos, colocaban una bandeja para que cada uno dejara la limosna que creyera conveniente y hubo una ocasión que alguien, y que sabían quién era, se llevó la bandeja con su contenido y el día de la merienda, día de la Abuela, le dedicaron esta canción.

 

La democracia no quiere

Que en España haya rateros

Que  a San Antón le han quitado

La bandeja los dineros

 

Procesión

Seguidamente se recorría el pueblo y al terminar, se retiraban las autoridades y participantes, dando paso a los que querían competir en una carrera con las caballerías, que salían inmediatamente, cuyos competidores habían participado en la Encamisada.

 

Aparte de lo reseñado anteriormente, las fiestas estaban compuestas por diversos actos que tenía su principio en la víspera por la noche. Generalmente se contrataba una orquesta para animar los distintos actos, otras veces fueron los gaiteros de Las Parras y lo más entrañable que hubo, fue la orquesta del “Aguila”, que estaba compuesta por José Sorribas el “Conesa”, Antonio de Abenfigo y el tío Roso del Huergo que tocaba el tambor. Con este grupo se amenizaron muchas de nuestras fiestas.

 

El día 19 por la noche, se empezaba la fiesta con una sesión de baile, a la que acudían los mozos y las mozas del pueblo, como también  los de los pueblos vecinos que venían a la fiesta, aunque normalmente estos solían hacerlo el mismo día de la fiesta. También las madres que con el pretexto de ver el baile, observaban a sus hijas con quién se relacionaban, dando ambiente a la velada con los comentarios entre ellas.

 

Al día siguiente a primera hora, se realizaba unos pasacalles con la música contratada, dándole de buena mañana el aire festivo que requería la ocasión. Al medio día, se celebraba la misa y la correspondiente procesión, llevando en andas a los santos, situando en primer lugar el santo que se celebraba ese día. El día 20 era San Sebastián el primero portado por los quintos de aquel año en la procesión y el día 21 era San Antonio Abad, en este caso lo llevaban los casados, con volteo de campanas durante toda la procesión, acordes de la orquesta correspondiente y cantos de los sacerdotes que asistían a la misma, recorriendo las calles del pueblo y terminando en la iglesia donde se inició.

 


Terminada la misa y la procesión, se procedía a hacer LA LLEGA, que consistía en recorrer el pueblo acompañados con la música correspondiente y recogiendo lo que los vecinos daban, que consistía en dinero y en ocasiones pastas. Para este menester, utilizaban unas bandejas y en muchas ocasiones una manta, cogida por cuatro mozos, uno de cada extremo. Esto era costumbre que lo hicieran los quintos de aquel año.

 

A continuación, se hacía un refresco, que consistía en algún aperitivo antes de la comida y que se hacía en el ayuntamiento o como se le decía en el pueblo CASA DE LA VILLA. Terminado este acto, cada uno se iba a su casa a comer, después se iba al bar que hubiera en ese momento para tomar un café hasta que se hacía hora de asistir a los espectáculos que se hubieran organizado. Los últimos bares que hubo fueron el abuelo Elías y el Morronero.

 

Por la tarde se preparaba alguna competición en la que podía participar todo el mundo. Generalmente se organizaban carreras de burros con la albarda al revés, carreras de sacos, pedestres y su punto de realización, siempre fue desde Las Eras hasta el Calvario.

 

Terminado todo esto, se hacía una sesión de baile hasta la hora de la cena, y después de la misma, nueva sesión de baile, que era a la que asistían mayor número de madres para vigilar a sus hijas.

 

El programa de fiestas era igual los dos días, y al día siguiente, que se le llamaba el día de la Abuela, si quedaba dinero se contrataba la música un día más y sino, se buscaba algún músico del pueblo que tocara algún instrumento para la tarde y como culminación se hacía una merienda, que generalmente era por cuadrillas dependiendo de las edades.

 

Ermita de Santa Engracia

La Ermita de Santa Engracia

 

La única ermita que tenía Santolea, era la de Santa Engracia. Situada en la parte más alta del Calvario como presidiéndolo, se hallaba el edificio que componía la ermita y adosada a la misma, la casa del ermitaño.

 

Su construcción fue en el siglo XVIII, lo mismo que el recinto y capillas del Calvario. Esta ermita estaba formada por una nave única, tenía dos altares, el altar mayor donde estaba la imagen de Santa Engracia y el altar de Santa Teresa. A la izquierda del altar mayor, la sacristía y el púlpito. A la derecha  una pequeña ventana con reja, que permitía a los devotos que pasaban por el camino, asomarse para rezarle y al mismo tiempo servía para echar alguna limosna quien lo deseara. También había una pequeña pila de agua bendita, a la que se podía acceder introduciendo la mano por la venta entre la reja.

 

En la guerra civil sufrió grandes desperfectos, pero una vez finalizada la contienda se restauró en la medida de las posibilidades del pueblo, aunque en este momento ya había quedado la población muy reducida, por lo tanto estas también eran limitadas.

 

La primera parte de la ermita, estaba formada por un cubierto antes de acceder a la puerta de entrada. Junto a esta puerta y al lado derecho, había una ventana grande con reja y junto a esta ventana, ya dentro de la iglesia, la pila del agua bendita y sobre la puerta de entrada estaba el coro. Un poco más adelante al lado izquierdo el púlpito, desde el que el sacerdote elegido hacía el sermón correspondiente el día de la fiesta, resaltando las virtudes de Santa Engracia.

 

La última ermitaña que hubo, murió al incendiarse la casa, mientras su hijo de pocos años corría al pueblo a pedir ayuda. No olvidó este pequeño a Santa Engracia y después de muchos años, ya estaba el pueblo desaparecido, volvió a Santolea desde el extranjero a visitar el sitio donde había vivido y recordar donde murió su madre.

 

He querido recordarla para conocimientos de todos, poniendo su certificado de defunción.

1908 13º Casimira Hernández Peña 55 años

En la villa de Santolea, a las ocho de la mañana del día 24 de Mayo de 1908, ante D. José Aguilar Portolés, Juez Municipal y D. Antonio Ballestero Cabañes, Secretario, compareció Blas Figols Blasco, mayor de edad, casado, labrador, natural y vecino de esta, manifestando en calidad de encargado, que Casimira Hernández Peña, de 55 años de edad, natural de Torrecilla del Rebollar y vecina de esta, había fallecido a las seis de la tarde de ayer en la Ermita de Santa Engracia, por quemaduras externas de 4º y 5º grado. Estaba casada con Francisco Sanz Zapater, de cuyo matrimonio hubo seis hijos, Mariano, Josefa, Dolores, Francisca, Mariana y Juan Sanz Hernández. Era hija legítima de Mariano Hernández y Pabla Peña, naturales de Torrecilla del Rebollar.

Fueron testigos, Lucas Daniel Villalba, vecino de esta, casado, Maestro de1ª enseñanza y Francisco Giner Ballestero, natural de esta, casado, labrador.

 

Lo mismo que este joven, muchas personas que pasan por la ermita, no se resisten a pasar sin hacer la visita a aquellas ruinas que tienen delante, pero que para ellos tienen un significado especial, e intentan trasmitir este sentimiento a sus descendientes que les acompañan, por esto podemos ver en sus muros, notas que quieren hacer saber, que por allí pasó la familia de tal. Estas notas son como un grito de rebeldía, que quieren hacer llegar a los que las lean, que de Santa Engracia nunca se olvidarán sus hijos donde quiera que se encuentren.

 

Hoy después de muchos años sin comunicarnos unos con otros, hemos vuelto a recordar las tradiciones de nuestros antepasados, reuniéndonos una vez al año en el mes de Abril, en una comida de hermandad en Castellote, donde no faltan las presentaciones y comentarios, sobre el origen de las respectivas familias y ha servido para darnos cuenta de la gran dispersión de sus vecinos.

 

Terminamos el día, si el tiempo lo permite, haciendo una visita al pueblo, donde unos no se cansan de preguntar y otros, estamos satisfechos de poder informar sobre el terreno, de cuantas curiosidades se nos ocurren.

Procesión a Santa Engracia

La fiesta de Santa Engracia se celebraba el día 16 de Abril, a ella se llegaba en procesión desde la iglesia parroquial a los acordes de la música que se había contratado y los cantos de los correspondientes sacerdotes que acudían y que habían sido invitados por el titular del pueblo. Los mozos se encargaban del volteo de campanas durante todo el recorrido, llegados a la ermita, se procedía a cantar los gozos a la Santa por todos los asistentes, a continuación se celebraba la misa para todos los que quisieran asistir, que eran la mayoría, aunque también había la costumbre de algunos concurrentes, que mientras la misa se iba a un pequeño llano que le llamaban el Muladar a jugar a las Chapas, que aunque parece era un juego de mucha importancia, ésta dependería de la cuantía de las apuestas, pero que en definitiva estaba prohibido, por lo que en alguna ocasión tuvieron que salir corriendo al acercarse la guardia civil.

 

Terminada la misa, se regresaba nuevamente a la Iglesia Parroquial en procesión de todos los asistentes.

 

Nos recuerdan algunos de los que asistieron a la última de estas procesiones, que al terminar la misma y la procesión, se hizo un pequeño refrigerio para obsequiar a los asistentes, en el local, que en su día se acondicionó para salón de baile, en los bajos de las escuelas.

 

En la Enciclopedia Temática de Aragón en su tomo 7, leemos una información sobre Santa Engracia que transcribimos  a continuación para mayor conocimiento Cuando entró Daciano en Zaragoza, mandó publicar un pregón que todos los cristianos hiciesen la voluntad de los Emperadores Romanos y dejasen la religión que profesaban; el que no obedeciese el mandato, sería castigado con rigurosos tormentos. Hallábase en la ciudad Engracia, dama Lusitana hija de un caballero importante de aquella provincia, llamado Onteomero, la cual venía acompañada de dieciocho caballeros, que pasaban a las comarcas de Francia a entregar ésta soberana doncella a su esposo, que según parece era un  Príncipe del Rosellón ó uno de aquellos Duques que el Senado Romano tenía para el Gobierno Militar de las Provincias. Esta Santa Doncella tenía hecho voto de virginidad y que sabiendo por revelación que a causa del desposorio llegaría a una ciudad donde padecería martirio por Cristo, admitió el casamiento. Alojábase esta señora con su ilustre compañía en una casa de campo o castillo que había en el mismo sitio, que ahora veremos sus reliquias y habiendo salido a ver la ciudad, el día que se publicó el edicto contra los cristianos, fue tanto lo que movió su ánimo y fe viva el pregón, que habiéndose preparado en su visita al Santuario de  Nuestra Señora del Pilar, en aquella cámara angelical de María Santísima, se presentó con sus compañeros delante del Presidente Daciano y comenzó con señorío a reprenderle la fiereza y detestable modo de atormentar y perseguir a los cristianos; enmudeció el Presidente por una parte, por su valor y constancia y por otra de su extremada hermosura, si bien se hallaba empeñado por el celo de su religión y el crédito que se le seguía de señalarse con aquella Princesa, pues rompiendo con lo más ilustre; hacía temblar lo plebeyo, y no respetando lo hermoso y tierno de la edad, calificaba más su rectitud; con esta consideración, venciendo la fiereza a lo amoroso, trocando lo amable del semblante en riguroso y espantable aspecto, arrojando rayos de fuego por los ojos, con palabras feroces del volcán encendido en su pecho, volvió a mirar la santa y honestísima Princesa Engracia, amenazándola con la muerte, atemorizándola con fieros y rigurosos tormentos, representándole diversas penas y afrentas que había de padecer, intentó persuadirla que desistiera de su propósito; pero la Santa Gloriosa con mayo fervor, con ánimo más fuerte y semblante alegre, no solo se afirmó en lo dicho, sino que haciendo menosprecio de la muerte, le volvió a decir al Presidente que se desengañase de su ciego intento, de su loco furor y desatinado propósito de adorar Dioses falsos, que fueron hombres comunes y llenos de vicios. Viendo esto Daciano, mandó prenderla a sus Ministros y comenzaron a darle tan fieros tormentos, que le rasgaron su cuerpo con garfios, después de haberla azotado, pero la Santa Gloriosa estuvo tan firme en estos, como en los demás tormentos que padeció que, viéndose vencido de su constancia el Presidente, mandó clavarle un clavo en el cerebro y no en la frente como ponen los pintores en las imágenes. De esta suerte triunfó la Gloriosa mártir Engracia del tirano y sus dieciocho compañeros que hasta entonces habían estado en prisión, el mismo día fueron degollados.

El Calvario.

 

Su construcción pertenece al siglo XVIII, lo mismo que la ermita de Santa Engracia y el inicio de una iglesia parroquial, que al final quedó sin terminar por falta de medios, pero que sin duda corresponde a un momento de máximo esplendor del pueblo. Vemos que hay 14 capillas algunas de estas capillas destacan sobre las demás, y corresponden a alguna de aquellas 6 casas que hubo en el pueblo de mayor poder económico. Posteriormente, primero la guerra civil y luego la desaparición de los vecinos, el calvario quedo en posesión del Obispado, que nunca lo restauró y que los desaprensivos se encargaron de ir deshaciéndolo, llevándose lo que les apetecía, arrancando las piedras de los arcos para usos particulares.

 

El calvario de Santolea, era un recinto cerrado de tapia con dos puertas de entrada, una en la parte superior y otra en la parte inferior. Dentro del recinto estaban las catorce estaciones del Viacrucis, formadas por catorce capillas, cada una de estas capillas estaba a cargo de familias acomodadas, que se hacían cargo tanto de su construcción, como de su mantenimiento. Cada una tenía su puerta y en el interior había un altar con algunas imágenes. Algunas de estas capillas, eran de construcción muy respetable, dependiendo del poder económico de sus propietarios y su gusto, dándose la circunstancia, que las dos que había junto al camino, eran del mismo dueño y que fueron construidas en dos años sucesivos. Sobre el arco de la puerta de entrada, había una inscripción grabada en la piedra que decía: Esta capilla es de JOSEP GINER AÑO 1749 y la otra el año siguiente 1750, lo que nos demuestra que esta familia  era de un nivel económico alto. Con la Guerra Civil Española sufrió la destrucción de sus capillas y quedaron ya en estado de abandono, posteriormente con la desaparición del pueblo se terminaron de destruir, como hemos apuntado anteriormente. Este fue el final de una obra, que con tanta ilusión llevaron a cabo nuestros antepasados.

 

El Calvario de Santolea, fue el segundo de la provincia, solamente superado por el de Alloza, seguramente les sirvió de patrón, puesto que tenía un diseño parecido.

 

A él se subía generalmente para Semana Santa y concretamente el día del Jueves Santo, que se celebraba un Viacrucis solemne, saliendo en procesión desde la iglesia parroquial y celebrando este acto con toda solemnidad, cantando mientras se hacía en recorrido entre estaciones, para terminar en la ermita de Santa Engracia. Algunos viernes de cuaresma, si el tiempo era bueno solían subir para rezar las Cruces, los chicos y chicas de la escuela acompañados por los señores maestros  y el señor  cura. También se subía el día de la Santa Cruz de Mayo, que se hacía la bendición de los términos.

Puerta inferior del Calvario

Junto al Calvario estaba la Nevera. Existía en muchos pueblos y era un pozo profundo construido en la parte más protegida del sol. Por algunos escritores sabemos, que la autoridad obligaba a los vecinos mediante un pregón, a llenar el depósito de nieve apisonándola bien. Hasta el verano se conservaba como una columna nívea en medio, por las orillas se derretía por el contacto con las paredes. A los enfermos se les facilitaba gratis por prescripción facultativa, los demás la podían adquirir mediante una pequeña retribución. Hoy aún podemos adivinar el sitio donde estaba si conocemos su situación antigua.

El Registro Civil

 

Durante muchos siglos, ni el Estado ni la Iglesia  se preocupó de disponer de un registro del estado civil de las personas.

 

Fue la Iglesia Católica quien a partir del Concilio de Trento, dio normas regularizando el modo de llevar los libros parroquiales de nacimientos, matrimonios y defunciones.

 

Pasados ya muchos años, en 1749, se encarga por ley hispana a los prelados de nuestro Reino el que se pusiese todo el cuidado a fin de que los libros parroquiales estuvieran bien custodiados y con total seguridad en sus iglesias.

 

Así, sin hacerse cargo el estado de este control tan vital para el ordenamiento jurídico, siguió España hasta el año 1869. Tras la “Gloriosa” revolución de 1868, en la nueva constitución de 1869 se proclama la libertad de culto. Esta libertad exigía la creación de un Registro Civil en el que anotar los datos de todos los españoles, fueran o no católicos, y así surgió la ley “provisional” de 17 de junio de 1870 que implantó por primera vez en el Estado tal Registro.

 

Barcelona fue una de las ciudades españolas, que inició en 1821 una temprana e importante tarea de reorganización de sus servicios de estadística demográfica.

 

El Registro Civil de Santolea se crea  en 30 de Diciembre de 1870, por lo que las primeras inscripciones se hacen a partir del 1º de Enero de 1871. En este primer año hay 22 inscripciones de nacimientos, 6 de matrimonios y 24 defunciones.

En esta década se produce el mayor censo de población, cuando el año 1877 llega hasta 847 habitantes.

A continuación y para mejor entender la evolución y decadencia del pueblo, adjunto los datos de que se dispone en este momento, puesto que algunos desaparecieron en la Guerra Civil, especialmente los matrimonios.

 

Registro civil de Santolea, desde su inicio, hasta la desaparición del pueblo.

 

1871, Nacimientos, 22, Matrimonios, 6, Defunciones, 24, 9 adultos y 15 menores

1872, Nacimientos, 39, Matrimonios, 7, Defunciones, 25, 7 adultos y 18 menores

1873, Nacimientos, 19, Matrimonios, 5, Defunciones, 50, 18 adultos y 32 menores

No se completó el año, Nacimientos hasta el 24 de Octubre,  Matrimonios, hasta 28 de Julio y Defunciones hasta el 13 de Noviembre.

1874,  No hay inscripciones.

1875, Nacimientos, 12, empieza 1º Septiembre. No hay ningún matrimonio. Defunciones, 12, 4 menores y 8 adultos, empieza 23 Agosto.

1876, Nacimientos, 34. Matrimonios, 6. Defunciones, 30, 27 menores y 3 adultos.

1877, Nacimientos, 30. Matrimonios, 13. Defunciones, 41, 29 menores y 12 adultos.

1878, Nacimientos, 47. Matrimonios, 5. Defunciones, 48, 39 menores y 9 adultos.

1879, Nacimientos, 35. Matrimonios, 12. Defunciones, 30, 21 menores y 9 adultos.

1880, Nacimientos, 43. Matrimonios, 4. Defunciones, 45, 29 menores y 16 adultos.

1881, Nacimientos, 33. Matrimonios, 8. Defunciones, 42, 29 menores y 13 adultos.

1882, Nacimientos, 36. Matrimonios, 10. Defunciones, 31, 19 menores y 12 adultos.

1883, Nacimientos, 48, Matrimonios, 2, hasta el 24 de Febrero, ya no hay más inscripciones hasta 4 de Septiembre de 1889. Defunciones, 29, 17 menores y 12 adultos

1884, Nacimientos, 39. Matrimonios, no hay datos, falta libro. Defunciones, 36, 25 menores y 11 adultos

1885, Nacimientos, 38. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 71, 24 menores y 47 adultos

1886, Nacimientos, 40. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 36, 22 menores y 14 adultos

1887, Nacimientos, 26. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 60, 38 menores, 22 adultos

1888, Nacimientos, 40. Matrimonios, no hay datos, Defunciones, 42, 29 menores y 13 adultos

1889, Nacimientos, 24. Matrimonios, 2. Defunciones, 45, 31 menores y 14 adultos

1890, Nacimientos, 23. Matrimonios, 15. Defunciones, 48, 37 menores y 11 adultos

1891, Nacimientos, 35. Matrimonios, 1. Defunciones, 26, 15 menores y 11 adultos

1892, Nacimientos, 29. Matrimonios, 7. Defunciones, 37, 26 menores y 11 adultos

1893, Nacimientos, 28. Matrimonios, 6. Defunciones, 18, 10 menores y 8 adultos

1894, Nacimientos, 25. Matrimonios, 6. Defunciones, 24, 13 menores y 11 adultos

1895, Nacimientos, 32.Matrimonios, 3. Defunciones, 31, 22 menores y 19 adultos

1896, Nacimientos, 35. Matrimonios, 9. Defunciones, 21, 8 menores y 13 adultos

1897, Nacimientos, 25. Matrimonios, 6. Defunciones, 24, 12 menores y 12 adultos

1898, Nacimientos, 33. Matrimonios, 5. Defunciones, 23, 13 menores y 10 adultos

1899, Nacimientos, 29. Matrimonios, 8. Defunciones, 48, 36 menores y 12 adultos

1900, Nacimientos, 35. Matrimonios, 7. Defunciones, 24, 15 menores y 9 adultos

1901, Nacimientos, 23. Matrimonios, 3. Defunciones, 19, 7 menores y 12 Adultos

1902, Nacimientos, 28. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 14, 8 menores y 6 adultos

1903, Nacimientos, 40. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 24, 11 menores y 13 adultos

1904, Nacimientos, 30. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 31, 15 menores y 16 adultos

1905, Nacimientos, 33. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 22, 11 menores y 11 adultos

1906, Nacimientos, 31. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 29 menores y 10 adultos

 

1907, Nacimientos, 36. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 21, 9 menores y 12 adultos

1908, Nacimientos, 25. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 23 10 menores y 13 adultos

1909, Nacimientos, 35. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 16, 7 menores y 9 adultos

1910, Nacimientos, 24. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 19, 7 menores y 12 adultos

1911, Nacimientos, 23. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 16, 8 menores y 8 adultos

1912, Nacimientos, 19. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 16, 11 menores y 5 adultos

1913, Nacimientos, 20.Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 18, 9 menores y 9 adultos

1914, Nacimientos, 21. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 14, 7 menores y 7 adultos

1915, Nacimientos, 12. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 15, 6 menores y 9 Adultos

1916, Nacimientos, 14. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 11, 3 menores y 8 adultos

1917, Nacimientos, 22. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 13, 3 menores y 10 adultos

1918, Nacimientos, 16. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 14 7 menores y 7 adultos

1919, Nacimientos, 15. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 23, 10 menores y 13 adultos

1920, Nacimientos, 21. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 29, 13 menores y 16 adultos

1921, Nacimientos, 21. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 11 6 menores y 5 adultos

1922, Nacimientos, 13. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 16, 3 menores y 13 Adultos

1923, Nacimientos, 19. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 21, 10 menores y 11 adultos

1924. Nacimientos, 17. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 9, 1 menor y 8 adultos

1925, Nacimientos, 16. Matrimonios, 1. Defunciones, 13, 2 menores y 11 adultos

1926, Nacimientos, 21. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 6 adultos

1927, Nacimientos, 13. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 18, 8 menores y 10 adultos

1928, Nacimientos, 15. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 10, 2 menores y 8 adultos

1929, Nacimientos, 14. Matrimonios, 1. Defunciones, 15, 5 menores y 10 adultos

1930, Nacimientos, 12. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 11, 2 menores y 9 adultos

1931, Nacimientos, 16. Matrimonios, no hay datos. Defunciones, 12, 1 menor y 11 adultos

1932, Nacimientos, 17. Matrimonios, 2. Defunciones, 7

1933, Nacimientos, 7. Matrimonios, 4. Defunciones, 9, 2 menores y 7 adultos

1934, Nacimientos, 11. Matrimonios, 3. Defunciones, 11, 1 menor y 10 Adultos

1935, Nacimientos, 9. Matrimonios, 0.Defunciones, 6 adultos

1936, Nacimientos, 5. Matrimonios.  1Defunciones, 10, 3 menores y 7 adultos

1937, Nacimientos, 6. Matrimonios, 0. Defunciones, 6, 2 menores y 4 adultos

1938, Nacimientos, 6. Matrimonios, 0. Defunciones, 12, 2 menores y 10 adultos

1939, Nacimientos, 2. Matrimonios, 0. Defunciones. 8, 2 menores y 6 adultos

1940, Nacimientos, 7. Matrimonios, 2. Defunciones, 8, 2 menores y 6 adultos

1941, Nacimientos, 7. Matrimonios, 1. Defunciones, 6 adultos

1942, Nacimientos, 2. Matrimonios, 0. Defunciones, 3 adultos

1943, Nacimientos, 2. Matrimonios, 2. Defunciones, 7 adultos

1944, Nacimientos, 5. Matrimonios, 3. Defunciones, 6 adultos

1945, Nacimientos, 4. Matrimonios, 2. Defunciones, 9, 1 menor y 8 adultos

1946, Nacimientos, 4. Matrimonios, 2. Defunciones, 6, 1 menor y 5 adultos

1947, Nacimientos, 3. Matrimonios, 4. Defunciones, 3 adultos

1948, Nacimientos, 13. Matrimonios, 3. Defunciones, 6, 1 menor y 5 adultos

1949, Nacimientos, 3. Matrimonios, 3. Defunciones, 5 adultos

1950, Nacimientos, 3. Matrimonios, 3. Defunciones, 3 adultos

1951, Nacimientos, 2. Matrimonios, 2. Defunciones 4, 1 menor y 3 adultos

1952, Nacimientos, 6. Matrimonios, 3. Defunciones, 4 adultos

1953, Nacimientos, 3. Matrimonios, 4. Defunciones, 3 adultos

1954, Nacimientos, 3. Matrimonios, 2. Defunciones, 7 adultos

1955, Nacimientos, 10. Matrimonios, 1. Defunciones 4, 1 menor y 3 adultos

1956, Nacimientos, 2. Matrimonios, 1. Defunciones, 1 adulto

1957, Nacimientos 2. Matrimonios, 0. Defunciones 3 adultos

1958, Nacimientos, 1.Matrimonios, 0. Defunciones, 4 1 menor y 3 adultos

1959, Nacimientos, 3.Matrimonios, 2. Defunciones, 4 adultos

1960, Nacimientos, 1. Matrimonios, 2. Defunciones, 1 adulto

1961, Nacimientos, 3. Matrimonios, 0. Defunciones, 1 adulto

1962, Nacimientos, 0. Matrimonios, 3. Defunciones, 0

1963, Nacimientos, 0. Matrimonios, 0. Defunciones, 0

1964, Nacimientos, 1. Matrimonios, 1. Defunciones, 1 adulto

1965, Nacimientos, 2. Matrimonios, 1. Defunciones, 4 adultos

1966, Nacimientos, 2. Matrimonios, 0. Defunciones, 1 adulto

1967. Nacimientos, 0. Matrimonios, 9. Defunciones, 2 adultos

1968, Nacimientos, 0. Matrimonios, 0. Defunciones 1 adulto

Aquí terminaron todas las inscripciones, dos años más tarde, abandonan el pueblo la última familia y el año 1972, será demolido.

 

Los datos que nos facilita el Registro Civil durante estos casi cien años, son muy variados y muy interesantes, lo que nos permite conocer los enlaces entre unos y otros, los que vienen a vivir a Santolea desde distintos pueblos.

Estos datos son más amplios, dependiendo del Secretario del momento, mientras unos son muy meticulosos, ofreciéndonos toda clase de detalles, otros simplifican, poniendo los más indispensables. En cuanto al domicilio de muchos de los inscritos, no son datos muy rigurosos. Pero en definitiva lo que cuenta es lo que ha llegado hasta nosotros, que nos permite conocer muchas de nuestras familias y su evolución. La Guerra Civil de 1936, fue nefasta para estos archivos, que hicieron desaparecer muchos de ellos. En cuanto a Santolea, fue los libros de matrimonios los que más fueron destruidos, habiendo desaparecido desde 1901 hasta 1933.

 

Sus Calles

 

Santolea estaba situada en un alto entre los barrancos de Dos Torres  y de La Tejería, esto hacía que la configuración de sus calles fuese de forma alargada, atravesadas por otras más cortas, a las que se accedía por cuestas o costeras, como vulgarmente se les llamaba, únicamente la entrada principal por la que tenían acceso los vehículos, que procedentes del camino vecinal que unía Castellote con Cuevas de Cañart, lo hacía salvando los accidentes del terreno y entrando por la parte alta del pueblo, después de haber pasado por El Calvario y Las Eras.

 

Dos calles principales formaban el pueblo. Como eje principal y central, la calle del Cristo, que partiendo de la era del Granero, se unía con la calle Mayor,  siguiendo a continuación, San Roque, aunque también se le llamó calle del Mesón, nombre que hace referencia a algún establecimiento que hubo en ella. En su finalización, costera del Cantón, aunque en ambos casos siempre se numeración correspondía a San Roque.

 

Por la derecha calle de La Solanilla y calle de La Canal. Al inicio de la primera y final de la segunda, había una costera que se llamaba del Rufas, sin duda haciendo referencia a algún vecino con este apodo, pero la numeración de las casas que había en ella, pertenecían a La Solanilla.

 

 En la unión de las calles Mayor, San Roque y La Canal, se iniciaba la calle del Cabezuelo, lo que formaba las Cuatro Esquinas.

 

Dentro de la calle mayor estaba la plaza de la Iglesia, desde la que nacía un callejón sin nombre que vulgarmente se llamaba el callejón del Gato, que la bordeaba y llegaba hasta la calle del Carmen en su finalización.

 

La calle del Carmen se iniciaba en la calle Mayor y finalizaba junto al Cementerio Viejo. Dentro de ella estaba la costera de la Capazas haciendo referencia a una familia que vivió en ella, aunque la numeración pertenecía a la calle del Carmen.

 

La calle del Cabezuelo, como hemos visto se iniciaba en las Cuatro Esquinas y se dirigía a la plaza del mismo nombre, donde había un árbol plantado en el centro, con una barandilla que servía de mirador. Antes y a su derecha nacía un callejón cuya numeración correspondía a esta misma calle. La calle del Cabezuelo comunicaba con la calle del Carmen en su finalización.

 

La calle de Las Eras, más que una calle en si  una zona desde la era del Granero hasta las eras, incluida lo que se le llamaba plaza del Torrero, cuyo nombre sólo era una referencia a una de las familias que vivían en ella, pero la numeración era la que le correspondía de la Eras, lo mismo que la costera del Pardo, que también hacía mención al apodo con que se conocía a una familia que vivió en ella, Manuel Gil Portolés, Las Eras, 20.

La calle del Campo, sólo se conoce en ella una casa, Manuel Royo Sanz, Campo, 1, el resto eran corrales y pajares, también estaba el Hospital.

 

Y finalmente el camino de La Balsa, otra salida y entrada del pueblo que conducía hacia el camino de los olivares y que fue Camino Real, cuya numeración también correspondía a calle de las eras, donde sólo había una casa, Manuel Lecha Fullera, Las Eras, 17

 

Todas estaban hechas de tierra compactada para evitar que la lluvia arrastrara la tierra, excepto las que tenían pendientes más pronunciadas y que se hicieron empedradas con cantos rodados, como era la calle Mayor desde el horno hasta las Cuatro Esquinas, continuando calle de La Canal, costera del abrevadero hasta llegar al barranco de Dos Torres. También la calle del Cabezuelo tenía un trozo antes de llegar a las Cuatro Esquinas, calle San Roque en su finalización y calle de La Solanilla. Esto evitaba que el agua de la lluvia estropeara estas calles.

 

El origen de sus nombres

 

El nombre de calle Mayor suele darse a una de las calles más céntricas de cada población, y donde suelen concurrir alguno de los edificios más emblemáticos del mismo. En el caso de Santolea, en ella estaba situado el Ayuntamiento, el Horno del pueblo y la Iglesia Parroquial.

 

La calle  de La Solanilla, paralela a la calle Mayor, su nombre se debe sin duda, a su situación, que le permitía recibir muchas horas de Sol, con preferencia el sol de la tarde, nombre que también  recibían las tierras de cultivo en su mayoría huertas, que había desde dicha calle, hasta el barranco de Dos Torres, y que se regaban en parte con la acequia del Planazo.

 

 La calle del Campo, su nombre también hace referencia  a su proximidad con zonas de cultivo, y que recibían el nombre de El Campo a esta partida. En esta calle estuvo ubicado el Hospital, y que no se refiere a un centro de salud como conocemos generalmente a los hospitales, sino a un lugar donde tenían refugio los transeúntes con pocos medios y que pasaban por el pueblo, se trataba de un local en los bajos de las escuelas y estaba poco cuidado En algunos documentos hemos podido ver alguna alusión a este Hospital, al que se le da el calificativo de  pobre y mal dotado. Finalmente a este espacio se la dio la utilidad de salón de baile, al construir en él un salón en los años cincuenta, que se dedicó a este fin en lo sucesivo.

 

Las calles del Carmen, El Cristo y San Roque, también conocida esta última, por la calle del Mesón, sus nombres obedecen a las hornacinas que había en ellas, en las que sin duda se veneraba el santo que daba nombre a la calle. El nombre de  Mesón lo tomaría de alguna casa de comidas que debió existir en la misma calle, aunque en los documentos aparece como calle San Roque. En el siglo XIX aparece documentada una posada en esta calle, cuyo propietario es, Teodoro Obón Pérez. Natural de Bordón.

 

En cuánto a las cuestas o costeras como vulgarmente se les llamaba, sus nombres de El Rufas, El Pardo y La Capazas, su nombre hace referencia a personas con ese mismo nombre o apodo que vivieron en ellas. La costera de la Herrería, su nombre lo toma del taller de herrería que había en ella pero estaba situada en la calle de la Canal.

 

La calle de La Canal, no hallamos el origen de su nombre, aunque por su situación, puede ser, que al recibir las aguas de la lluvia de las calles Mayor, El Cristo, La Solanilla y parte de la de San Roque, todo el agua se canalizaba a través de esta calle, lo que en su día, esta agua pudo aprovecharse para regar los huertos que había junto a las paredes del pueblo, antes de que se construyera la acequia del Planazo, que los regó en lo sucesivo convirtiéndolos en auténticos huertos familiares.

 

La calle del Cabezuelo, su nombre indica cabezo o alto, desde el que se puede divisar una buena panorámica. En esta calle enlazaba con la del Carmen y en ella estaba la plaza del mismo nombre, que era el punto mejor desde el que se nos ofrecía una magnifica vista de las huertas, y más tarde del Pantano.

 Tenía una barandilla de piedra como mirador, y junto a ella un banco también de piedra para descansar, complementado con un árbol en el centro de la misma que ofrecía sombra en verano.

 

Dos plazas principales había en Santolea. La de La Iglesia, que tomaba su nombre por estar en ella La Iglesia Parroquial, y la del Torrero, que debe su nombre al estar en ella ubicada la casa de Los Torreros. Otra calle o zona llamada de Las Eras, como su nombre indica comunicaba con Las Eras donde se trillaban las mieses. Finalmente tenemos el camino de La Balsa, donde solo vivía una familia y su nombre tiene el origen en el camino por el que se llegaba a Las Balsas del Concejo, de las que se suministraba el agua para el pueblo y que dio nombre a la partida de El Balsar. Este camino también se conocía como Camino Real. Seguramente este nombre lo recibiría por partir desde él un camino de herradura que permitía enlazar con otros pueblos como Dos Torres o Ladruñan y que más tarde a desaparecer el pueblo,  sirvió para construir la pista hasta Ladruñán, lo que facilitó el acceso a este pueblo de los vehículos.

Calle Mayor
Plano de Santolea,1
Plano de Santollea,2

La numeración en sus calles

 

Con el fin de conocer la distribución de sus habitantes en el pueblo, hoy difícil de comprender, ayudado por los datos que me facilitó el Archivo Histórico Provincial de Teruel y los datos conseguidos de la expropiación, intentaremos recordar el pueblo en su día, aunque los nombres de los que lo habitaron hayan ido cambiando constantemente, hasta su desaparición.

Para hacer más comprensibles los datos, colocaremos el número que le corresponde en la calle, y el número que tiene en el plano de situación.

Calle de La Canal

Nº 1, Filomena Ferrero Ferrero, en el plano, 77

“    3, Benito Pubilla Expósito, 78

“    2, Juan Bertrán Sanz, 80

“    4, Ramona Redó Navarro, 79

“    5, Francisco Gargallo Hueso, 75

“    6, Julio Molés Soler, 85

“    7, José Lamiel Aguilar, 68

“    8, José espada Aznar, 86

“    9, Pedro Giner Ballestero, 67

“   11, Manuel Combas Sanz, 49

“   12, Luisa Ejarque Portolés, 89

“   13, Eulalia Combas Sanz, 48

“   14, Higinia Obón Castel, 50

“   14, Francisco Plana Virgós, 51

“   15, Pedro Aguilar Espallargas, 47

“   17, Francisco Ferrero Giner, 46

“   23, Esteban de Gracia Expósito, 43

“   25, José Portolés Sanz, 42

“   27, Jerónimo Buñuel Aguilar, 41

José Giner Aguilar, con la denominación de Molino, se hallaba al final de calle de la Canal, pero en el camino del Molino, 57 en el plano.

El resto de edificios de la calle correspondían a corrales y pajares:

Rufina Gil Borraz, 44

Juana Ballestero Ballestero, 52

Manuel Ballestero Serrano, 53

Joaquín Lamiel Eteban, 54

José Gil Gascón, 55

Filomena Ferrero Ferrero, 56

Calle San Roque

Nº 1 Francisco Ballestero Cortés, 238

“    2 Manuel Gascón Ballestero, 76

“    3 José Portolés Cortés, 239

“    4 Manuel Llop Barrachina, 74

“   5 y 7 Francisco Hueso Torres, 240

“   6 Francisco Guillén Combas, 73

“   8 Manuel Lamiel Guillén, 72

“   9 Josefa Ballestero Ejarque, 241

“10 Pertenece a la Iglesia, casa del Cura, 71

“11 José Virgós Virgós, 242

“12 Juan Cortés Carceller, 70

“13 Miguela Buñuel Barrachina, 243

“14 Tomás Eixarch Folch, 69

“15 Emilio Sancho Aznar, 244

“16 Juan Blasco Portolés, 66

“17 Josefa Vélez Gargallo, 245

“18 Pascual Combas Añón, 63

“19 Josefa Lamiel Gargallo, 246

“20 José Ballestero Cortés, 61

“21 José Aguilar Gil, 247 y Mariano Aguilar Guillén, 250

“23 José Aguilar Peralta, 248 y 249

“28 Pablo Aguilar Blasco, 62

 

Calle Mayor

Nº 1 Luisa Ejarque Portolés, 82

“    2 Manuel Ballestero Serrano, 234

“    3 Ayuntamiento, 83

“    4 Elena Soler Millán, 233

“    5 José Guillén Aguilar, 84

“    6 Constantino Sorribas Serrano, 230

“    7 Serafín Benaul Navarro, 87

“    8 El Horno del pueblo, 229

“    9 Pascual Eixarch Folch, 88

“10 Dolores Aguilar Herrero, 227

“11 Juan Giner Ferrero, 90

“12 Miguel Portolés Ballestero, 226

“13 José Espallargas Guillén, 91

“14 Pascual Virgós Ballestero, 216 y José Espallargas Martín

“17 Rufina Gil Borraz, 92

“18 Francisco Ballestero Cortés, 220

“20 Abdón Alloza Pérez, 219

“21 Manuel Lamiel Navarro, 93

“22 Miguel Ballestero Ejarque, 195

“23 Pedro Portolés Plana, 95 y Juan Gargallo Aguilar, 214 callejón

“24 José y Manuel Borraz Aguilar, 194 y José Guillén Martí, 210 callejón

“25 Ramón Blasco Sanz, 96

“26 Francisco Molés Soler y José Aguilar Gil, 193

“27 Joaquín Lamiel Esteban, 97

“28 Pascuala Sancho Guillén y José Gazulla, 192

“29 Joaquín Martí Blasco, 98

“30 Miguel Portolés Ballestero, 191

“31 Isabel Julian Mezquita, 101

“33 Mariano Giner Aguilar, 102

“35 Miguel Guillén Ballestero, 103

En esta calle, algunos números está repetidos y corresponden al callejón de detrás de la Iglesia. El 209 correspondía a Francisca Soler Aguilar, en dicho callejón.

Calle del Carmen

Nº 1 José Ejarque Blasco, 215

“    2 José Aguilar Portolés. 225

“    3 Josefa y Casilda Temprado Navarro, 212

“    4 Juan Antonio Serrano Zapata, 222

“    5 José Guillen Martín, 211

“    6 Dámaso Repullés Serrano, 273

“    7 José Balfagón Julián, 208

“    8 Juan Espada Gascón, 274

“    9 José Lamiel Guillén, 207

“   10 Ramón Membrado Gascón, 278

“   11 Francisca Margelí Lamiel, 206

“   12 Juan Cortés Carceller, 279

“   13 Francisco Pérez Esteban, 205

“   14 Manuel Gargallo Hueso, 280

“   15 Agustín Barrachina Barrachina, 204

“   17 José Gracia Giner, 203

“   14 Pedro Ejarque Ejarque, 200

 “16 Manuel Trullenque Buñuel, 199

“   18 Pascual Lamiel Portolés, 198

“   19 Dámaso Royo Ballestero, 283, 284

“   20 Rosa Alvarez Ballestero, 197

Al final de esta Calle había algunos edificios destinados a otros servicios:

Manuel Gargallo Hueso, 221, cochinera

Pascual Espada, 276, corral y almacén

Juan Manuel Ballestero Ballestero, 277, solar

José Gracia Giner, 278, corral

Antonio Borraz Carceller, 281, pajar

Juan Beltrásn Sanz, 282, corral

Francisco Ballestero Cortés, 285, corral

Dámaso Royo Ballestero, 286, corral

Calle del Cabezuelo

Nª 1 Balbino Ballestero Ejarque, 235

“    2 Miguel Aguilar Lamiel, 238

“    3 José Mª Guillén Portolés, 236

“    4 Pedro Navarro Félez, 237

“    5 Antonio Ferrer Carceller, 232

“    6 Juan Blasco Ejarque, 253

“    7 Juan Ramón Ferrero Giner, 231

“    8 Juan Arellano Giner, 258

“    9 José Aguilar Herrero, 228

“10 Manuel Abella Faced, 259

“13 y 15 José Royo Escorihuela, 223

“14 Antonio Borraz Carceller, 261

“16 Sebastián Ejarque Aguilar, 262

“17 Ramón Martí Blasco, 224

“18 Pedro Jarque Ejarque, 263

“20 Mª Ángeles Guillén Ballestero, 264 cuadra

“22 Ramón Giner Virgós, 265

“24 María López Carceller, 266

“26 Silvestre Serrano Beltrán, 267

“28 Ramón Martí Blasco, 268, almacén y corral

“30 José Guillén Martín, 269, corral

“32 Toribio Buñuel Aznar, 270

“34 Joaquín López Espada, 271

“36 Juan M. Ballestero Ballestero, 272

Calle del Cristo

Nº 1 José Lamiel Portolés, 104

“    2 Miguel Portolés Ballestero, 190

“    3 Blas Figols Blasco, 109

“    4 Juan Ramón Andrés Muñoz, 189

“    5 Juan Ramón Gascón Ballestero, 110

“    6 Mariano Ballestero Aguilar, 188

“    7 Francisco Ballestero Aguilar, 111

“    8 Ramón Giner Virgós, 186

“    9 Vda. De Felipe Ballestero Giner, 113

“   10 María Ejarque Turul, 184

“   11 Manuel Figols Blasco, 114

“   12 Gregorio Buj Julve, 183

“   13 Joaquín Carod Guillén, 116

“   14 Joaquín Asensio Peña, 182

“   15 Andrés Martín Giner, 117

“   16 Sebastián Esteban Marín, 181

“   17 Joaquín Clemente Royo, 118

“   18 Pablo y Casimiro Gascón Ballestero, 178

“   19 Manuel Molés Borraz, 130

“   20 Manuel Lamiel Navarro, 177

“   21 Pedro Guillén Ballestero, 27

“   22 Raimunda Nebra Quilez, 176

“   23 José Virgós Buñuel, 120

“   24 Filomena Ferrero Ferrero, 175

“   25 Miguel Guillén Abálate, 121

“   26 Manuel Lecha Fullera, 174

“   27 Antonio Ballestero, 122

“   28 Ramón Cortés Gascón, 173

“   29 Antonio Royo Sanz, 123

“   30 Tomás Carbó Carcelero, 172

“   31 Pedro Portolés Guillén, 124

“   32 Miguel Ejarque Gargallo, 171

“   33 Francisco Aguilar Gascón, 125

“   34 Miguel Guillén Ballestero, 170

“   35 Ramón Sancho Carbó, 126

“   36 Escuelas, 169

“   37 Manuel Royo Ballestero, 127

“   38 Pedro Armengod Balfagón, 168

“   39 José Clemente Alcañiz, 128

“   40 José Portolés Royo, 167

“   41 Juan Gargallo Giner, 129

Calle de las Eras

Nº 1 Manuel Hueso Monserrat, 162

“    2 Manuel Gil Portolés, 157

“    3 Tomás Querol Cabanes, 154

“    5 Manuel García Aguilar, 153

“    6 José Lamiel Clemente, 156

“    7 Manuela Blasco Ibáñez, 152

“    9 Joaquín Aznar Aznar, 151

“   10 Rosa Sancho Escobedo, 14

“   11 Vicente Ejarque Redó, 150

“   12 Nicolás Espada Gascón, 141

“   13 y 15 Joaquín Virgós Combas, 149

“   16 Juan Antonio Virgós Combas, 136

“   17 Manuel Lecha Fullera, y José Lecha Terraza (camino de la Balsa)

“   18 Miguel Portolés Guillén, 131

“   19 Miguel Giner López, 144

“   20 Juan Antonio Ejarque Ballestero, 13

“   21 Juan Ramón Aguilar, 145

“   22 Manuel Lamiel, 161

“   23 Manuel Navarro Torres, 146

“   24 Juan Ramón Giner Obón, 14

“   25 Rosa Plana Barrachina, 147

“   26 José Portolés Royo, 148

El resto de edificios de esta zona eran corrales y pajares, donde se encontraban la mayor concentración de los mismos, por estar fuera del pueblo y junto a la eras.

Calle de la Solanilla

Nº 1 Juan Buñuel Portolés, 39

“    2 Miguel Portolés Guillén, 100

“    3 José Aguilar Espallargas, 36

“    4 Francisco Redó Navarro, 105

 “   5 Aurelio Sancho Margelí, 35

 “   6 Esteban Ciprés Concha, 106

“    7 Josefa Carcelero Sánchez, 33

“    8 María Ballestero Ejarque, 107

“    9 Carmen López Giner, 31

“   10 Manuel López carcelero, 108

“   11 José Serrano Gracia, 30

“   12 Fermina Ballestero Ejarque, 112

“   13 Tomás Repullés Carceller, 29

“   14 José Figols Molés, 115

“   15 Francisco Aguilar Gascón, 28

“   16 Antonio Aguilar Espallargas, 119

“   17 José Molés Soler, 26

“   18 Nazario Guillén Cortés, 120

“   21 Manuel Aguilar Aparicio, 25

“   23 Sebastián Gil Borraz, 24

“   25 José Gil Gascón, 23

“   27 Pedro Aguilar Aparicio, 22

“   29 Francisco Clemente Ballestero, 21

“   31 Pedro Virgós Combas, 20

“   33 Francisco Espada Carceller, 19

“   35 Blas Espada Bueno, 18

Calle del Campo

 

 

En esta calle sólo había dos casas, Joaquín Lamiel Esteban, 179 y Tomasa Lamiel Clemente, 187 y los corrales de Miguel Portolés Ballestero, 287 y María Ejarque Turul, 288, a parte del Hospital que anteriormente hemos mencionado. El resto de la calle eran las puertas traseras de las casas de la calle del Cristo

 

Notarios

 

Según tradición oral trasmitida de padres a hijos, la escritura de la acequia mayor, fue hecha por el Notario Combas. Buscando datos acerca de la fecha que estuvo en Santolea, así como su nombre, hemos encontrado algunos documentos en los que intervinieron unos notarios con el apellido Combas y que corresponden a distintas épocas.

Gerónimo Combas lo vemos en distintos documentos entre los años 1712 y 1740. Gerónimo Combas Gil, ya es otro notario, que lo diferenciamos por el “signo” y lo hemos visto entre los años 1754 y 1782 en varios documentos. Ramón Combas, los años en los que aparece es desde 1791 a 1813 y finalmente Joaquín Combas, desde  1820 hasta 1846. En los años posteriores, concretamente desde 1856 a 1871 el notario que consta en Santolea es Lamberto Veneyto, y en 1873 Joaquín Fuentes Ciprés.

 

Este Notario Combas que hizo la escritura de la acequia mayor, posiblemente fuera Joaquín Combas, que consta en Santolea, desde 1820 a 1846, tenía su oficina durante el verano en la caseta del Cerrado, en el término de Ladruñan. Seguramente era propietario de tierras en esta zona, puesto que se dejó libre de gastos de riego hasta Las Contiendas, que era de división entre los términos de Ladruñán y Santolea y su propiedad estaría dentro del término de Ladruñán.

 

Esta partida se llamaba la vega del Molino y que correspondía desde la actual central del Cantalar, hasta esta finca del Cerrao. Este nombre de Cerrao, seguramente estaba relacionado con el que era una finca totalmente cerrada por un muro de piedra, desde el camino de Ladruñán donde tenía una puerta de entrada, hasta el río y junto a ella había otra propiedad de la familia Eixarch (los de la Posada), que también tenía este nombre.

 

El nombre de vega del Molino, sin duda lo toma de la existencia en las inmediaciones, de un molino, que en el año 1832 se arrienda por 6 años y que puede corresponder al que hemos conocido junto a la Central  del Cantalar.

 

Relación de los notarios de los que hemos conseguido y  que constan en Santolea.

 

Jerónimo Combas, 1712

Gerónimo Combas, 1713

Gerónimo Combas, 1734

Gerónimo Combas, 1740

Gerónimo Combas Gil, 1754

Jerónimo Combas, 1776

Jerónimo Combas, 1777

Gerónimo Combas Gil, 1782

Ramón Combas, 1791

Ramón Combas, 1799

Ramón Combas, 1804

Ramón Combas, 1813

Joaquín Combas, 1820

Joaquín Combas, 1824 (3)

Joaquín Combas, 1826

Joaquín Combas, 1832 (2)

Joaquín Combas, 1838

Joaquín Combas, 1840

Joaquín Combas, 1841

Joaquín Combas, 1843

Joaquín Combas, 1844

Joaquín Combas, 1846

Lamberto Beneyto, 1856 (3)

Lamberto Beneyto, 1859

Lamberto Beneyto, 1871

Joaquín Fuentes Ciprés, 1873

 

 

Sus acequias

 

La mayor parte de ellas, tenían su origen y se alimentaban del río Guadalope, por el margen izquierdo, acequia Mayor, Planazo,  La Torre y Los Valejos, estás dos últimas eran una prolongación de la acequia Mayor. Por la  derecha, Viñarruga y la Parada. Otras dos tenían si origen y se alimentaban del Barranco de Dos Torres, de caudal más escaso, la de Las Herrerías y la del Calvario.

 

Acequia Mayor

 

La acequia Mayor, que como su nombre indica era la de mayor caudal. Su inicio estaba en el río Guadalope, aguas arriba del molino del Cantalar.

 

Caseta donde tenía la oficina en verano

Este Notario Combas que hizo la escritura de la acequia mayor, tenía su oficina durante el verano en esta caseta del Cerrao, en el término de Ladruñán. Aunque desconocemos la fecha que se hizo esta escritura, pero hemos hallado una de 1832, que podría guardar relación con dicha escritura, cuyo contenido reproducimos a continuación:

 

 

 

 

Arriendo de Molino

En la villa de Santolea a 17 de Junio de 1832.

Que nosotros, Pedro Aguilar Aguilar, Mariano Gargallo, Francisco Ballestero, Pedro Aguilar Buñuel, Ramón Gascón, Miguel Guillén, Juan Gil Guillén y Miguel Ejarque, labradores y vecinos que somos de la villa de Santolea individuos componentes de la Junta nombrada por los herederos regantes con el nuevo azud o presa, construido en la partida del Cantalar, término del lugar de Ladruñán para la conservación del mismo y su acequia y también para el manejo del Molino harinero que se construyó a expensas de los mismos en el término de la propia villa y partida la Viñuela; teniendo presente que el único objeto de los herederos cuando se trató de su construcción fue el conseguir si era posible la conservación de dicho azud y acequia, mejora y estabilidad de uno y otra con el producto del referido Molino; y considerando que el nuevo de verificarse era dar aquel en arriendo por término de seis años, con las cargas y obligaciones que aseguida se dirán; habiéndolo así determinado de acuerdo con la mayoría de los herederos regantes, dada toda publicidad a esta deliberación, como también a la asignación del día y hora y lugar en que se había que verificar el remate de dicho arriendo; juntos los licitadores y cuantos quisieron concurrir, admitidas las varias y diferentes proposiciones que por aquellos se hicieron, quedó rematado el arriendo por seis años a favor de Antonio Font, hacendado, vecino de dicha villa de Santolea, por el precio en cada uno que aseguida se hará mención todo públicamente, a presencia de la mayoría de los herederos regantes; por todo lo cual, de nuestro buen grado- certificados-por sí y en nombre de los demás herederos vecinos de esta dicha villa, en uso de las facultades que por aquellos para lo infrascrito hacernos están atribuidas arrendamos el sobre dicho Molino y tierras pertenecientes al mismo a favor del dicho Antonio Font, hacendado y vecino de esta villa por término de seis años, contaderos del día que se le entregue aquel, por precio en cada uno de ellos de ciento treinta y un pesos de diez y ocho reales jaqueses, y además con las cargas reservas y condiciones siguientes.= Primeramente nosotros dichos arrendatarios, habemos de entregar al arrendador Font, la acequia limpia y conforme con el agua necesaria para las dos muelas y este ha de dejarla y entregarla en la misma forma al finar este arriendo: Que ha de ser de cuenta de dicho arrendador el limpiar la acequia dos veces en cada un año, y más si fuere necesario, debiendo ser la primera limpia en los meses de Abril y Mayo y la segunda en los de Agosto o Septiembre, lo cual ha de verificar desde la azud hasta la canal de madera que es el bacante.

Que toda la rotura de la cequia ha de ser de su cargo  volverla, no excediendo de cuatro peonadas, y si más fuere, será cargo nuestro y de los herederos regantes haberlo de verificar dentro de segundo día; y no haciéndolo así podría el arrendatario pasar o volver por si las que fueren y llevando cuenta de su coste, le será admitido el tanto a que ascendiere en paga de su arriendo; y además se le rebajará lo correspondiente por razón de la suspensión: Que también en cualquier caso de rotura de azud se le rebajará lo correspondiente por el tiempo que deje de andar el Molino, y tendrá igual libertad para gastar lo necesario del arriendo si en el término de cuatro días no se repara totalmente y en caso de verificar dicha reparación el arrendatario deberá presentar cuenta formal de este coste para que le sirva de pago de su arriendo: Que si se recompusiere la botana, aro o bruenza ha de componerlo el arrendatario, dándole la madera y clavazón y solo será de nuestro cargo haber de componer las piezas mayores que lo son, cubo, canal rodete, propalos, navijas y paletón puntos y gorrones: Que ha de entregar al final del arriendo todo lo perteneciente al Molino y que haya recibido mediante inventario: Que no ha de poderse llevar por moler otro ni más que dos almudes por cada cahíz que moliere a los vecinos y un cuartal a los forasteros; y que no ha de poder moler otro ni más que trigo, cebada, avena, panizo, garbanzos y judías, bajo la pena de sesenta reales vellón, y pagar además los perjuicios que se siguieran en los maneficios del Molino: Que el precio del arriendo ha de satisfacerlo en tres tercios, el primero por todo el mes de Septiembre, el segundo por todo el Enero y el tercero por todo el Mayo de cada un año y si los arrendatarios necesitaren de dinero  para algunos reparos o diligencias ha de bestraer  un tercio: Que a los herederos de las Valellas a de darles el agua necesaria después de dejar correr una muela para la huerta vieja y la demás que necesitare, pues esta siempre ha tener en el riego: Y si solo se pudiera traer por la acequia por algún caso imprevisto el agua necesaria para la huerta vieja, cesará la obligación de darlas a las Valellas: que si el término de tres meses los arrendatarios y herederos regantes, dueños del Molino no dejamos el cárcabo cubierto y construimos caballeriza capaz para colocar en ella hasta treinta caballerías, se le permitirá hacerlo al arrendador y admitirá su coste en pago de su arriendo; con cuyos pactos y condiciones reservas y precio de que queda hecha mención arrendamos el indicado Molino y sus tierras al dicho Antonio Font, por tiempo de seis años y prometemos y nos obligamos no remoberlo del referido arriendo por otro igual ni mayor precio cumpliendo con cuanto de parte de arriba queda inserto  Aceptación. Y yo Antonio Font, vecino que soy de la villa de Santolea que a todo lo sobredicho presente me hallo, de mi buen grado- certificado- de los efectos de esta escritura, precio, cargas, condiciones y reservas todo inserto de parte de arriba, la acepto; y en su virtud me obligo a satisfacer en cada un año los ciento treinta y un pesos de diez y ocho reales jaqueses en las épocas que se marcan, y a cumplir con todo lo demás que se me pone por cargo; y para el más exacto cumplimiento presento en fianza a Juan Ballestero y Guillén de esta vecindad. Afianzamiento. Y yo Juan Ballestero y Guillén labrador y vecino que soy de la villa de Santolea que al otorgamiento de esta escritura me hallo presente, de mi buen grado – certificado- de los efectos de este afianzamiento, cargas, reservas, condiciones y precio del presente arrendamiento me constituyo fianza por el predicho Antonio Font arrendador; y en su consecuencia me obligo a cumplir y pagar todo cuanto es tenido y obligado por la presente si el mismo no lo cumpliere. Tal cumplimiento de todo lo sobredicho y de lo que a cada uno de nosotros dichos arrendatarios, arrendador, aceptante y fianza por la presente toca obserbar y cumplir obligamos a saber:  Nosotros dichos arrendatarios todos nuestros respectivos bienes y nosotros dicho arrendador y fianza todos nuestros bienes y de cada uno de nos; y unos y otros: así muebles como sitios- con cláusulas de especial obligación Nomine Precario constituto aprensión inventario, ejecución, renunciación, sumisión y variación de juicio- Testigos Ramón Burriel Practicante de Escribano y Miguel Portolés vecinos de dicha villa de Santolea = Ramón Gascón otorgo lo sobredicho = Pedro Aguilar otorgo lo sobredicho = Mariano Gargallo otorgo lo sobredicho = Antonio Font otorgo lo sobredicho = Ramón Burriel soy testigo de lo sobredicho y firmo por Francisco Ballestero, Pedro Aguilar Buñuel, Miguel Guillén, Juan Gil Guillén y Miguel Ejarque otorgantes, por Juan Ballestero Guillén fianza y Por Miguel Portolés mi contestigo que dijeron no saber = Joaquín Combas = rubricado.

Se ha respetado tanto la ortografía como las distintas frases halladas en el escrito

 

Seguramente era propietario de tierras en esta zona, puesto que dejo libre de gastos de riego hasta Las Contiendas, que era de división entre los términos de Ladruñán y Santolea y su propiedad estaría dentro del término de Ladruñán.

Esta partida se llamaba la vega del Molino y que correspondía desde la actual central del Cantalar, hasta esta finca del Cerrao. Este nombre de Cerrao, seguramente estaba relacionado con el que era una finca totalmente cerrada por un muro de piedra, desde el camino de Ladruñán donde tenía una puerta de entrada, hasta el río y junto a ella había otra propiedad de la familia Eixarch (los de la Posada), que también tenía este nombre.

En cuanto al nombre de vega del Molino, sin duda lo toma de la existencia en las inmediaciones, del molino cuya escritura de arriendo y mantenimiento, hemos visto anteriormente.

Regaba parte del término de Ladruñán en las Vegas y a continuación el de Santolea  y finalizaba la primera parte en la balsa del Molino, para luego continuar hasta la Calzada, donde mediante una compuerta de regulación, se iniciaba la acequia de La Torre, echando al río el caudal sobrante, por lo que recibía en nombre del Chorredor. Para hacer este recorrido, tenía que salvar dos obstáculos como eran los barrancos de Las Cuevas y el de Dos Torres; esto se hacía mediante un encajonado de madera, que aparte de perder bastante agua ofrecía poca seguridad y daba muchos quebraderos de cabeza, puesto que cuando había alguna crecida del barranco, motivada por alguna tormenta, se llevaba el encajonado y se quedaba sin agua el pueblo y por consiguiente sin servicio eléctrico, por lo que había que repararlo en el menor tiempo posible. A parte de dar riego a la huerta prestaba otros servicios. Antes de llegar al encajonado del Barranco de Dos Torres, alimentaba un molino, conocido como el Molino Viejo, que estaba justamente el canal de alimentación junto a la Escalera del Gato, después de pasar el Barranco de Dos Torres había distintos puntos que se utilizaba para fregar la vajilla o para subir agua, tenía el primer acceso por la costera del Rufas, de esto se beneficiaban los vecinos más próximos, principalmente los que vivían por la calle de la Solanilla y proximidades, luego llegaba al puntarrón del camino de Ladruñán y también había un espacio que servía para los mismos fines, un poco más adelante junto al abrevadero, era el punto donde se iba a buscar agua con las caballerías para el servicio de la casa, puesto que el muro de la acequia permitía colocar los cántaros con más facilidad. También este abrevadero al que se acudía a dar de beber a las caballerías era suministrad al agua de esta acequia, al mismo tiempo que con su caudal movía otro molino, llamado el Molino Nuevo, luego lo aprovechaban para lavar y fregar y finalmente había otros dos sitios donde también se iba a lavar, pero que ya eran propiedad privada y a estos sitios sólo iban los dueños de los huertos o familiares. Eran el huerto del tío José María y el del Ballestero, para finalmente llegar a la balsa del Molino, tras pasar por debajo de la casa del Cantarero. Junto al molino estaba el lavadero público. Esta casa fue construida sobre la acequia Mayor, en los años anteriores al pantano, por lo que ni siquiera llegó a terminarse las obras en su totalidad. El nombre de balsa del Molino lo tomaba por ser la energía que utilizaba el molino harinero. Esta acumulación de agua, facilitaba también el funcionamiento del molino de aceite, para el servicio del pueblo; cada vecino llevaba las olivas de su cosecha al molino y recogía su propio aceite que se calculaba para el consumo del año. También algunos forasteros, compraban las olivas necesarias y las molían, llevándose ya el aceite limpio. En los años finales de Santolea, se compró en Berge la maquinaria de un molino  más moderno con lo que mejoró la obtención del aceite. También funcionaba con esta Balsa, el generador de luz para el servicio del pueblo, como la fábrica de mantas de Jerónimo Mata que se instaló y que daba trabajo a muchas familias .Como hemos comentado  anteriormente, había dos acequias que partían de la balsa del Molino, la primera, la de Los Valejos, que se iniciaba en dicha balsa y finalizaba en el barranco de la Torre, después regar Los Campos, El  Barranquillo, Las Horcas, El Fardachar, La Heredad y La Calzada y tras salvar un tramo muy complicado en su al pasar por La Piedra del Puente, regaba Los Valejos. A su paso por el pueblo a esta acequia acudían las mujeres a fregar la vajilla o lavar la ropa, pero solamente las que la tenían más cerca, que accedían por la costera de la Capazas o por la costera del Pardo.

                

Acequia de Los Vallejos, a su paso por la Piedra del Puente
Acequia de La Torre

La acequia de La Torre, que su inicio era el Chorredor en La Calzada y regaba las tierras Los Valejos y de la Torres, también alimentaba otro molino trapero en su recorrido. 

La acequia del Planazo, tenía menor caudal de agua, pero su recorrido era mayor. Se iniciaba en el mismo río Guadalope, aguas arriba del barrio de La Aljecira, también regaba tierras de Ladruñan y tenía distribuido el caudal, de la siguiente forma: una parte para La Aljecira, tres partes, para un molino de harina que había y una parte para Santolea. Para salvar el barranco de Las Cuevas, en un principio se hizo con canales de madera, por lo que a esta partida, se le conoce como Las Canales. Regaba tierras de Ladruñán y a continuación los Planazos, Vegatillas, Gascona y el Gramenal, que finalizaba en la escalera del Gato.

 

Con la construcción de la central eléctrica del Cantalar, se acortó el recorrido al recibir el agua del salto de la central, al mismo tiempo, no tenía que compartir el agua con nadie, lo que le convirtió en riego más seguro. No obstante, los vecinos de Santolea, continuaron acudiendo a limpiar la acequia en su primer tramo, para no perder los derechos antiguos.

Acueducto sobre el Barranco de Las Cuevas

Posteriormente se construyó un acueducto de piedra de un solo arco, que permitía un aprovechamiento mejor y más seguro del agua. Aunque en un principio su recorrido sólo llegaba hasta los Gramenales, justo hasta la escalera del Gato. Más tarde se alargaría su tramo y llegó hasta la Tejería, para lo que se construyó un nuevo acueducto, esta vez, en el barranco de Dos Torres. Esta prolongación permitió convertir en regadío El Balsar, las Solanillas y después de pasar el pueblo, los Campos y las Tejerías, estas últimas siempre fue un riego muy escaso, por lo que hubo que recurrir en muchas ocasiones, a la construcción de balsas, que permitieran almacenar aguas sobrantes en momentos puntuales. Su paso por el pueblo permitió regar lo que fueron los Huertos familiares, como también el aprovechamiento de sus aguas para fregar la vajilla o recoger agua para los animales, al estar más cerca que la acequia Mayor y como rodeaba el pueblo, en la época desde la primavera hasta el otoño que era cuando bajaba agua por esta acequia, acortaba el camino entre el pueblo y la acequia Mayor, aunque nunca se utilizó el agua para el consumo de casa por bajar poca cantidad y se consideraba de más garantía la de la acequia Mayor. Se accedía a ella primero por la costera del Rufas, luego por la de la Herrería, la de la Capazas y finalmente por la del Pardo. En algunos huertos particulares también lo tenían preparado para poder fregar o lavar. 

 

La acequia de la Viñarruga, aunque de menor importancia regaba las huertas de la margen derecha del río, y su origen estaba frente al barranco Gómez en el mismo río Guadalope y llegaba hasta el barranco de las Cirgulleras y el Plantero.

Acequiia de La Parada

La acequia de La Parada Se iniciaba en el Barranco de la Roza y regaba las huertas de la derecha del río hasta llegar al Regatillo, en cuyo recorrido y después de atravesar el puente, regaba una de las propiedades más emblemáticas, la Masía del Más de Campos.

 

Tanto la acequia de La Torre como la de La Parada, desaparecieron al ser inundadas por las aguas del pantano.

 

Otra acequia que solo era de riego de invierno, era la de las Herrerías. Tenía su inicio en el barranco de Dos Torres, justo el pinar del mismo nombre, a poco de su inicio, se encontraba con la balsa de Los Palomares, seguía su curso y después de pasar por las Quebradas y las Heredades, llegaba a la balsa del Casal, para seguir su curso y regar los Olivares, nombre que se le daba a una partida en la que se concentraba la mayor extensión de olivos. Esta zona estaba repartida en pequeñas propiedades, pero todas ellas bien pobladas de olivos, dándose la circunstancia en varias ocasiones, que dentro de una finca, uno de estos olivos y siempre el mejor, pertenecía  a otro propietario, que generalmente correspondía a familias más acomodadas, lo que nos hace pensar que estas adquisiciones estaban relacionadas con algún préstamo, bien en dinero o bien en especie  que no se pudo devolver en su momento, lo que originó la pérdida de ese olivo, que en su día sirvió de aval a ese supuesto préstamo.  Con algunos cauces auxiliares, regaba Las Hiladas, El Brazal, Las Herrerías y Val de Jimeno, terminando su recorrido en Las Lastras y Las Contiendas. Este riego como apuntábamos anteriormente, sólo era de invierno, que aprovechaba las aguas sobrantes de Dos Torres y que en esta época eran más abundantes, el resto del año, eran absorbidas por los riegos del pueblo y solamente en años de lluvias sobraba el agua que aprovechaban algunos campos de las Quebradas.

 

Las balsas de Los Palomares y El Casal, su función era recoger el agua durante la noche, puesto que el caudal que tenía era muy escaso. Con esta acumulación de agua, permitía regar durante el día. Tenía el inconveniente, que había que subir todos los días a cerrarlas por la tarde y abrirlas por la mañana, aunque en muchas ocasiones se solucionaba, pidiendo a algún vecino que pasara por allí a trabajar, hiciera este pequeño servicio de abrir y cerrar la balsa.

 

Finalmente hubo otra acequia, muy pobre de caudal de agua, como también fue pobre el espacio que regaba; era la acequia del Calvario, que saliendo del barranco de Dos Torres, tenía su inicio en las Quebradas y tenía de principio una balsa donde recoger el agua y poder regar el primer tramo, pasando por las Quebradas, La Mena, El Barranco Hondo hasta llegar Al Calvario, donde antes de entrar en el mismo, se hallaba otra balsa para poder regar el tramo final hasta llegar a los Campos. En ocasiones el agua de esta acequia prestó buenos servicios al pueblo, como cuándo había un incendio, como ocurrió en la Guerra Civil, el día que quemaron la iglesia parroquial.

 

Sus construcciones

 

La arquitectura popular está realizada de modo espontáneo, sin contar con arquitectos y utilizando los materiales extraídos del propio entorno. En el caso de Santolea, vemos que la forma de construcción más generalizada es el tapial con revoco de cal aunque también podíamos ver algunas paredes de mampostería, utilizando cantos rodados y diverso material que en muchas ocasiones estaría próximo a las edificaciones; en cuanto la cal o yeso se empleó en muchos casos simplemente para unir las juntas del tapial, aunque generalmente las fachadas de las casas estaban revocadas con estos materiales. En muchas ocasiones los materiales constructivos dependen del medio geográfico y del potencial económico del dueño de la vivienda. Los sillares aparecen en casas más sólidas y bien construidas, aunque lo más frecuente es que se reserve para zócalos y embocaduras de vanos, que podíamos ver en varias puertas y la mayoría terminadas en arco, como también aparecían en algunas esquinas de las casas. El resto de las viviendas tanto puertas como ventanas el vano era adintelado con travesaños de madera y rematado con el mismo material empleado en el revoco de la fachada. En cuanto al zócalo predominaba el empleo de mampostería a doble cara, rellenado con cascotes el interior, de un metro de altura aproximadamente y sobre este zócalo se construía el tapial, lo que le permitía quedar protegido de la humedad

 

 Para los forjados de las distintas plantas, se emplearon maderos de pino sin pulir, son pocas las casas que la madera de los techos esta trabajada como ocurría en la del tío Torres en la plaza del Torrero y pocas casas más. Este forjado de madera se ve complementado con bovedilla de yeso y cascotes, una capa de yeso endurecido servía de suelo a las distintas dependencias, aunque había algunas habitaciones de baldosa.

 

Estos techos se pintaban generalmente con cal, lo mismo que las paredes, dándole un poco de color en ocasiones con azulete, esta labor cumplía dos funciones, la del blanqueo y la de desinfectante, en cuanto a los maderos en ocasiones estaban  pintadas con arcilla de color, materia este muy fácil de conseguir en los alrededores del pueblo. La cal se obtuvo en las múltiples caleras habidas por todo el término y que podemos ver actualmente sus restos y que sin duda corresponde a momentos de gran actividad constructiva, entre la que se encontraría la construcción de la iglesia Estas caleras permitían por una parte la obtención de este material muy importante como hemos visto en las distintas construcciones y por la otra aprovechar la piedra caliza tan abundante, sin olvidar la limpieza de campos y montes de matas de rama baja, que era la materia prima para el funcionamiento y cocción de la piedra en las mismas.

 

En los últimos años de existencia del pueblo la cal se compraba en algún pueblo vecino donde esporádicamente se hacía alguna calera, como en Valdelabona, masía perteneciente al término de Castellote, pero ya su finalidad principal era el blanqueo de las casas La madera de pino también era fácil de adquirir en los montes comunales o fincas particulares. Parece ser que en una época en que se llevaron a cabo muchas construcciones, el alcalde que gobernaba el pueblo en aquel momento, dio facilidades para el corte de pinos del monte común y hubo una partida en la que desaparecieron todos y que le llamaban Las Rozas, junto a la Piedra del Puente. Hoy esta zona la vemos repoblada de pinos nuevamente después de muchos años.

 

La cubierta de las casas estaba también hecha de maderos y sobre ellos cañizo y barro para sentar la teja árabe. El cañizo era construido en el mismo pueblo utilizando los cañares existentes en los márgenes de las acequias, por lo que también resultaba un material fácil de adquirir y que siempre hubo artesanos que los fabricaban, incluso los excedentes se vendían a los pueblos del entorno En cuanto a la teja también se fabricaba en el mismo pueblo, donde había un horno en la Tejería y que seguramente  dio nombre a esta partida y que la arcilla empleada para la fabricación de tejas o ladrillos abundaba por todas partes.

 

 Este taller lo componía un pequeño cobijo o caseta donde el tejero guardaba sus herramientas, una pequeña era donde ponía a secar las piezas antes de llevarlas al horno, la balsa donde amasaba la arcilla y finalmente el horno donde las cocía  Generalmente las tejerías solían estar cerca de las zonas de tierras arcillosas donde el transporte de la materia prima era más fácil. Cuando por necesidades para la construcción o reparación de algún edificio, se necesitaba tejas o ladrillos, se acordaba con el tejero la cantidad y parte del pago se hacía aportando leña para el funcionamiento del horno.

 

Hoy esta zona ha sufrido una gran transformación, difícil  de reconocer al llevarse a cabo una explotación de las arcillas a gran escala, por lo que ha desparecido todo vestigio de huertas y los montes que la rodeaban.

 

Las fachadas de las casas estaban rematadas por aleros de poca vistosidad, construidos con tablas de madera y en algunos casos simplemente con el cañizo utilizado en la propia cubrición de la casa. Había alguno de estos aleros revocado con cal o yeso, pero esto se daba en pocas ocasiones. En Santolea no había ningún alero como vemos en otros pueblos del Maestrazgo, que son auténticas obras de arte en madera, como tampoco había casonas de mucha vistosidad. Algunas se podían ver muestras de su poder económico, como la casa del Fusterico en la calle del Cristo, que tenía molino de aceite en casa y que mediante un cubierto atravesaba la calle de la Solanilla y tenía salida a una huerta llamada El Jardín, propiedad de la casa.

 

Había otras que aunque en apariencia tenían menor importancia, seguramente eran más antiguas y también se observaba su categoría. Podíamos enumerar, la primera a la entrada del pueblo de la familia de los Portoleses, la del tío Torres en la Plaza del Torrero, la del tío Trompis en la calle del Cristo, que disponía además de los campos junto a la casa por su parte trasera, la de las Abogadas en la confluencia de la calle Mayor y la del Cristo, la de los Fusteros, en la costera del Rufas, la del abuelo Ballestero y la del Borrascas en la calle Mayor o la tía Casilda en la calle San Roque y alguna en el Cabezuelo.

 

Los balcones eran generalmente de barrotes de hierro sin destacar en ninguno trabajo de forja dignos de mencionar. También había algunos con el antepecho de madera torneada o recortada, pero estos últimos no sobresalían de la línea de la fachada, había varios de ellos en distintas casas del pueblo, tenían su solera y salía de la fachada de la casa y eran de madera. El del abuelo Ballestero estaba en el piso más alto.

 

Las puertas de las casas la mayoría eran de dos hojas divididas horizontalmente, lo que permitía dejar la contrapuerta u hoja superior abierta durante el día, facilitando la ventilación, mientras que la hoja inferior era de más fácil manejo y permitía un menor deterioro de sus goznes. En esta se situaba la gatera que sirve de elemento de ventilación y por la cual pasaban los gatos.

En algunos casos también había la puerta única que ocupaba todo el vano y en la que se habría una más pequeña. Unas y otras estaban provistas de llamadores representando diversos motivos. La clavazón estaba hecha con clavos de cabeza gruesa que servían al mismo tiempo de decoración, teniendo distintas formas y dependiendo del gusto o el poder económico del propietario. La puerta que presentaba el mejor trabajo en madera de todo el pueblo, era la de la cochera del tío Ronzano en la plaza del Torrero y que servía de referencia a los fotógrafos como fondo de sus trabajos y que vemos en muchas fotografías  antiguas. En cuanto a las puertas de mayores dimensiones divididas en dos hojas verticales, correspondían a la casa de José Borraz en la calle Mayor y Tomás Eixarch en la calle San Roque, ambas cumplieron la función de Posada, la segunda tenía una entrada amplia por la costera de la Quebrada junto a la Herrería, y estaban preparadas para entrar carros. Es la única que siguió haciendo el servicio de posada hasta la desaparición del pueblo, siendo los últimos vecinos que lo abandonaron, y la tercera de estas puertas era la de la Obra Nueva, donde el tío Juanetes guardaba los carros y que seguramente se construyó en época más tardía por lo que seguramente fue el motivo de este nombre de Obra Nueva. El nombre del propietario en el momento de la expropiación era de Pedro Matas Felius, con el número167 en el plano del pueblo y que estaba casado con una hija de los Torreros, por lo que era esta familia los propietarios y constructores de este edificio, en el que se ve un fuerte poder económico si observamos sus dimensiones.

 

La distribución de la vivienda era parecida en la mayoría, solamente diferenciada por la amplitud mayor o menor de unas y otras. El zaguán conocido generalmente como la entrada, daba paso a la cuadra de las caballerías, solía estar empedrado el suelo con cantos rodados formando dibujos y en esta dependencia se guardaban los aperos de labranza y bastes o aparejos diversos propios de las faenas del campo, al mismo tiempo que servía de almacén de los productos destinados a la alimentación de los distintos animales. En un rincón estaba la pajera, donde se guardaba la paja para las caballerías. También había en muchas de estas entradas aprovechando un espacio libre, la prensa del vino, lo que nos demuestra que hubo momentos de gran auge en el cultivo de este producto. En los últimos años de existencia del pueblo, quedó reducido a tres prensas, la del tío Zarpas para uso particular, la de la tía Antonina y la del tío Calejonero en la casa que fue del tío Dama. Estas elaboraban el vino de los cosecheros que querían acudir a ellas, mediante el pago que se hacía en especie

 

Desde la entrada se accedía a la bodega, que en algunos casos estaba excavada en el sótano y en otras ocasiones era solamente una dependencia más en los bajos de la casa, también solía haber un cuarto que servía de despensa y en el que se guardaban todas las provisiones, desde los jamones, las ollas de la conserva y las tinajas del aceite para el consumo del año. En este cuarto y pensando que pudiera romperse una de estas tinajas, había en el suelo una enterrada en el centro que le llamaban la madre, que en caso de rotura recogía todo el aceite.

 

Partiendo de la entrada, por una escalera se accedía al primer piso donde estaba la cocina y desde allí había algunas casas que mediante una ventana, permitía vigilar el estado de las caballerías en la cuadra, al mismo tiempo que se podía ver la puerta de la entrada de la casa. (La de Sebastián Gil en la calle San Roque). El núcleo vital de la casa fue tradicionalmente la cocina que también cumplía las funciones de comedor, donde transcurrían las largas veladas de invierno, lo mismo los miembros de la casa, como el de algunos familiares o vecinos, que se reunían para pasar la velada junto al fuego. “No había llegado todavía el invento de la televisión” ni los teléfonos móviles que tanto han eliminado la comunicación.

 

 Un punto de reunión, era también en el mismo zaguán en épocas de recolección de maíz, donde se juntaban por la noche vecinos y conocidos a pasar la velada ayudando al dueño a la labor de esparallofar o lo que es lo mismo quitar las hojas a las mazorcas, mientras se gastaban bromas, entre ellas estaba la de echar un trago de vino cuando salía una mazorca roja, que cuando se esparallofaba maíz amarillo, salían pocas y si había alguna se ocultaba y de vez en cuando la sacaban gritando, ha salido la roya,  lo que daba paso a un nuevo trago que hacían más agradable el rato.

 

La cocina estaba compuesta por el hogar de campana y en el mismo hogar solía haber una plancha de hierro sobre arena que hacía de aislante, sobre la que se hacía el fuego, completando el espacio con baldosas y protegiendo la pared, otra plancha también de hierro fundido, en este caso con motivos decorativos. Un clavo colocado en la pared del hogar del que pendía una cadena, servía para colgar el caldero para los distintos usos y necesidades, desde preparar la comida, calentar agua o cocer la comida de los animales. Alguna repisa sobre la pared, permitía tener al alcance de la mano la sal o algún otro elemento necesario para cocinar. Entre los utensilios de la cocina estaban las tenazas, el fuelle, los hierros para apoyo de los pucheros y las estrudes en distintos formatos dependiendo la función que tenían que desempeñar, y que se guardaban junto al hogar en un clavo puesto en la pared donde se colgaban.

 

Especial interés tiene el mobiliario de la cocina, la cadirera o banco corrido con amplio respaldo con mesita abatible o fija situado a ambos lados del hogar que permite descansar junto al fuego, el armario aparador de madera u obra, era un auténtico escaparate de la economía familiar, en cuanto en él tiene su ordenado acomodo todo el menaje de cocina.

 

 Próximo a este mueble suele estar el cantarero, pieza de obra y madera donde se guardaban los cántaros de agua. También era muy corriente tener en un rincón de la cocina y siempre aprovechando que no molestara, una tinaja para el almacenamiento de agua para los distintos usos y que se transportaba a carga desde la acequia Mayor con una caballería a la que se colocaban los argados, utensilio éste hecho de esparto con cuatro o seis compartimentos donde se colocaban otros tantos cántaros para transportar el agua.

 

El cenicero, donde se almacenaba la ceniza, también estaba cerca del hogar. Esta ceniza se empleaba mayoritariamente para hacer la colada, que consistía en depositar dentro de un cocio (recipiente de cerámica con un orificio en su parte inferior para la salida del agua) la ropa para lavar, colocándola en capas intercaladas de ceniza y ropa, a la que se le añadía agua hirviendo, con lo que esta mezcla se convertía en lejía que limpiaba la ropa. Era costumbre cuando se hacía la colada hacer patatas asadas, aprovechando el fuego que había que mantener para calentar el agua.

 

También podíamos ver en algunas cocinas un pequeño armario generalmente sobre el cantarero, que era el armario de las sartenes y junto al mismo el candilero o lugar en el que se colgaban los candiles, elemento para el alumbrado de la casa y que se alimentaba de aceite de oliva y mecha (torcida) de algodón  que era la que se mantenía encendida y alumbraba en momentos puntuales, o cuartos en los que no había instalación eléctrica. Hasta 1918 que se instaló la luz eléctrica, éste era el medio más limpio de alumbrarse; el otro era el tedero que generaba mucho humo.

 

En algunas cocinas y en un pequeño cuarto contiguo, estaba el masador o amasador, donde estaba la artesa, depósito hecho de madera donde se preparaba la masa para llevarla al horno del público y que al mismo tiempo servía de almacén para el pan una vez elaborado. En algunas casas solía haber en esta dependencia el torno de cerner la harina. En el mismo piso había alguna sala con alcobas, cerradas simplemente con una cortina, en las que podíamos encontrar las arcas donde se guardaba la ropa, generalmente el ajuar aportado por la novia.

También había en algunas casas en la segunda planta, un hogar más rústico que se utilizaba solamente para la matanza del cerdo o para cuando se hacía jabón.

 

El blanqueado de la casa se solía hacer para las fiestas patronales o con motivo de algún acontecimiento especial y en muchas ocasiones se le encargaba este trabajo a blanqueadores profesionales. El tío Joaquín de Castellote, que con una caña y una brocha atada al extremo de la misma, alcanzaba a todos los rincones sin necesidad de escalera. Aunque el blanqueado se hacía con cal, en ocasiones se mezclaba con azulete para darle algún tono sobre todo los zócalos.

 

La tabiquería para la división de las distintas dependencias, estaba hecha de adobe o ladrillo, aunque en muchos casos se hacía de cañizos con revoco de yeso

La segunda planta, por lo general disponía de grandes espacios abiertos y que cumplías distintas funciones, desde el almacenamiento de cereales, a dejar a secar panochas de maíz, cebollas y otros productos del campo guardados para el invierno. Aquí también podemos ver alguna de estas arcas, que su finalidad principal era guardar las ropas como mantas o talegas para el uso de las distintas labores del capo o almacén de granos. Incluso había algunas de mayor tamaño donde se guardaba la miel. En este piso había alguna habitación en la podíamos ver que sus paredes estaban  revocada de yeso con agujeros en la pared y que su función fue la cría del gusano de seda.

 

La tercera planta era la falsa, donde se almacenaban todos aquellos objetos que en otro momento fueron de utilidad y que quedaron apartados, como también los utensilios empleados en la matanza del cerdo. Esta dependencia también se empleaba como secador de los productos de la matanza y en muchas ocasiones se colocaban cañizos para este fin al mismo tiempo que servía para el secado de frutas o verduras, que permitían guardarse para el consumo invernal. Unos clavos puestos en los maderos permitían tener colgados los embutidos de la matanza, como también  manzanas o racimos de uva y demás provisiones.

Eras y corrales

Además de las construcciones de las viviendas, había otras, como eran los corrales y pajares y las eras, separadas del núcleo de la población. Los corrales y pajares solían formar parte de la misma edificación, en los que la planta baja era el corral y el piso el pajar. En el pajar se almacenaban toda clase de forrajes y paja para el alimento del ganado. El corral donde se ubicaba el ganado, en muchos casos disponía del raso o parte sin cubrir que facilitaba mejor ventilación y al mismo tiempo servía de almacén de leñas Aquí la construcción era completamente de tapial, empleando solamente cal o yeso para el rejuntado, cubriendo de barda, que eran ramas de arbustos generalmente enebro o sabina, que por su abundante hoja ofrecía más protección, colocada sobre la tapia y cubierta ésta de tierra. Este conjunto servía de protección en invierno a los gorriones, donde se cobijaban por las noches. 

Las eras y los corrales

Junto a estos corrales estaban las eras  para trillar las mieses, construidas de losas en su mayoría, aunque había una que tenía parte de cantos rodados y que llamaban la empedrada. Cada era tenía varios propietarios que tenían que ponerse de acuerdo en el momento de su utilización.

 

El resto de construcciones diseminadas por el término municipal, eran simplemente algunas casetas para cobijo en los campos de cultivo, o cerramientos de fincas en muchos casos de pastos, hechos a piedra seca y cuya terminación se hacía  con piedras de canto. Donde más se daban esta clase de construcción era en la partida de Las Cerradas, que como indicas su nombre era una zona cerrada de pastos de invierno,  protegido del aire del norte y donde predominaba esta clase de construcciones. Aquí también podíamos ver otra construcción sencilla que era la caseta del pastor, de tamaño reducido donde se protegía del frío, hecha a piedra seca. También hallamos en el campo los corrales de ganado, con preferencia cerca de las antiguas veredas o pasos de ganado y siempre próximos a lugares con agua, donde en ocasiones se construía aprovechando un saliente de la roca que le servía de cobijo. Estos eran muy corrientes en Mercader o Barranco Gómez, favorecidos por las fuentes que hay en estas zonas.

Cueva en el Barranco Gómez

Aquí podemos ver una de estas construcciones en el Barranco Gómez junto al subidor de la calzada hecha al cobijo de la piedra o en Mercader, donde había varias de ellas.

Mercader, cuevas de Ramoneto

A las construcciones del pueblo ya no les llegó la época de la modernización de las viviendas, donde se fueron dotando de medios más modernos y más cómodos como ocurrió en otros pueblos, la desaparición del mismo hizo imposible esta adaptación a los nuevos tiempos.

 

Pantano de Santolea

El Pantano de Santolea

Las obras de la presa del pantano de Santolea, se inician en 1927 y terminan en 1933, se   levantó sobre la partida llamada El Belén y la cueva de las Lomeras, cerrando la garganta del cauce del río Guadalope.

 

La construcción del pantano de Santolea, fue la culminación de las aspiraciones de Alcañiz y Caspe  principales interesados, aunque no quedaran totalmente satisfechos por no haber conseguido la construcción del pantano grande.

 

Las iniciativas para esta construcción se venían gestando desde principios de siglo, los más interesados eran los pueblos antes mencionados, ya que los situados entre Castelserás y Castellote, poco les afectaba al tener el riego asegurado anteriormente, en este caso, los más beneficiados serían Caspe y Chiprana. Y aquí empiezan a darse los primeros pasos que sentenciaran a Santolea, y que años después la llevarán a su desaparición

 

El 26 de Septiembre de 1900, se presenta un escrito al Sr. Ministro de Agricultura suscrito por los alcañizanos, señores Jerónimo Blasco, Alcalde; José Manuel Ejea, Presidente de la Cámara Agrícola; Joaquín Escanilla, Delegado de la Cámara de Comercio; Francisco Pérez Alejos, Francisco Navarro y Marcelo Escudero, respectivamente, Presidentes de la comunidad de las acequias Vieja, Nueva y Gavalda; Julián Santa Pau, Presidente de la asociación de Ganaderos; Joaquín Marco, Presidente de la defensa Agrícola; Pablo Lafuente, Presidente del Casino Artístico; Antonio Alfonso, Presidente del Centro Industrial y Agrícola. En él le pedían que el pantano de Santolea y sus canales sean incluidos en el Plan General que ha de someterse a las Cortes.

 

Ni el entusiasmo de los pueblos interesados, ni los esfuerzos del diputado Comas, defensor del pantano grande, pudieron rectificar la trayectoria  de nuestros gobernantes

Finalmente las instrucciones dadas al ingeniero Elio, fueron para hacer el pantano pequeño, con el fin  de asegurar actuales riegos  y de sobrar agua, extender la zona de regadío hasta 12.000 Has.  Aprobado Real Decreto 18 de Abril 1901

 

Entonces los políticos con el fin de suavizar asperezas y dar satisfacciones, ofrecieron a título de transacción, ejecutar las obras del pantano pequeño, a la base del grande y esta fórmula fue recibida cual si fuera una esperanza halagadora. La opinión pública confiada, se manifestó a favor de lo ofrecido y se invitó a los pueblos, que si querían aceptar la obra, pronto comenzaría si auxiliaban con el diez  por ciento de lo presupuestado, satisfecho semestralmente a medida que se construyese y el cuarenta por ciento de lo presupuestado, a pagar en el plazo máximo de 25 años a contar desde la terminación del pantano.

 

En la junta de regantes celebrada en Alcañiz el 22 de Septiembre de 1903 tomó la palabra el Sr. Manuel Egea, manifestando que la construcción del pantano pequeño, aunque sólo servía para asegurar nuestros riegos y convertir los eventuales en constantes, estaban convencidos que si no se construye el pantano pequeño, no se hará el grande y que si no aprovechamos el interés que proporciona el Exmo. Sr. Ministro de Agricultura en su Real Orden de 30 de Agosto de 1903, quedará abandonado por completo el proyecto y Alcañiz debe hacer un esfuerzo para auxiliar la obra.

 

Reconocemos que a los pueblos de Castelserás a Castellote, en nada les afecta este pantano por la seguridad de sus riegos. El mayor beneficio lo ha de obtener Caspe y Chiprana, convirtiendo su extensa huerta en riego continuo, por lo que son llamados a contribuir con una cantidad relativa a los beneficios, pero como en la Real Orden se dispone que las ofertas se hagan de común acuerdo, el que aquí se tome, deberá cursarse a los demás pueblos que componen la zona regable, para su aceptación. El representante de Castellote y sus anejos, manifestó, que aunque el pantano les ocasionaría grandes perjuicios, se sacrificarían gustosos por el interés de la comarca. Dijo, que después de estudiado el asunto con el mayor detenimiento, había tomado la decisión de exponer a la junta la siguiente oferta: Tributar cada propietario regante con cien pesetas por hectárea, pagaderas en dos plazos; la mitad al promedio de las obras y la otra mitad, al fin de estas; que Caspe y Chiprana, deberán ofrecer cuatrocientas pesetas por hectárea, y que por el pantano grande, se ofrezcan cuatrocientas pesetas por hectárea de olivar que se pongan en riego, que se pagarán cuando esté terminada la obra, pero en cuatro anualidades.

 

El 11 de Diciembre de 1908, se publica un Real Decreto que consta de 18 artículos y que describimos a continuación:

 

En el primero se aprueba técnica y definitivamente, con las prescripciones propuestas por la suprimida comisión de Trabajos Hidráulicos, en 12 de Septiembre de 1903, el proyecto del pantano de Santolea, redactado por la división de trabajos hidráulicos del Ebro, cuya obra está comprendida con el número siete en el Plan General del Estado.

 

Por el segundo, se autoriza al Ministro de Fomento para realizar en el término de cinco años, por la administración, las obras presupuestadas en un millón cuatrocientas treinta y tres mil ochocientas ochenta y una pesetas con veintiocho céntimos (1.433.881,28).

 

En el tercero, se autoriza para realizar mediante subasta, en el plazo de dos años, la desviación del trozo 5º de la carretera de Cantavieja, por el presupuesto de ciento setenta y seis mil setecientas veintiuna pesetas sesenta y seis céntimos (176.721,66).

 

Sin perjuicio de lo dicho, dice el artículo 4º, deberán adquirirse por subasta o concurso, con sujeción a las disposiciones vigentes, los materiales principales que hayan de emplearse en las obras del pantano, como canales, cemento, elementos metálicos atc.

 

Según el artículo 5º, la autorización concedida se sobreentiende en el caso de que las entidades que han ofrecido auxilio acepten las condiciones del presente Real Decreto en Escritura Pública.

 

Se constituirá se lee en el Artículo  6º, un sindicato de obras del pantano de Santolea, donde tendrá representación las entidades o corporaciones que contribuyan a la construcción de las obras, en la proporción de las cantidades que aporten cada una, y se regirá por un reglamento, que se someterá a la aprobación  del Ministro de Fomento, pudiendo ampliarse dicho sindicato, si así  se creyera conveniente y hubiera posibilidad de hacer extensivo el riego a nuevas zonas.

 

El sindicato del pantano de Santolea  auxiliará la construcción, según previene el artículo 7º

Con el cuarenta por ciento el coste real de las obras aumentado anualmente con los gastos de dirección y administración, pagaderos por semestres vencidos, en proporción a las obras que vayan realizándose.

Con el cuarenta por ciento  del mismo coste real de las obras, aumentado con los gastos de dirección y administración, pagadero por anualidades iguales  en el plazo de 25 años, que empezará un año después de terminadas las obras.

Con el diez por ciento del importe del importe de las expropiaciones, pagadero por semestres vencidos a medida que se satisfagan, y además con el cuarenta por ciento del importe de las expropiaciones pagadero por anualidades iguales en el plazo de 25 años que empezará contar un año después de terminadas las obras.

 

Según el artículo 8º, hasta no se hayan amortizado el 50% del coste real de las obras, y del importe real de las expropiaciones, el sindicato de obras del pantano de Santolea, abonará al Estado el uno y medio por ciento en concepto de intereses anual,  sobre la cantidad que reste por completar la amortización de los auxilios ofrecidos.

 

Cuando se haya pagado todo lo dicho, no antes, quedará de la exclusiva propiedad del sindicato del pantano de Santolea, por ordenarlo el artículo 9º.

 

El Ministro de Fomento, podrá encomendar la construcción del pantano a una junta de obras, compuesta por cinco vocales, tres elegidos por el sindicato, otro por el Ministro y el ingeniero director, cuya junta queda sometida a las disciplinas del reglamento aprobado por el Real Decreto de 27 de Noviembre de 1903, y podrá ser disuelta en cualquier momento que el Gobierno estime conveniente proseguir los trabajos directamente.

 

Terminadas las obras, ordena el artículo 11, el sindicato de obras del pantano de Santolea, se convertirá en sindicato de riegos, con las modificaciones que procedan, y se encargará de la conservación y explotación mediante un reglamento, que deberá ser aprobado por el Ministro de Fomento. En la formación de éste reglamento deberá tenerse en cuenta las siguientes bases:

El sindicato tendrá la obligación de respetar los derechos adquiridos, dejando discurrir libremente por el cauce del río, el caudal que la administración determine, teniendo en cuenta la importancia de los actuales aprovechamiento y las facultades que se reserva para llevar a cabo las expropiaciones que juzgue precisas.

Tendrán derecho preferente  a las aguas del pantano, las entidades y particulares que contribuyan con sus auxilios a la ejecución de las obras.

Las tarifas que se fijen para el uso y aprovechamiento de las aguas del pantano, serán sometidas por el sindicato a la aprobación del Ministro de Fomento.

Para los nuevos riegos que puedan establecerse, se partirá del principio de que el agua queda adscrita a la tierra, fijándose tarifa por hectárea regada y el mínimo de agua que habrán de recibir los regantes, para que sea obligatorio el pago completo del tipo de la tarifa.

Se concede a la entidad a que pertenezca el pantano, el derecho exclusivo para riegos, el exceso de agua que en un punto cualquiera del cauce discurra sobre la que en ese mismo punto discurría sin el embalse, sin perjuicio de las prescripciones de la ley de aguas.

 

La explotación, dice el artículo 12, se hará bajo la inspección del Gobierno, representada por el Ingeniero Jefe de la División Hidráulica del Ebro, siendo de cargo del sindicato de riegos, los gastos que esta inspección ocasione.

 

Si por abandono del Sindicato peligrara la conservación de las obras o no pudieran éstas prestar el servicio a que se destinan, en virtud del artículo 13 se incautará el Gobierno de las mismas, pudiendo explotarlas por sí, o ceder la explotación a un tercero, previo expediente, en el que deberá oírse al Consejo de Obras Públicas.

 

Si el Sindicato retrasase el pago de las cantidades que corresponde abonar, el Estado explotará el pantano por su cuenta y con arreglo a las tarifas que estime oportuno fijar, hasta que, después de cubiertos los gastos de administración y conservación de las obras, quede resarcido del capital e intereses que hay invertido en ellas por cuenta del Sindicato. Así lo previene el artículo 14.

 

Aun después de que el pantano haya pasado a ser propiedad del Sindicato de riegos, estará éste, según el artículo 15 obligado a no perder ni a desperdiciar el agua y a distribuirla con equidad, de forma que el beneficio del riego se extienda a una zona lo más vasta posible.

 

En el caso de constituirse la junta de obras, presentará ésta dice el artículo 16, a la aprobación del Ministro de Fomento los presupuestos anuales de gastos de dirección y administración, los que no podrán exceder en ningún año de veinticinco mil pesetas, ni pasar de seis mil, la parte destinada a los gastos de administración.

 

El Ministro fijará el plan económico de las obras que hayan de ejecutarse, consignándose en el mismo parte de gastos que deberá ser abonado por el Estado, que será librada a la junta de obras en el primer mes de cada trimestre, y ésta rendirá anualmente cuentas de los gastos realizados, acompañadas de los certificados del Ingeniero Director. Esto ordena los artículos 17 y 18.

Lo publica La Gaceta de Madrid. 12 Diciembre de 1908 nº 347.

 

En 1919 se constituye la Junta de Obras  del Pantano de Santolea  y sería la dictadura de Primo de Rivera, la que diera el paso definitivo para la creación de las Confederaciones Sindicales Hidrográficas, que nacieron por Real Decreto el 5 de Marzo de 1926, aprobándose en esa misma fecha la del Ebro. Posteriormente el gestor de las aguas de la cuenca del Guadalope y sus afluentes, en el que está el pantano de Santolea, ya sería la Confederación Hidrográfica del Ebro, así como la construcción del mismo.

 

Esta construcción del pantano, se inicia con la dictadura de Primo de Rivera, pero su finalización corresponde al gobierno de la República. Los estudios parece que indicaban, que el pantano no se llenaría nunca, pero la realidad fue otra y el río Guadalope se encargó de demostrar que los cálculos no eran correctos y el pantano se llenó en 15 días. A los vecinos no les daba tiempo a recoger sus cosechas, el agua subía tan deprisa que inundaba todo. Los edificios que había en las huertas, al llegar el agua, como estaban construidos de tapia, tan pronto como la humedad afectaba sus cimientos, se caían Las expropiaciones que correspondían a sus vecinos por sus casas y tierras, no se habían cobrado, por lo que se generó tensión y descontento. Al mismo tiempo la presa del pantano perdía gran cantidad de agua, temiendo que reventara y se llevara por delante los pueblos más próximos a su cauce. Una comisión se trasladó a Madrid a reclamar el pago de las expropiaciones, aunque parece ser que el recibimiento no fue muy correcto.

 

Aunque en un principio la construcción del pantano creó puestos de trabajo y atrajo también a muchos obreros de fuera que dio vida al pueblo, finalizado éste y anegadas sus mejores tierras, que eran huerta, dejó de producirse una serie de productos importantes para su mantenimiento.

 

Se cultivaban árboles frutales, cuyos productos eran de reconocido prestigio, con excedentes para la venta. Hortalizas, forrajes, que permitían mantener una ganadería estabulada. Legumbres, cáñamo, lino, también había plantaciones de moreras, con lo que se explotaba el gusano de seda y como consecuencia, daba trabajo para su cría y elaboración. Todos estos productos, daban lugar a algunos talleres artesanos en los que se elaboraba la materia prima y que dio en su día sobrenombres a los artesanos que lo realizaban, como Embochador, Cerero, Tejedor o Sedero.

 

Con la desaparición de estos productos, desaparecieron varios oficios, que obligó a sus familias a buscar trabajo en otro sitio, lo que motivó la primera emigración.

 

Esta corriente migratoria, se canalizó en dos direcciones bien diferenciadas, los jornaleros, que en su mayoría se dirigieron a Cataluña y los más audaces a Sudamérica para probar fortuna, y los propietarios de tierras, que con el dinero que recibieron de la expropiación de sus bienes, decidieron instalarse en otras tierras, siguiendo su profesión de agricultores. Cuenta una anécdota, que el despedirse un vecino que se iba a América lo hizo de la siguiente forma: me despido hasta la eternidad, porque si me va bien, no volveré y si me va mal, no tendré dinero para volver. El razonamiento parece normal.

 

La primera gran emigración, nombres y destinos.

 

Calle San Roque

José Portolés Aguilar, su destino será Zaragoza. (247

Trinidad Cortés Lamiel (los Tardanos) a Esplús (Huesca) (70)

Vicente Serrano Lafiguera (casa la Perdigana), a Bordón. (243)

José Molés Espada (el Palicos), a Zaragoza. (240)

Francisco Guillén Combo (el Blanquillo), a Las Cuevas de Cañart. (73)José Portolés Cortés, (el Cachillo), a Esplús (Huesca). (239)

 

Calle el Cabezuelo

Pedro Navarro Félez, a Zaragoza. (237)

Juan Arellano (el tío carpintero), a Cuevas de Cañart. (258)

Andrés Matín Giner (los del Huergo), a Alcañiz. (260)

Antonio Borraz  Carceller, (el Santocristo) a Alcorisa. (261)Juan Ramón Ferrero Giner (el Guitarrero), a Zaragoza. (231)

Juan Antonio Serrano Zapata, a Ladruñán (222)

Joaquín López Espada (el cojo el Sastre), a Berge. (271)

Pedro Ejarque Ejarque (el Correa), a Barcelona (263)

María López Carceller (la Pasiega), a Mas de las Matas. (266)

Pascual Lamiel Portolés, (el Cebollinero), a Barcelona. (198)

José Aguilar Navarro, a Barcelona (228)

 

Calle del Carmen

José Lamiel Guillén, a Las Parras. (267)

Ramón Balfagón Bervís, a Ladruñán. (268)

 

Calle Mayor

Manuel Ballestero Serrano, (el tío Rito), a Esplús. (234)

Miguel Portolés Ballestero, a Alcañiz (226)

Francisco Portolés Aguilar, a Alcañiz (226)

Miguel Perdiguer Ejarque (el Dama), a Más de las Matas (82)

Pascual Eixarch Folch,  Berge (88)

Joaquín Martí Blasco, (los Conas) a Paracuellos del Jiloca (98)

Francisco Ballestero Cortés, a Más de las Matas (220)

Abdón Alloza Pérez, a Ladruñán (213)

Miguel Ballestero Ejarque, (el Pichal), a Vinaroz (195)

José Gazulla, a Barcelona (192)

 

Calle del Cristo

Juan Ramón Andrés Muñoz, (el Tambor), a Calanda (189)

Ramón Giner Virgós, a Esplús (186)

Sebastian Esteban Marín, (el Capador) a Calanda (180)

Raimunda Nebra, a Buenos Aires (176)

Pedro Mata Felius(los Torreros), a Zaragoza (167)

Nazario Guillén Cortés, a Samper del Salz (120)

Pedro Portolés Guillen, a Alcañiz (124)

José Martín Aguilar, a Alcañiz (117)

Calle de La Solanilla

María Ballestero Ejarque, a Las Planas (107)

José Virgós Guillén, a Barcelona (20)

Francisco Aguilar Gascón (el Curro), a Barcelona (28)

Tomás Repolles Carceller, a Binéfar (29)

Juan Buñuel Portolés(los Candelas), a Alcañiz (39)

José Portolés Sanz (el Betes), a Alcañiz (42)

Calle Las Eras

Herederos de Manuel Gil Portolés(los Pardos), a Vinaroz (160) costera del Pardo

Joaquin Virgós(los Nazarios), a Samper del Salz (149)

Ramón Giner Obón (el Cerero), a Binéfar (14)

 

Estos son los datos que hemos conseguido por mediación de personas que les conocieron, aunque puede haber algún error u omisión involuntarios.

 

Como podemos ver este grupo importante de familias, en su mayoría acomodadas, fue el primer golpe que recibió el pueblo. Las casas y tierras de ellas, pasaron a ser ocupadas por los que quedaban en él, bien mediante compra o simplemente en arriendo. Hubo casos en el que al formalizar la venta, el vendedor puso la condición, de que si un día se expropiaba el pueblo, la diferencia entre el precio actual y el que se pagara en el momento de la expropiación debería ser repartido en partes iguales entre vendedor y comprador, acuerdo hecho verbalmente y que llegado el momento que se pagó el pueblo, se cumplió aquel acuerdo que se hizo en su día.

 

En este momento se produce un reajuste  y un cambio de domicilio, ocupando aquellas casas que habían quedado libres y que en su mayoría reunían mejores condiciones, en cuanto a las tierras, fueron ocupadas por los nuevos propietarios o arrendadores, para compensar en parte las que habían perdido.

 

No terminaría aquí la emigración, los años sucesivos fueron un constante goteo de pérdida de vecinos. Aferrados a su tierra y cultivando la poca huerta que había quedado sin expropiar. La expropiada pero que no la cubría el agua, la Confederación Hidrográfica del Ebro, la dejaba cultivar mediante un arriendo, lo que permitía disponer de algunas tierras importantes, puesto que esta huerta, es la que regaba la acequia Mayor y por lo tanto, el riego más seguro; luego la acequia de los Valejos, llegaba hasta Las Torres, regando solamente huerta expropiada.   Acompañada esta agricultura con el cultivo del olivar, viña, cereales en las tierras de secano, haciéndose cargo o comprando las propiedades de los vecinos que habían emigrado, juntamente con la ganadería, se fue manteniendo el pueblo, con la mirada puesta en el posible crecimiento del pantano que les diera el golpe final.

 

El año 1947 empieza la construcción de la carretera que uniría Las Planas con el puente de Santolea, la construcción de la misma costó 4 años. Aunque el servicio que prestará esta carretera será prácticamente nulo, al no construirse el nuevo puente para salvar el pantano y unirla a la que va de Castellote a Cuevas de Cañart. Los más beneficiados fueron los propietarios de tierras en Las Planas, que utilizándolo como camino de herradura les permitía trasladarse con más comodidad a sus campos, donde estaba la mayor concentración de viñas y cereales. Algunos vehículos pequeños como el del médico del pueblo, utilizarán la pasarela que se construyó para salvar las dos orillas, al quedar embalsado el puente antiguo, aunque el paso por esta pasarela tenía sus riesgos, pero le permitía acortar mucho camino en la visita a los enfermos de Las Planas, Bordón, Luco y sus correspondientes masías. También las personas de estos pueblos que tenían que desplazarse, ganaron con esta obra.

 

 

Por el año 1960 se decide para mejor aprovechamiento del Pantano subir el sobradero, alcanzando las aguas un nivel más alto, y por consiguiente nueva pérdida de tierras de regadío, lo que ayuda a que nuevos vecinos vayan abandonando el pueblo.

 

Nota informativa

Con motivo de la construcción del Pantano, se expropió toda la huerta del pueblo de Santolea y algunos edificios de la parte baja del mismo. Entre estos edificios están los ocupados por instalaciones muy modestas; pero tan necesarias para el pueblo, como el molino de harinas, el de aceite y la central que suministra energía para el alumbrado del pueblo.

Ante la situación en que ya se veía iba a quedar el pueblo, el Ingeniero Director del Pantano y la Junta de Obras del mismo, propusieron que se estudiase  la forma de expropiar terrenos de secano en Valmuel  (Alcañiz) y de trasladar a los vecinos de Santolea que lo quisieran, a dicha zona de Valmuel, cuya conversión en regadío, se lleva a ejecución, se empezó a estudiar en aquella época (1929). Esta propuesta no fue aceptada por que se entendió que la legislación vigente sobre expropiación forzosa, no autoriza esta clase indemnizaciones y que únicamente cabía el pago según justiprecio de las fincas expropiadas, con el 3% de afección.

No obstante, la Confederación tomo datos de todos los edificios del pueblo e inició un expediente de indemnización por perjuicios indirectos.

La implantación de la República dejo en suspenso este expediente. Y en Noviembre de 1932, el Ministerio ordenó se procediese a cerrar las compuertas y embalsar las aguas, aun si haber pagado las fincas. El embalse se llenó en un mes sin dar tiempo a los vecinos de Santolea para recoger la cosecha de aceituna.

En Enero de 1933 se pagaron las fincas y en Diciembre del mismo año, las valoraciones de las cosechas perdidas al embalsar las aguas, según expediente incoado a tal fin.

Con esto se dio por terminado el asunto por lo que a indemnizaciones en metálico se refiere. Pero no parece fácil que después de transcurridos más de veintidós años pueda justificarse el pago de otras indemnizaciones mientras no se presenten nuevas causas que las motiven.

Como compensación de otro tipo, el pueblo de Santolea, secundado por los de Dos Torres, Cuevas de Cañart y Ladruñán, solicitó la construcción, de un camino vecinal desde Santolea a empalmar con la carretera que une Las Planas de Castellote con Bordón. Este camino exige construir un puente sobre el embalse, puente que se sacó a subasta, no presentándose ninguna proposición. El camino entre el puente y la carretera Las Planas Bordón, está construido. Y el ramal entre Santolea y el puente, se estudió pero quedó en suspenso por que había criterios opuestos en el pueblo sobre el lugar (parte alta o parte baja del pueblo) de origen del camino. Y cuando la actual Dirección de la Confederación había encargado se diera preferencia a este estudio, con un camino que se bifurcase en dos ramales para atender a las dos diferentes aspiraciones de los vecinos, se ordenó el estudio de la ampliación del embalse y quedó en suspenso aquel estudio, porque el trazado de aquel camino, si se construyese, ha de fijarse después que se conozca el nivel máximo de las aguas, una vez recrecida la presa.

 De la huerta expropiada a Santolea, hay una pequeña zona que queda por encima del máximo nivel que pueda alcanzar las aguas actualmente. Hay otra zona, más extensa(dentro de la cual se encuentran los molinos y la central eléctrica) que por estar a nivel inferior a la coronación de la presa, pero superior al vertedero de superficie, solamente se inunda cuando estando el embalse lleno, sobreviene una avenida del río. Las veces que ha ocurrido esto, solamente se ha inundado la parte más baja de dicha zona y por pocas horas.

Hay por lo tanto terrenos e instalaciones propiedad de la Confederación, cuyo aprovechamiento ofrece gran interés para el pueblo. Por estimarlo así la Confederación toleró desde 1933 que los vecinos de Santolea cultivasen las tierras y explotasen los molinos y central eléctrica. Esta situación se legalizó después de la Guerra mediante contrato de arrendamiento otorgado con las formalidades debidas, en el que quedó a salvo el derecho de la Confederación a ocupar las fincas arrendadas si se acordase instalar alzas móviles en el aliviadero o recrecer la presa. Esta coyuntura puede presentarse ahora.

El deseo de la zona baja del Guadalupe (Castelserás, Alcañiz y Caspe) de ampliar su zona regable; la necesidad de tratar de llevar al máximo el aprovechamiento de las aguas (que no se logra con el actual embalse, porque precisamente para no causar mayores daños al pueblo de Santolea, se le dejo con menor capacidad de la que los recursos del río permiten) y el deseo de crear e Caspe una nueva zona de regadío que compense con amplio exceso la que perdería en el caso de que se construya la proyectada presa de Mequinenza en el Ebro, motivaron que la instancia de aquellos regantes de la zona baja la resolviese el Ministerio ordenando a la Confederación que estudie la ampliación del embalse en el grado que permitan los recursos del río.

Este estudio está muy avanzado. Si cuando se presente al Ministerio es aprobado por éste y, si a consecuencia de él se inundan tierras no expropiadas del pueblo de Santolea, se hará verdaderamente difícil la vida de este pueblo. Pero puede confiarse fundadamente que si tal caso se da, será fácil lograr la concesión de indemnizaciones análogas a las que por iniciativa de esta Confederación concedió el Decreto de 8 de marzo de 1936 a los afectados por el embalse del Ebro en Reinosa y que estableció la norma aplicada por otros decretos a casos análogos motivados por diversos pantanos de la cuenca del Ebro y de otras cuencas.

En resumen: Mientras no varían las circunstancias y condiciones que actualmente y desde hace veintidós años se desarrolla la vida del pueblo de Santolea, parece difícil que obtenga indemnizaciones en efectivo; pero si se acuerda y lleva a ejecución el recrecimiento, puede confiarse, sin duda alguna, que se estudiaran  concederán indemnizaciones justas y generosas.

 

El ramal a que ha ce referencia el escrito anterior, fue en varias ocasiones señalizado y siendo chicos veíamos con ilusión aquellas estacas clavadas en el suelo que iban marcando el terreno por el que supuestamente pasaría la carretera, pasando por Las Calzadas Heredades y camino de las Horcas, para buscar el sitio más adecuado para entrar en el pueblo, aunque siempre quedó en buenas intenciones, nunca realizadas, tanto la construcción de dicho ramal como el puente, caballo de batalla de las reivindicaciones vecinales.

Aunque desde el inicio del Pantano, fue una constante de abandonos del pueblo, la causa principal que precipitó la última emigración importante, fue el año 1955, que el día 4 de Agosto, una tormenta de piedra como nadie recordaba, asoló el término; se perdió la cosecha, pero lo más grave fue que los árboles quedaron en difíciles condiciones para años sucesivos; las piedras que cayeron del tamaño de huevos de gallina, rompieron los tejados de las casas, el olivar quedó destrozado y finalmente el invierno que fue frío en exceso, terminó helando el olivar, con lo que el desánimo se apoderó de los vecinos, lo que les ayudó a tomar la decisión de marchar.

 

Por este tiempo se estaba construyendo dos pueblos de Colonización, para su puesta en regadío, (Valmuel y Puig Moreno), que se regarían con el agua del pantano de Santolea como damnificados, tenían preferencia sobre una parcela y una casa el que lo solicitara, por lo que varias familias decidieron trasladarse a estos pueblos. Este sería un golpe duro para el pueblo, puesto que perdía un grupo importante de familias.

 

Año 1958 Se produce la segunda emigración masiva. En esta ocasión, será 12 familias que se trasladan a los nuevos regadíos de la zona de Valmuel.

Estos dos pueblos que en un principio se les llamó  Alpeñés y el Campillo, pensando que los vecinos de estos pueblos turolenses, se trasladarían a los nuevos regadíos, aunque esto no sería cierto, algunos si se instalaron en ellos, pero otros decidieron quedarse en sus antiguos pueblos. Más tarde se les cambió el nombre por el de la zona en que estaban ubicados y que fueron Puig Moreno y Valmuel.

Los hijos de Santolea, tenían preferencia sobre otros a una parcela y una casa y así vemos como dentro del grupo de primeros colonos, se instalan 12 familias. 12 matrimonios con sus correspondientes miembros familiares, que será un duro golpe para aquel pueblo que lentamente se va desangrando.

 

Las familias que a todas las recordamos con cariño son las siguientes:

Antonio Peralta Serrano y Julia Gargallo

Aurelio Soler Aguilar y Miguela Aguilar Portolés

Francisco Ballestero Buñuel y Severina Grau Grau

Francisco Repullés Carceller e Isabel Ejarque Blasco

Joaquín Aguilar Artola y Pilar Lamiel Aguilar

José Espada Moliner y Mariana Clemente Espada

José Mª Ballestero Ballestero y Piedad Blasco Julve

Juan Ramón Ballestero Giner y Miguela Portolés Aguilar

Miguel Ballestero Buñuel y Dolores Cortés Llamboy

Miguel Combas Asensio y Pilar Figols Giner

Pedro Portolés Aguilar y Pilar Segura Troncho

Ramón Royo Milián y Ramona Grau Grau.

 

Más tarde les seguirían algunas más, pero como primeros colonos de Santolea, sólo podemos considerar a estas doce familias.

                               

Sus vías de comunicación

 

El Río

La primera vía de comunicación y por la que vinieron a nuestras tierras los primeros pobladores en la prehistoria, fue el río Guadalope, pero luego fue un gran aliado para llevar por él algunos productos como la madera, que procedentes de los pinares de Villarluengo y en otras ocasiones desde los montes de La Ginebrosa, se utilizaron para la construcción de algunas iglesias, en Alcañiz, que a título de curiosidad veremos algún ejemplo a continuación.

 

Pedro Lizarca prior del convento de Santa Lucía de la Orden de Predicadores de la ciudad de Alcañiz, pacta con Martín Matheo, labrador vecino de Calanda una capitulación y concordia el día 1 de Marzo de 1666 en presencia del Notario Joseph Vicente Arcos, para traer y depositar dentro del convento, cuarenta maderos.

 

Martín Matheo, en virtud del documento suscrito, promete y se obliga a traer y que trairá los Quarenta Maderos de treinta y seis palmos cada uno del presente día de oy asta el día de San Miguel del mes de setiembre de este presente año de mil seiscientos sesenta y seis; y se obliga a darlos puestos dentro del Convento a medio crecido que venga el río; y que dhos Maderos sean del término de la Ginebrosa.

 

Ittem, Dice el Padre fray Pedro Lizarça, Prior de dho Convento, en nombre y voz de dho Convento, puestos dhos maderos dentro del dho Convento. Promete y se obliga a pagarle catorce reales de cada unos de dhos maderos...

 

Al año siguiente (1667), fray Joseph Grañena, nuevo prior del convento, pactan y firman con Martín Chavarro, carpintero y vecino de Alcañiz, el día 3 de Marzo una capitulación y concordia en la forma siguiente.

 

...es pactado q. Martín Chavarro aya de cortar y traer y dar puestos debaxo del puente de dicha Ciudad de junto al Convento quarenta y cinco Maderos q. ayan de tener y tengan trenta y siete palmos de largo y de ancho después de escuadrados an de poder quedar conforme colos de la celda del dicho Padre Prior; los cuales dichos Maderos ayan de ser o sean del pinar de Villarluengo, o, del pinar de la Cogula de Monrroyo, a voluntad del dicho Martín Chavarro; y que la licencia y corte aya  de ser por cuenta del dicho P.Prior, con q. el dicho Martín Chavarro sólo tenga que darlos redondos y el Padre Prior se los aya de hacer cuadrar por su cuenta.

Ittem. Es pactado q. por cada Madero q. recibiere el dicho Padre Prior a su forma dicha le aya de dar y dé a diez y ocho Sueldos por cada uno Madero...

 

 

Diciembre de 1753. Miguel Sanz de Pedro, José Deler, Francisco Jordán, Alejandro Balaguer y Miguel Montero, vecinos de Calanda se obligan a cortar y trasladar desde los pinares de Villarluengo, doscientos pinos para la fábrica de la iglesia colegial de Alcañiz y como curiosidad, veremos las condiciones.

 

... prometemos y nos obligamos a cortar para la fabrica del nuevo templo de Santa María la Mayor de Alcañiz, en el pinar de Villarluengo en el creciente de la luna del mes de enero próximo, doscientos pinos para sacar de ellos, doscientos tallos de a catorce palmos de largo, que tengan palmo y medio de frente por la parte delgada, y sacar también doscientos maderos que tengan de frente un geme por la parte delgada, y han de ser y tener de largo, es a saber, los sesenta maderos, de a treinta y cuatro palmos cada uno, y los demás, de veintiséis a veintiocho palmos. Cuya madera prometemos y nos obligamos conducir a nuestro riesgo y expensas por el río Guadalope hasta el pontarrón del portal de San Jaime de esta dicha ciudad, por el río Alto, dados y puestos fuera del agua. Y esto por todo el mes abril primero viniente del presente año de mil setecientos cincuenta y tres. Y por cada un tallo y por cada un madero de veintiséis y veintiocho palmos, nos ha de pagar y satisfacer la junta de fábrica de dicha ynsigne yglesia a razón de siete sueldos jaqueses por cada uno. Y por cada un madero de treinta y cuatro palmos de largo, nos ha de pagar a razón de ocho sueldos jaqueses y ocho dineros por cada uno.

Y será  de cuenta de la junta de fábrica pagar al Ayuntamiento de la villa de Villarluengo el drecho del corte, que es de un sueldo cada pié o lo que fuere.

Y de la nuestra, exporgar y limpiar aquellos pies o pinos que tuviéremos obligación.

Y dicha junta de fábrica deverá sacar del cavallero corregidor de esta ciudad la licencia necesaria para conducir y vajar dicha madera por el río Guadalope. Y que no se nos ponga embarazo ni impedimento alguno...

 

Como podemos ver, es el río  Guadalope el medio para poder transportar esta madera a su destino, el único en aquel momento, y suponemos las dificultades por la que atravesarían hasta hacerla llegar. Seguramente uno de los principales problemas se les presentaba a poco de salir del término de Villarluengo, al encontrarse con el Puente Natural de la Ponseca, donde el río desaparece durante un espacio, lo que crearía serias dificultades para salvar esta zona. A continuación veremos otro de aquellos contratos que se hicieron, y las condiciones tratadas en ellos.

 

 

 

7 de Mayo de 1741

Cristobal Mustiels, Joseph Arpal, Andrés de Pedro, Jaime Marco, Miguel Dolader, Joseph Dolader, Francisco Dolader, Miguel Dolader de Juan, Manuel Dolader- vecinos de la villa de Caspe y al presente hallados en la ciudad de Alcañiz -y Juan de la Fuente- vecino de dicha ciudad-, en atención a que en el término de la villa de Villarluengo y a la lengua del agua del río Guadalope se hallan quinientos treinta maderos poco más o menos que se han cortado para la fábrica del nuevo templo de la insigne iglesia colegial de esta ciudad, cuya conducción havemos ajustado y convenido con la ilustre junta de fábrica de dicha iglesia, como abajo se dirá. Por tanto, juntamente prometemos y nos obligamos a conducir y traher por el expresado río Guadalope los dichos quinientos treinta maderos hasta el azud llamado de las Rozas de esta ciudad, pagándonos dicha ilustre junta por cada un madero que condujéramos hasta dicha azud, siete sueldos jaqueses.

Ittem. Es pacto y convenido que si por imposibilidad e inconvenientes que acontecen en los ríos se perdieran o dejaran de llegar algunos maderos, no tengamos obligación de reemplazar otros.

Ittem es pacto que puesta dicha madera en la expresada azud de las Rozas se nos haya de asistir con gente necesaria para conducirla hasta el pontarrón del portal de San Jaime, en donde se deverá sacar; asistiendo nosotros dichos otorgantes, hasta que este toda fuera del agua.

Ittem es pacto y convenio que la expresada conducción la havemos de hacer dentro término de cuarenta días, contaderos del de la fecha de esta escritura en adelante, con prevención y advertencia que si en este tiempo se aminorase el agua el agua del río de forma que no pudiere conducirse dicha madera, la devereos sacar o arrimar a puesto y paraje donde no tenga riesgo en donde este segura hasta que el río traiga suficiente agua para su conducción...

 

Como hemos podido ver, todos estos transportes de madera por el río, los contratantes especifican bien las condiciones en que se hará y siempre dependiendo del caudal de agua que lleve el mencionado río Guadalope.

 

Otras vías de Comunicación

 

En un mapa del año 1816, vemos el recorrido de aquello caminos llamados principales que ponían en comunicación los distintos pueblos, en el que observamos que el que venía de Villarroya de los Pinares, Fortanete, antes de llegar a Cantavieja se divide en dos, el primero pasa por Cantavieja, La Cuba se queda a la derecha, pasa por La Mata y Zorita en la provincia de Castellón, Las Parras quedan a la izquierda, sigue por Aguaviva y en Más de las Matas. El segundo pasa por Mirambel, Tronchón,  Olocau se queda a la derecha, pasa por Bordón, Luco de Bordón se  queda a la derecha, pasando por el Puente de Castellote, el punto más cercano a Santolea, pasando por Castellote, Montijo queda a la izquierda, llegando a Más de Las Matas, donde se une con el anterior siguiendo hasta Calanda donde se separan dirigiéndose uno hacia Alcañiz y el otro hacia Híjar.

Puente de Castellote

Junto a este puente, pasaba el camino que se comunicaba Santolea con Castellote por la margen izquierda del río, camino que años más tarde seguiría la carretera que se construyó en 1899, al hacerse el Túnel de Castellote. Una vez salvado el cañón, el camino discurría entre la huerta hasta llegar al pueblo.

En un principio, la comunicación con Dos Torres y Ladruñán, sería por el camino de la Balsa, al que se le llamaba, Camino Real y el recorrido sería el siguiente, Costera del Balsar, cabezo de la Cuesta, donde se dividían y seguían rutas distintas, el primero  por El Casal, el Pino y las  Quebradas, hasta llegar al Barranco Licesa que entraba en el término de Dos Torres. El segundo pasaba por las Hiladas, Planazos y Valdejimeno, hasta llegar a las Contiendas que se iniciaba en término de Ladruñán.

Otro camino era el que subía por La Sardera y El Portellar, atravesando la loma de Tablada, pasaba por la Fuente del Salz, llegar hasta Molinos, Berge y Alcorisa.

Pasaron los años y a Dos Torres accedía por la carretera que se construyó hasta Cuevas de Cañart, con lo que se acortó y mejoró el recorrido. A Ladruñán se hizo un camino, que saliendo por la costera de la Herrería, cruzaba el Barranco de Dos Torres y entre la huerta, pasaba por el Gramenal, La Gascona, donde había un lavadero, las Vegatillas, el 

Planazo hasta llegar a Las Contiendas, pero al embalsar más tarde la huerta, también le afectó a este camino, que hubo que rectificar, haciéndolo pasar por el puntarrón de la acequia Mayor atravesando el Barranco de Dos Torres por el Molino viejo y paralelo a la acequia Mayor, por el Gramenal y La Gascona, donde se volvió a construir el lavadero y siguiendo por Vegatillas donde se unía al antiguo. Finalmente, con la construcción de una pista para sacar madera, se acondicionó e hizo posible llegar los coches hasta el pueblo.

Como consecuencia del  Pantano, el camino y carretera que pasaba por el Puente de Castellote, quedó inutilizado y se hizo otra en sustitución de ella, que partiendo de las casas del Pantano, subía por la Loma del Catalán volviendo a descender hasta los Valejos, donde se unía a la anterior.

 

 

El aumento de población del siglo XVI, hizo necesario el poner nuevas tierras en cultivo, por lo que hubo que recurrir a abancalar laderas de terreno construyendo calzadas de piedra que ayudaran al mantenimiento de las nuevas tierras. Al mismo tiempo se utilizaron estas calzadas para la plantación de parras y que cumplían dos funciones, ayudar a dar mayor consistencia a las paredes y tener un nuevo aprovechamiento con el producto que producían.

En algunas ocasiones y para no perder tierra cultivable, se utilizaba estas calzadas para construir pequeños refugios, que servían de protección en momentos puntuales, como tormentas ocasionales y también para tener protegidas herramientas o mantener el agua protegida del sol. 

Calzadas de piedra en la Vega del Molino

Al mismo tiempo para acceder de un bancal a otro, se utilizaban escales de piedra incrustadas en las propias calzadas, aprovechando al máximo el espacio útil.

 

En las siguientes imágenes, podremos ver alguna de estas escaleras y pequeños refugios, que hemos halado en la vega y Valdejimeno.

Una de estas escaleras
Refugio en La Vega
Otro en el Valdejimeno
Zona abancalada en Valdejimeno

Al mismo tiempo se fueron construyendo acequias para aumentar la huerta, en la que se fueron cultivando productos como  el cáñamo o el lino, que fue la base para la creación de nuevos oficios, como en soguero y tejedor de lienzos, este último fue una profesión que atrajo a muchos pobladores de pueblos vecinos, preferentemente de Dos Torres, Las Planas y una mayoría de Luco de Bordón, todos ellos ayudaron a aumentar la población.

 

Al terminarse el Pantano e inundar su huerta, estos profesionales fueron los primeros en emigrar, buscando otros lugares en los que establecerse o dedicarse a otra profesión, por eso en este momento encontramos descendientes de Santolea por todas partes, que después de muchos años hemos contactado con alguno de ellos, residentes en Argentina, Brasil, Panamá y otros dentro de muchas poblaciones de España.

 

Llama la atención algunos descendientes de Santolea, que después de haber pasado muchos años, sienten curiosidad por conocer datos de sus antepasados y recibimos a menudo solicitudes de aquellos que un día se fueron, si les podemos ayudar a conocer su árbol genealógico, lo que hacemos gustosamente en la medida que podemos y de esta forma hemos conseguido relacionarnos con muchos de ellos.

 

 

 

Este año 2019 cuando  iba a dar por finalizado este trabajo, un nuevo acontecimiento ha hecho necesario prolongarlo un poco más, la aparición del Puente de Castellote.

Este puente era un gran desconocido para muchos y un olvidado para otros. Desde el año 1932, cuando las aguas del Pantano inundaron todas sus huertas, el también quedo sumergido y así ha estado durante más de ochenta años, habiendo esta al descubierto en contadas ocasiones, por lo que para muchos ha sido un acontecimiento la noticia de su existencia y ha despertado la curiosidad de muchos, al publicar en varios medios la noticia.

 

Había quedado en el olvido aquel Puente que fue uno de los primeros en unir las dos orillas, por el que pasó uno de aquellos caminos, llamados Principales y que comunicaban los distintos pueblos, entre ellos, Castellote y Santolea.

 

Observando su construcción, se vieron las marcas de los canteros que aparecían en sus piedras y que en ocasiones correspondían con las mismas marcas halladas en el Castillo de Castellote o en alguna otra construcción de la época, lo que hizo que varias personas se interesaran por el asunto y se empezó a recoger firmas para su conservación, pero como este Puente en el lugar que ocupa, va a ser construida una nueva presa, puestos en contacto con Patrimonio, se consigue que sea desmontado piedra a piedra, para su posterior montaje en otro lugar que se decida.

 

Según las personas que lo han visitado, se ven hasta 23 marcas de canteros distintos, que participaron en esta obra y hoy se ha iniciado su desmontaje.

Marcas de los canteros que trabajaron en este Puente
Puente de Castellote, foto de archivo

Este  era el Puente antes de la construcción del Pantano de Santolea, que  durante tantos años, muchos no lo habían visto.

 

El interés por su conservación, arranca del recuerdo del Puente de Santolea, que en el año 2010, fue derribado, en aquel caso para la construcción de la Presa de Cola, que ocupa lo que fue el puente y que el día 16 de Febrero de aquel año, pudimos ver el desagradable espectáculo de su demolición.

 

Aquellas imágenes quedaron grabadas en la memoria de muchos y movió  a tratar de evitar otro episodio parecido con este otro Puente muchos más antiguo que aquel y parece que de momento se ha conseguido, ahora falta que lo podamos ver nuevamente montado, en algún lugar que nos permita seguir disfrutando de aquel trabajo que un día hicieron nuestros antepasados.

 

Todas estas imágenes quedaran grabadas en nuestro recuerdo y nuestro archivo personal una vez que haya sido desmontado, pero nos quedará la satisfacción de haber colaborado en mantener el recuerdo y hacer llegar a todos, como fue aquel Puente.

Últimos días del Puente de Castellote

Hemos hecho un pequeño recorrido por nuestra historia, recordando momentos muy importantes del pueblo que nos vio nacer y del que sin duda guardamos los mejores recuerdos, sus gentes, sus tradiciones y costumbres, donde tuvimos nuestros primeros amigos y que poco a poco fueron marchando y a los que años más tarde, nos unimos a la emigración forzada, desde esta líneas, un abrazo para todos, donde quiera que os encontréis.

 

José Aguilar Martí

Marzo 2019